Décimo domingo después de Pentecostés

El mensaje del fuego

Night sky with stars, silhouetted figures visible in foreground.
Photo by Thom Milkovic on Unsplash; licensed under CC0.

August 14, 2022

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Comentario del San Lucas 12:49-56



Este pasaje de Lucas está ubicado en el contexto de otros pasajes en los que se hace hincapié en vivir conscientes, atentos (Lc 12:33), libres de temor y ataduras, confiando en el amor de Dios (Lc 12:24) y correspondiendo ese amor en el diario vivir (Lc 12:34). Quien no vive de esta manera, no conoce a Dios (Lc 12:42) y se arriesga a sufrir innecesariamente las consecuencias (Lc 12:21).

El desconocimiento de Dios les priva de captar la historia y la opción presente para ellos: seguir los pasos de Jesús y ver el Reino acercándose, para juzgar y cambiar lo que ya no se puede sostener.

El juicio de Dios está al servicio de la justicia. No hay justicia sin juicio, ni paz sin justicia. El camino para lograrla es, para algunos, tan amargo como el fuego y las divisiones, pero estas apuntan hacia quién y qué necesita ser transformado.

En el evangelio de Lucas, el fuego es símbolo de la obra transformadora del Espíritu Santo sobre el pueblo de Dios y, por lo tanto, buena nueva, aun para quienes tenemos rabo de paja, pero queremos seguir a Cristo. Por ello Jesús dice: “¿Y qué quiero, si ya se ha encendido?,” o como queda más claro en otras versiones “¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!” (v. 49).

El fuego lo encontramos también cuando Juan el Bautista anuncia que Jesús bautizará a los creyentes con el “Espíritu Santo y con fuego” (Lucas 3:16), y cuando los discípulos reciben el Espíritu Santo y aparecen lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos (Hechos 2:3).

Cuando la separación es buena nueva

Como hija de padres divorciados, mi primer impulso es temer las divisiones. Me esfuerzo por buscar unión entre las partes y rechazar a quien la amenaza. Pero cuando en el mundo reinan la injusticia, el abuso y la discriminación, la división es necesaria para cuidar a quien vive vulnerable y crear una comunidad amorosa donde la vida pueda florecer y el abuso terminar. Queramos o no, en este caso, lo contrario es seguir optando por la injusticia.

En el mensaje apocalíptico, escrito para tiempos en crisis, es imposible ser neutral. Cuando se revela el Reino de Dios en medio de la crisis, la única opción es escoger entre ser frío o ser caliente (Ap 3:16). No hay término medio. Es hora de definir por qué reino votamos.

¿Qué nos impide decidirnos por el reino de Dios?

Hace un año preguntaba a mis amistades: “Si sabemos que la tierra ya no puede soportar un estilo de vida consumista como el nuestro, ¿por qué es tan difícil cambiar nuestra manera de vivir?”

La respuesta apuntó a muchas cosas,1 y una de ellas fue el precio social y el temor al estigma de actuar de manera diferente en una cultura dominante, sin tener un soporte social suficiente que nos acompañe en el camino.

Es cierto. Somos seres sociales, queremos ser aceptados, buscamos comunidad. Pero el juicio de Dios no es para separarnos indefinidamente, sino para reconciliar al mundo con Dios.

En el reino de Dios, la división es camino a oportunidades nuevas, restauración, reconciliación con el todo, no sólo entre unos pocos, una clase, una raza, una nación, un género. Es también la oportunidad de vivir en armonía con la tierra (Col 1:20).

La división, desde la visión del Reino, es para crear una comunidad de amor. Es para imitar lo que hacen los árboles de secuoya, que se apoyan unos a otros, se advierten mutuamente, se alimentan, se comunican y viven juntos, sosteniendo la red y constituyendo una comunidad amorosa de árboles milenarios.2 Lo mismo es posible hoy para la humanidad.

Conocer los tiempos nos pide mirar el fuego

El bosque del Parque Nacional Yosemite está en llamas. Aunque los incendios forestales ocurren de manera natural, la frecuencia de estos incendios es producto de las sequías provocadas por el cambio climático, que secan la tierra y la hacen más propensa a los incendios.

Los años que van del 2013 al 2021 están entre los 10 años más calurosos registrados en la historia humana.3 Recuerdo claramente cuando comenzamos a batir los récords, una, dos, tres veces, y en muy poco tiempo, batir récords se ha convertido en la norma.

La selva amazónica,4 fundamental para mitigar el cambio climático y fuente de agua para todo un continente, es fruto de un proceso evolutivo de seis millones de años, y no se puede reforestar para restaurarla. Entre corte y quema ya ha perdido el 17% de su cubierta forestal para la cría de ganado, el cultivo de la soja y algodón.

¿Qué nos dicen estos vientos? ¿Qué miramos en este fuego?

Adrienne Maree Brown5 rasga a través del tiempo y lo dice de manera inigualable:

Las cosas no están empeorando, se están destapando. Debemos abrazarnos fuerte y seguir corriendo el velo … debemos aumentar nuestra tolerancia colectiva a la verdad. Esto significa que debemos aprender a contener toda la amplitud de emociones que sentimos al escuchar la verdad, y seguir escuchando, cambiando, actuando, aprendiendo. Debemos estar dispuestos a mirar lo que realmente tiene que suceder para abordar la verdad.

En el mensaje de Jesús, el fuego y las divisiones revelan la presencia del pecado en el mundo, del que Jesús quiere liberarnos. No mirarlo y negarlo es alejarnos de la luz del Reino.

El fuego y las divisiones se convierten en buena nueva cuando un pueblo comprende el tiempo en el que vive y se entrega a la obra transformadora del Espíritu de Dios para sus vidas y para el mundo.

De la misma forma, los incendios que hoy amenazan árboles milenarios y gigantes en Yosemite6  o la tala y quema de la selva amazónica, sólo pueden convertirse en buena nueva cuando el pueblo de Dios reconozca en ellas la voz de una tierra que dice “¡Basta!,” acepte con fe apartarse de un modo de vida que destruye, discrimina, explota, contamina y mata, y esté dispuesto a crear comunidades como la de los árboles de secuoya.

Conocer los tiempos requiere mirar la injusticia provocada por nuestro modo de vida, alejarnos de lo que destruye y acercarnos y proteger lo que da vida y restaura.

Así, en nuestra transformación activa, el fuego que ocurre naturalmente en Yosemite también será señal de buena nueva para los conos de secuoya que yacen en el suelo y están esperando poder abrirse para liberar sus semillas, y germinar nuevos árboles con la ayuda de un clima estable y el agua que viene de la selva amazónica.7

Frente al cambio climático, el reino de Dios nos reta a elegir. Hoy es el momento de las oportunidades. En ocho años tal vez sea tarde o tal vez sea más difícil para muchos decidir.8

Es tiempo de mirar el fuego y desear con Cristo ¡que ya esté ardiendo en nuestras vidas!


Notas

  1. https://www.bbc.com/future/article/20200618-climate-change-who-is-to-blame-and-why-does-it-matter
  2. https://www.panamericana.com.co/la-vida-secreta-de-los-arboles-567732/p
  3. https://www.climate.gov/news-features/understanding-climate/climate-change-global-temperature
  4. https://wwf.panda.org/discover/knowledge_hub/where_we_work/amazon/about_the_amazon/
  5. http://adriennemareebrown.net/2017/02/03/living-through-the-unveiling/ (Mi traducción).
  6. https://www.washingtonpost.com/climate-environment/2022/06/14/sequoia-trees-threatened-climate-wildfires/
  7. https://www.interfaithrainforest.org/s/Interfaith_Protestant_ESP.pdf
  8. https://www.bbc.com/mundo/noticias-45785972