Decimotercer domingo después de Pentecostés

El Texto en su Mundo Bíblico

In the Vineyard
Millet, Jean François, "In the Vineyard" from Art in the Christian Tradition, a project of the Vanderbilt Divinity Library, Nashville, Tenn. Original source.

August 14, 2016

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Comentario del San Lucas 12:49-56



El Texto en su Mundo Bíblico

La mejor manera de apreciar la enorme similitud que existe entre los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas es leer cada uno de ellos de principio a fin, de una sola sentada, en orden cronológico. Comenzando por Marcos, el primer evangelio canónico que puso por escrito las historias sobre Jesús (65-70 Era Cristiana), y siguiendo luego con Mateo (80-85 EC), y después terminando con Lucas (85-90 EC), descubriremos que la similitud entre los evangelios se debe a que, según los eruditos, Mateo y Lucas usaron el texto de Marcos como su fundamento, además de una segunda fuente común llamada “Q” (del alemán quelle que significa fuente) y otras dos fuentes llamadas “M” y “L” que explican la procedencia de las historias únicas en Mateo y Lucas, respectivamente.

Cuando leemos el pasaje de hoy en Lucas 12:49-56 nos damos cuenta de que su tema es la escatología, es decir, habla de las cosas finales, del fin de la historia. Si lo comparamos con sus equivalentes en Marcos y Mateo, nos daremos cuenta a primera vista que Marcos no contiene estos versículos; solo aparecen en Lucas y Mateo. Una lectura más meticulosa del pasaje nos deja ver que los textos de Mateo y Lucas no son exactamente iguales; los vv. 49 y 50 solo aparecen en Lucas: “Fuego vine a echar en la tierra, y cómo quisiera que ya estuviese ardiendo. Pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!” (Traducción personal).

¿De qué fuego y bautismo está hablando Jesús y de dónde ha sacado Lucas este texto si no está en Marcos ni en Mateo? Una posible fuente es el evangelio de Tomás, el cual contiene 114 dichos de Jesús y se piensa que pudo haber sido escrito entre el año 50 y el 200 de la Era Cristiana. Los dichos 10 y 82 hablan particularmente del fuego:

10. Jesús ha dicho: He arrojado fuego sobre el mundo y he aquí que lo estoy vigilando hasta que arda en llamas.

82. Jesús ha dicho: Quien está cerca de mí está cerca del fuego, y quien está lejos de mí está lejos del Reino.1

Si leemos un dicho a la luz del otro, podemos aducir que el significado de fuego es positivo. Por el contrario, cuando se habla de fuego en Marcos y Mateo por lo regular se hace de manera negativa; se asocia con el castigo que vendrá con el juicio final. Pero en el caso de Lucas, así como en Tomás, el fuego del que habla Jesús aquí no parece estar asociado con destrucción o castigo.

Para entender el significado de estos símbolos en Lucas, es importante recordar que para este evangelista la historia de Jesús solo tiene sentido a la luz de la historia de Israel, pues son una sola historia; la historia de la salvación que Dios ha venido realizando desde el principio. Visto de esta manera, podemos entender que el Espíritu Santo sea central en Lucas, pues representa la presencia de Dios, la cual se deja sentir desde el inicio del evangelio cuando dice que Zacarías, Elizabeth, María y Juan estaban llenos del Espíritu Santo, y también que Simeón en el templo actuó guiado por el Espíritu Santo. En el Antiguo Testamento, la presencia de Dios también se simboliza como fuego; la columna de fuego que acompañaba al pueblo por el desierto. Además, cuando Juan está bautizando en Lucas nos recuerda que él bautiza con agua, pero que viene uno más poderoso que él quien bautizará con el Espíritu Santo y fuego (Lc 3:16).

En Lucas, según parece, fuego y Espíritu Santo van de la mano como fuerza que da vida, impulsa y edifica. Así vemos cómo en el segundo volumen de Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, se hace referencia a las lenguas de fuego que se manifestaron en la comunidad como el poder del Espíritu Santo en la gente; la presencia misma de Dios guiando a la nueva iglesia. Además, ese fuego y Espíritu propician el hecho de que “todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas… [p]erseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hch 2:44-46). Ante esta manifestación del Espíritu que unifica, ¿cómo se pueden explicar los versículos de nuestro pasaje que hablan de la división que el fuego y el bautismo de Jesús generan?2 En el comentario del domingo pasado, mencionábamos cómo a veces es difícil entender la secuencia de historias y dichos de Jesús en los evangelios porque corresponden a un orden arbitrario y no real, por lo cual necesitamos leer esos pasajes en el contexto de todo el evangelio, considerando el sentido de unidad que el evangelista ha querido darle a su obra.

El Texto desde Nuestra Realidad

Desafortunadamente en muchas denominaciones el crecimiento de las iglesias se ocasiona por la división y no por la multiplicación. ¿Cuántas veces no se ha creado división en nuestras iglesias, abusando de este versículo, como si la división de la iglesia fuese el estado permanente al que nos ha llamado Dios? La cultura y las ideologías pueden impulsarnos a la división, pero el llamado de Dios es a la unidad. Tengamos cuidado de defender posiciones que surgen del miedo, por querer excluir a quienes son diferentes a nosotros y a nosotras, en lugar de actuar a partir de un amor inclusivo. Ciertamente paz es lo que Dios quiere para su pueblo y creación, pero a veces el camino hacia la paz es arduo, y en un contexto de cambio constante, el desafío se hace aún mayor.

El Texto para la Predicación

Según los eruditos, el discurso escatológico de Jesús era de tipo apocalíptico, es decir, auguraba un final catastrófico en el que Dios intervendría para exterminar este mundo pecador y contaminado y traería un nuevo cielo y una nueva tierra en la que reinarían los fieles resucitados.3 Sin embargo, esta idea del Jesús apocalíptico parece cambiar en Lucas. El discurso escatológico de Lucas parece estar más bien en un punto medio entre el final apocalíptico y el profético, y este último llama al arrepentimiento y perdón y al trabajo de reconstrucción, aquí y ahora. El fuego con el que Jesús está tratando de encender el mundo no es para destrucción, sino para purificación y refinamiento; es el bautismo de fuego para encender nuestros corazones en el trabajo del reino. Las divisiones, oposición y falta de paz serán el resultado de luchar contra quienes buscan mantener la iglesia en un estado de autocomplacencia y comodidad. El llamado es a ser voz profética que sabe leer los signos de los tiempos.


1. http://www.mercaba.org/FICHAS/Religion/evangelio_segun_el_apostol_tomas.htm (consultado: 4 de Agosto, 2016).

2. Los siguientes dichos del evangelio de Tomás también encuentran eco en el pasaje para hoy:

16. Jesús ha dicho: Quizás la gente piense que he venido para lanzar paz sobre la tierra, y no saben que he venido para lanzar conflictos sobre la tierra, a fuego, espada y guerra. Pues habrá cinco en una casa, estarán tres contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y estarán de pie como solitarios.

91. Le dicen: Dinos quien eres tú, para que podamos confiar en ti. Él les dice: Escudriñáis la faz del Cielo y de la tierra mas no habéis conocido a quien está frente a vuestro rostro, y no sabéis preguntarle en este momento. 

3. Véase el discurso apocalíptico del capítulo 13 de Marcos.