Comentario del San Lucas 12:49-56
Una de mis obras teatrales favoritas es el musical “El Violinista en el Tejado.”1
El personaje principal de la obra (Tevye) es un lechero judío que vive con su esposa y sus cinco hijas en el poblado de Anatevka, Rusia, a comienzos del siglo XX. El mundo y los valores en los cuales Tevye se había criado están pasando por una serie de cambios vertiginosos. Un ejemplo es que sus hijas mayores se revelan silenciosamente contra la tradición de que sus matrimonios sean arreglados por una casamentera. La comunidad judía de Anatevka se encuentra forzada a abandonar su pueblo, y parece que el mundo está al borde del desastre. Uno de los dilemas de la obra es la lucha por mantener los valores tradicionales judíos de la comunidad. Esto puede verse en la continua repetición de la palabra “tradición” en boca Tevye (mientras un violinista toca el violín en el tejado de una casa) cada vez que algunos de los valores tradicionales son contradichos y desafiados por la familia y/o por algún otro personaje de la obra.
La crisis de los valores tradicionales y los retos impuestos por nuevas circunstancias es un fenómeno que se repite una y otra vez en la historia. Ya sea por cambios políticos, sociales, económicos, o de alguna otra índole, la sociedad se encuentra día tras día en la necesidad de revaluar los valores tradicionales. En algunas ocasiones estos valores son reafirmados. En otras, los valores tradicionales son rechazados y reemplazados por otros. Lo que para algunas personas y comunidades son “valores tradicionales” en realidad pueden ser valores que reemplazaron otros valores anteriores que por diversas razones pasaron a ser obsoletos. Un ejemplo de esto lo vemos cuando escuchamos hablar de los llamados “valores de la familia,” como si todo el mundo estuviera de acuerdo con su definición y como si los llamados “valores de la familia” no fueran sino una expresión cultural que representa los valores de una comunidad y tradición particular.2
La escena bíblica que nos toca comentar nos presenta a Jesús hablando a la multitud. Lo que Jesús dice nos resulta un poco enigmático porque no están claros ni el contexto ni la ocasión en la cual estos dichos fueron expresados por primera vez. Tampoco está claro el significado de estos dichos en el contexto del Evangelio de Lucas. A pesar de estas dificultades, voy a aventurar una interpretación. El ministerio de Jesús resulta en el reto de valores tradicionales. El resultado de ese reto a los valores tradicionales es conflicto, tanto para Jesús mismo, como para los discípulos que lo siguen.
La primera porción del pasaje bíblico (Lucas 12:49-53) comienza con la palabra “fuego”: “Fuego vine a echar en la tierra.”3 El énfasis en el fuego es un tema repetido varias veces en la obra de Lucas. Ya en Lucas 3:16-17 Juan el Bautista anunciaba que Jesús bautizaría a los creyentes en “Espíritu Santo y fuego.” Esto daba a entender que el ministerio y mensaje de Jesús incluiría un tipo de juicio sobre las estructuras y estilos de vida dominantes en su tiempo. También según el mismo texto de Lucas 3, el ministerio de Jesús separaría la paja del trigo y la paja sería quemada. Este anuncio de Juan se cumple en forma plena en el día de Pentecostés cuando los discípulos y las demás personas reunidas con ellos en el aposento alto quedan llenos del Espíritu Santo y “se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos” (Hechos 2:3). Pero en este caso las lenguas “como de fuego” no son expresiones de juicio sino símbolos de la gracia que Dios da a la iglesia con el fin de que pueda proclamar el evangelio a todas las naciones y en todos los idiomas.
El fuego del ministerio de Jesús incluye el reto de los valores tradicionales. Implica la fidelidad hasta la muerte (el bautismo), y la subordinación de los lazos familiares a los valores del Reino. El ministerio y el mensaje de Jesús constituyen un reto para los valores del imperio que dominaba al mundo bajo la ideología de la conquista militar. Y ese ministerio y mensaje llevan a Jesús a la cruz, no porque Jesús busque su propia muerte, sino porque su fidelidad se extiende hasta la entrega de su propia de vida.
El movimiento por los derechos civiles de todos y todas auspiciado por el Dr. Martin Luther King Junior también fue un movimiento que causó conflictos y divisiones en las familias, las comunidades, y hasta en las iglesias. En el presente celebramos sus logros como la conquista de los mejores valores humanos y cristianos de la igualdad, la libertad, y la oportunidad de vivir una vida con dignidad no importando el color de la piel y el trasfondo cultural. Sin embargo, en los días en que la lucha de Luther King estaba en su apogeo, fueron muchos los líderes políticos y religiosos, los jueces y los educadores que rechazaron su llamado a la libertad y la igualdad y lo consideraron como un reto a los valores tradicionales de la nación. La lucha del Dr. Martin Luther King (como también a muchos otros líderes por los derechos civiles) lo llevó a ser asesinado.
El tiempo presente es un tiempo de cambio y crisis. La iglesia, como parte de la sociedad, también es parte de este torbellino de crisis de valores. Por un lado, algunas iglesias se resisten a adoptar cambios en los patrones de vida familiar y social. Por otro lado, otras iglesias están en la vanguardia de los cambios y los retos a estos mismos valores. Ambos lados apelan a la misma Escritura y al mismo Señor para fundar sus puntos de vista. Sin embargo, cada día parece más difícil que el Señor esté en favor de ambas posiciones al mismo tiempo.
Las luchas por los mejores valores cristianos corren el peligro de convertir al púlpito en un campo de batalla, mientras muchos hombres y mujeres del pueblo continúan muriendo en las calles como víctimas de la violencia causada por el uso inapropiado de las armas de fuego. Muchas declaraciones teológicas pasan por alto el dolor y el resultado desastroso de la conducta de muchas personas atadas a los vicios, las drogas, y estilos de vida que llevan a la destrucción y la enfermedad. Cientos de niños son víctimas de mala nutrición, poca educación y escasos recursos de salud, mientras muchos líderes cristianos parecen estar apáticos al dolor y la injusticia. En ocasiones como estas las palabras de Jesús “fuego vine a echar en la tierra” son más necesarias que nunca.
1 Este musical está basado en la novela Las hijas de Tevye (o Tevye el lechero y otros cuentos)del escritor ruso Sholem Aleijem, y fue dirigido por Norman Jewison.
2 Lo que en inglés algunos llaman “family values.”
3 Balein, el verbo griego que la versión Reina Valera 1995 traduce como “echar” significa literalmente “tirar” o “arrojar.”
August 18, 2013