Comentario del San Juan 18:1—19:42
“Maldito por Dios es el colgado” (Dt 21:23)1
(18:2, 3) Aprehensión de Jesús
El Nazareno no era ningún suicida; era un estratega que actuaba siempre con sigilo. Tejió sus redes clandestinas; se escondía. Tanto los soldados romanos como la guardia sacerdotal estaban tan encadenados a su trabajo que no conocían a Jesús hasta que Judas lo señaló con un beso.
(18:10) De armas tomar
Ni tardo ni perezoso Pedro le cortó la oreja a Malco para avergonzarlo. El sentido común de Jesús ordena guardar la espada (v. 11). Era legítimo portar armas para la defensa propia (Lv 26:7-8). Siempre hubo grupos levantiscos galileos que recurrieron a la insurrección contra la bota romana. Es más, el Galileo recomienda a su gente cargar espadas (Lc 22:35-38). De aquí se acogen grupos cristianos tejanos fundamentalistas para combatir la inmigración latina. El tiro al blanco es del blanco hacia el moreno.2
(18:20) El templo
Desde tiempos de Esdras (VI AC) despuntó el templo-palacio de gobierno. Herodes el Grande inclusive grabó el águila imperial en el portón principal. La aristocracia sacerdotal recolectaba desde el templo los tributos para Roma a costillas del campesinado, es decir, del 90% de la población. Cuando Jesús lo asaltó (Jn 2:15), atentó contra la base de operaciones del imperio y se ganó el título de “el Abrecaminos” (pródromos según el original griego en Heb 6:20; “precursor” traduce la versión RV95). El templo dejará de ser el banco, rastro, palacio de gobierno,3 fuerte militar, secretaría de hacienda o la “cueva de ladrones” (Jer 7:11). Jesús honra la memoria de los galileos campesinos, los cuales ante el tirano Calígula (37-41 DC) que impuso su busto en el templo, organizaron la huelga de siembras para no pagar ningún tributo al imperio.4
La tremenda corte
El juicio de Jesús evoca los enredos de la Tremenda Corte y José Candelario “Trespatines.” Violaron todas las reglas enviando a Jesús de Anás a Caifás, a Pilato, a Herodes Antipas y de vuelta a Pilato.
Anás (6-15 DC v. 13) tenía hambre de poder.5 Colocó en el cargo supremo a sus cinco hijos, su yerno Caifás y su sobrino Matías.6 Caifás (v. 14) hizo buenas migas con Pilato7 hasta que a ambos los depusieron (36-37 DC). Para mantenerse arriba hay que meter al orden a los de abajo (11:49-50; 18:14). Jesús atentó contra lo que Caifás estableció: la red de cambistas del templo.
Poncio Pilato (26-36 EC), el quinto prefecto de Judea, Samaria e Idumea pertenecía a la orden inferior de la nobleza llamada ecuestre, pues nunca consiguió arribar a la cúspide de los senadores. Moraba en Cesarea, a unos100 km. de Jerusalén. Durante la Pascua pernoctaba en el pretorio (v. 28) ubicado en la colina más alta de Jerusalén. Los judíos consideraban este lugar impuro; por eso permanecieron afuera (v. 33). Él era un tipo cruel, insensible, codicioso,8 “hombre duro y obstinado.”9 De ahí su apodo de Pilato (pilum) o dardo para castigar a soldados indisciplinados. Una noche introdujo en Jerusalén estandartes con la imagen del César. En otra ocasión tomó dinero del templo para la construcción de un acueducto. Mantenía custodiadas las vestiduras sacerdotales que el Sumo Sacerdote usaba el Día de la Expiación.
En la tercera tentación, Jesús se rehusa a asumir el poder tiránico sobre “todos los reinos del mundo” (basileias10) (Mt 4:8-9). Pilato, en cambio, opta por conservar su cargo; autoriza la tortura y muerte bestial de Jesús; escribe sobre la cruz el titulus que indicaba un crimen político: “Rey de los judíos” (19:19); y se lava las manos.
Contrario a esta Corte tan amañada,11 el Tribunal divino seguirá un único criterio: la compasión (Mt 25:31-46). Será absuelto quien comparta su pan, su vestido y su techo con la persona necesitada, y quien practique la solidaridad con la población encarcelada.
(18:36) Mi reino no es de este mundo.
“Mi reino no es de este mundo” es la traducción de RV95. Traducciones más fieles serían: mi reino “no es como” o “es chocantemente diferente” a los reinos de este mundo.
Desde su nacimiento Jesús fue una amenaza para Herodes el Grande, “Rey de los judíos,” y para Augusto César (Mt 2:1-18; Lc. 2:1-20), quien se hacía nombrar “Salvador” a la vez que con su censo controlaba el pago del tributo en especie con los productos del campo. Al regreso de su exilio político en África, Jesús se encontró con el reinado de Herodes Antipas (4-39 DC; véase Mt 14), el mismo que lo amedrentó y a quien Jesús en respuesta llamó “zorra,” es decir, “Don nadie” (Lc 13:32).
La propuesta de Jesús es la de un Reino cercano (Mt 4:17) donde no hay hambre, llanto ni enfermedad. Roma, por su parte, privilegiaba a un 2-3% de sus nobles. Ellos consumían el 65% de la producción imperial, acostumbraban a tener cuatro comidas diarias en lugar de las dos del vulgo, degustaban pan de trigo y no de la corriente cebada y marcaban su distancia de clase engullendo al “becerro engordado.”
Jesús denuncia a esos pastores, sinónimo de reyes (Mt 9:36; 2 S 5:2)12 que abandonan a su suerte a las ovejas. No es gratuito que durante su ministerio no haya visitado las ciudades imperiales galileas de Tiberiades y Séforis, ni que lo hayan querido coronar rey (6:15), ni que finalmente lo proclamaran rey (12:13). Jesús da su vida por el reino donde todos comen y nadie debe nada (Mt 6).
Los dirigentes judíos terminan apostatando del mismísimo Jehová con tal de mandar al infierno a Jesús. Por eso dicen: “¡No tenemos más rey que César!” (19:15).
(19:18) Lo crucificaron
El 7 abril del año 30 DC Jesús corrió la misma suerte de los profetas, insurgentes, bandidos y terroristas que interceptaban los granos que alimentaban las urbes romanas. Utilizaron un instrumento de tortura que había sido inventado por los persas y que había sido repudiado por los judíos (Dt 21:23). Su equivalente contemporáneo lo constituye la inyección letal donde las minorías de color somos mayoría.
Notas:
2. Justin Rocket Silverman, “What Would Jesus Shoot?” The Daily, Noviembre 25, 2012.
3. Josephus, The Jewish Wars, Cambridge, MA – London: Harvard University Press – William Heinemann, 1927-28. 2.293
4. Josephus, Jewish Antiquities, (8 vols. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1963), 18.261-99.
5. Josephus, Jewish Antiquities, 18.2.2, 34.
6. Ibid., 20.9.1, 197-198.
7. Ibid., 20.249-51.
8. Ibid., 18.55-62, 85-89 and The Jewish Wars, I. 169-177.
9. Filón, De Legatione 38.
10. Basileia es la palabra griega que en tiempos de Jesús se refería al imperio romano y en general a los imperios de turno como el babilónico o el de Alejandro el Grande.
11. Earle L. Wingo, The Illegal Trial of Jesus, Ontario, CA: Chick, 2009.
12. Warren Carter, “Matthew Negotiates the Roman Empire” en Richard A. Horsley (ed), In the shadow of Empire, Louisville, KY: 2008, 121.
April 10, 2020