Décimo domingo después de Pentecostés

Este texto se puede dividir en dos partes: del versículo 49 al 53, Jesús nos llama a ser discípulos/as radicales, y del versículo 54 al 56, trata sobre el discernimiento de los tiempos de Dios.

Jeremiah 23:29
Is not my word like fire, says the Lord, and like a hammer that breaks a rock in pieces?Photo by Randy Fath on Unsplash; licensed under CC0.

August 18, 2019

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Comentario del San Lucas 12:49-56



Este texto se puede dividir en dos partes: del versículo 49 al 53, Jesús nos llama a ser discípulos/as radicales, y del versículo 54 al 56, trata sobre el discernimiento de los tiempos de Dios.

En el contexto de los evangelios sinópticos, Mateo 10:34-36 es más sucinto sobre las palabras de Jesús y las familias divididas. Marcos 10:38, al incluir la pregunta de Jesús a los discípulos acerca de si podrían beber del vaso que él bebía o ser bautizados con el bautismo con que él era bautizado, usa palabras similares a las de Lucas en el versículo 50 de nuestro texto, cuando le hace mencionar a Jesús el bautismo con que tendría que ser bautizado. Marcos, sin embargo, parece implicar de manera más directa que Lucas que a los discípulos les esperaba el mismo destino de muerte que a Jesús.

¿Que implica ser discípulos/as radicales de Jesús?

Los versículos 51-53 son un tanto problemáticos en su interpretación, ya que aparentemente contradicen la noción de otros textos donde Jesús es descrito como el “Príncipe de paz” cuyo nacimiento habría anticipado el profeta (Isaías 9:6).1 Por ejemplo, en el sermón del monte Jesús afirma que son “bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9). En Lucas 6:29 Jesús dice: “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra.” Cuando Pedro saca la espada y corta la oreja de un siervo del sumo sacerdote, Jesús afirma: “Mete tu espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11).

Es necesario leer con más cuidado este texto. Al parecer, Jesús está llamándonos a reflexionar sobre el discipulado radical. Muchas veces el seguimiento a Jesús como discípulos/as significa que nuestras propias familias o amigos se van a aislar de nosotros/as. No tanto porque los/as discípulos/as quieran dividirse, sino porque muchas veces las mismas familias rechazan o no quieren ser parte de la vida de un/a discípulo/a de Jesús. Aquí las siguientes palabras del apóstol Pablo pueden ser de ayuda: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. (Romanos 12:18). No siempre es posible ni depende exclusivamente de nosotros/as.

Quienes venimos de contextos latinoamericanos quizás lo podamos entender de manera más personal. Muchas veces los/as cristianos/as evangélicos/as protestantes en América Latina son rechazados/as y marginados/as porque representan una contracultura a la sociedad. Cuando mis padres decidieron seguir a Jesús como cristianos protestantes en el Perú, mis tíos y abuelos los rechazaron y marginaron. El doctor Justo González ofrece una ilustración interesante: “Es como si en un desfile, un grupo comienza a marchar con otro ritmo. El resto acusará al grupo de interrumpir el cauce normal del desfile y tratarán de suprimirlo y de sacarlo de allí.”2 Quizás el mensaje que Jesús está compartiendo con sus discípulos/as es que deben estar dispuestos/as a pagar el precio de marchar con otro ritmo.

Creo que en lo profundo del reino de Dios está la unidad y la paz de las familias. Está la paz de todas las personas. Pero en ciertos casos, si las familias y las comunidades contradicen el discipulado radical de Jesús, entonces no queda otra opción que alejarse de ellos. Aunque nos duela en el alma.

Discerniendo los tiempos de Dios

La palabra que se traduce como “distinguir” en el versículo 56, en el original griego es dokimazein y es una palabra que también se puede traducir como discernir o documentar. La otra palabra clave es la que en el mismo versículo se traduce como “este tiempo” y que en el original griego es kairos. En la cultura griega hay dos formas de ver el tiempo: kairos y kronos. Kronos simplemente alude a la secuencia del tiempo, y por eso la palabra “cronología” deriva de aquí, Kairos, en cambio, es la estación, la época especial que Dios ha fijado y señalado para una determinada obra suya.  

El nacimiento de Jesús se dio en un determinado kairos, cuando Dios decidió que era el momento oportuno para que el ángel Gabriel visitara a María y le anunciara las buenas nuevas. La reforma protestante del siglo dieciséis también sucedió en un determinado kairos, en un determinado tiempo señalado por Dios. Los avivamientos en las iglesias de los Estados Unidos y el surgimiento de los movimientos pentecostales así como el crecimiento de los evangélicos en América Latina también pueden atribuirse al kairos de Dios. Entonces, ¿cómo podemos discernir e interpretar los tiempos de Dios, el kairos de Dios, en este día y este lugar? Jesús les preguntó a las personas de su generación y nos pregunta a nosotros/as ahora: Si saben distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no pueden distinguir este tiempo y discernir este kairos? (v. 56). Una forma de discernir los tiempos de Dios es a través de la lectura y meditación de la palabra de Dios en comunidad y de estar al tanto de los cambios en los contextos en que nos toque servir.


Notas:

1. Aunque es común que los cristianos vean en este texto un anuncio del nacimiento de Jesús, hay muchas otras interpretaciones al respecto.

2. Justo L. González, Luke (Belief: A Theological Commentary on the Bible) (Louisville: Westminster John Knox Press, 2010), 168. Cita traducida del original inglés por Noé Juárez.