Vigésimo primer domingo después de Pentecostés

El particular personaje de Zaqueo

Luke 19:4
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October 30, 2022

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Comentario del San Lucas 19:1-10



Según el evangelio de Lucas, Jesús se sigue acercando a Jerusalén. En este contexto, Lucas inserta el encuentro de Jesús con un jefe de recaudadores en la ciudad de Jericó.

Este hombre, relegado de la sociedad palestinense, es uno de los “perdidos” que Jesús ha venido a buscar y a salvar.

Para entender el relato, debemos saber quién es Zaqueo, por qué la historia se localiza en   Jericó y qué significa la comensalía en clave de salvación.

Zaqueo

El relato nos ofrece detalles como nombre, ocupación, condición social, estatura y actividad. Es jefe de recaudadores y también rico. Desea ver a Jesús y para eso debe vencer el obstáculo de su baja estatura.

La respuesta de Zaqueo a Jesús se expresa con los verbos “dar” y “devolver” (v. 8) y podemos preguntar si significan una acción habitual de Zaqueo o son una señal de arrepentimiento presentada a manera de promesa. ¿Zaqueo “dará” sus ingresos o las posesiones que ha acumulado en usura? El relato parece apuntar a que Zaqueo se compromete solemnemente a dar la mitad de su riqueza (ingresos) a los pobres y a destinar la otra mitad a compensar a quienes hubieran sido objeto de fraude por su parte (el dinero acumulado en usura). Esta promesa hecha en el presente parece ser el signo de su auténtica conversión. Sin embargo, el personaje de Zaqueo en la obra lucana es particular y no tiene precedente. No es el típico “pecador” que se arrepiente (comparado con Lc 15:20-21 y con 7:37-38 en que el llanto de la mujer puede ser considerado arrepentimiento); no implora compasión o misericordia (comparado con Lc 17:13; 18:38) ni manifiesta contrición (comparado con Lc 18:13). Por otra parte, Jesús no hace referencia a la fe de Zaqueo (comparado con Lc 5, 20; 7:50; 8:48) ni a su arrepentimiento, ni a su conversión (comparado con Lc 15:7.10). Más aún, Jesús no le ofrece el perdón, sino que proclama su justificación (v. 9).

El anuncio de la salvación y el reconocimiento de Zaqueo como “hijo de Abraham” ponen el foco, no en Zaqueo y su oficio, sino en la actitud de Jesús siempre misericordiosa con el pecador y el excluido.

Como es habitual en las parábolas y narraciones de Lucas, la ironía de este relato radica en declarar justificado a un rico cuyo oficio es despreciable socialmente, pero que, al mostrar  interés por los pobres y manifestar la costumbre de comportarse generosamente con quienes, en virtud de su actuación, hayan podido sufrir algún perjuicio, obtiene la benevolencia de Jesús que no duda en hospedarse en casa de un rico y no en la de un pobre, en casa de un recaudador y no en la de un ciudadano corriente, en casa de un pecador y no en la de uno considerado intachable.

Este relato tiene matices y alusiones al dignatario rico (Lc 18:18-23) llamado a vender todo lo que tiene e incapaz de tomar esa decisión. Aquí, en cambio, otro rico, Zaqueo, se despoja de la mitad de sus bienes para dárselos a los pobres. Es un ejemplo de persona rica que ha entendido el significado del ministerio y del mensaje de Jesús y su preocupación por los pobres y despojados. Finalmente, al tratarse de alguien que hace todo lo posible para “ver” a Jesús mientras pasa por su ciudad, nuestro relato está conectado con la historia que lo precede del ciego que implora la misericordia de Jesús para recibir la vista (Lc 18:41). Estos dos episodios, intencionalmente colocados hacia el final del largo viaje, preparan a quien lee para la entrada de Jesús en Jerusalén, cuando será proclamado como “el Rey que viene en nombre del Señor” (Lc 19:38) y que ya desde el inicio del evangelio había presentado como “el ungido” que traería la buena nueva a los pobres, daría la vista a los ciegos y la libertad a cautivos y oprimidos (ver Lc 4:16-21).

Jericó

Jericó es una ciudad que queda en el camino hacia Jerusalén y por lo tanto era un lugar propicio para la recaudación de impuestos. Se cree incluso que los romanos habían convertido a esta ciudad en un centro para el cobro de impuestos. Esto explicaría que los recaudadores estuvieran organizados en grupos a las órdenes de un responsable o jefe de recaudadores como Zaqueo. El dato de que Jesús “iba pasando por la ciudad” (v. 1) implica que Jesús debe recorrer un amplio trayecto que le permite observar de cerca el movimiento de la ciudad y a sus moradores. La referencia a que “el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (v. 10) con que finaliza nuestro relato hace alusión al oráculo de Ez 34:1ss, donde el propio Dios se presenta en estos términos: “Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré… Yo las sacaré de los pueblos… las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas y en todos los lugares habitados del país… Yo apacentaré mis ovejas… Yo buscaré a la perdida y haré volver al redil a la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré: las apacentaré con justicia.”

La comensalía en clave de salvación

Con el simple hecho de querer albergarse en casa de un hombre despreciado y a quien todos evitaban, Jesús le devuelve el honor perdido. Esta bondad de Jesús sobrepasa a Zaqueo, llevándolo a confesar públicamente su culpa y prometer reparación. Lucas ha presentado antes un relato de perdón de pecados en el contexto de una comida. La historia de la mujer pecadora (Lc 7:36-50), a quien la remisión de una gran deuda le lleva a romper en llanto y a manifestar su gratitud, ocurre mientras estaba invitado a comer en casa de un fariseo. También en el relato de Lc 15:25 se oye de lejos el júbilo porque un hijo perdido ha encontrado el camino de regreso a la casa paterna y la celebración se hace en torno a un banquete. En la casa en la que se come con Jesús caben todas las personas y a todas se les ofrece la salvación.

El hospedaje en casa de Zaqueo es presentado por Lucas como un componente del proyecto del Padre que realiza Jesús. La expresión de Jesús de que “es necesario” que se hospede en la casa de Zaqueo alude al proyecto salvador del Padre que se cumple en un momento determinado: “hoy” (vv. 5 y 9; ver también Lc 4:21: 5:26; 13:32; 23:43).


Referencias:

  • Fitzmyer, El evangelio según Lucas, III (Madrid: Cristiandad, 1987), 840-853.
  • García R, Evangelio de Lucas (Bilbao: Desclée De Brouwer, 2013). Versión digital. Digitalia
  • Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús (Madrid: Cristiandad, 1980), 147.