Séptimo domingo después de Pentecostés

La historia de la muerte de Juan el Bautista se encuentra en el medio de la historia del envío misionero y el regreso de los doce discípulos de Jesús.

David bringing the Ark into Jerusalem
David bringing the Ark into Jerusalem, illustration from the 13th century Morgan Bible; public domain image via Wikipedia.

July 12, 2015

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Comentario del San Marcos 6:14-29



La historia de la muerte de Juan el Bautista se encuentra en el medio de la historia del envío misionero y el regreso de los doce discípulos de Jesús.

Este relato sirve, pues, para señalar el peligro de vida que han de correr los discípulos de un líder profético.

La mención del encarcelamiento de Juan el Bautista muy al principio del evangelio de Marcos señala y anticipa esta dura historia: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios” (1:14). Marcos 1:14 marca el principio del ministerio público de Jesús, el cual se lleva a cabo por completo bajo la premonición temerosa de la muerte de su precursor profético Juan el Bautista.  

La historia del Bautista como trasfondo

Jesús y Juan eran colegas en la predicación del mensaje profético de Dios. Juan había proclamado “el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” (1:4). Jesús incorporó el arrepentimiento en su predicación inicial: “¡Arrepentíos y creed en el evangelio!” (1:15). Un enfoque común de los dos era el llamado a una verdadera conversión y vuelta a Dios.

Jesús “fue bautizado por Juan en el Jordán” (1:9), un acto que señala la aprobación de Dios y le da a Jesús la fuerza necesaria para enfrentarse con Satanás en el desierto y salir preparado para empezar su ministerio evangélico entre el pueblo.

Acentos marcanos

Juan critica al líder Herodes Antipas, uno de los hijos de Herodes el Grande y tetrarca de Galilea. Le dice que tomar como esposa a la mujer de su hermano Felipe va en contra de la Torá: “La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás: es la desnudez de tu hermano” (Lv 18:16; véase también Lv 20:21). También se puede considerar este acto como una violación del décimo mandamiento en contra de la codicia de lo que pertenece al otro, incluyendo “la mujer de tu prójimo” (Ex 20:17).1

Las muertes de Juan y Jesús en comparación

En el evangelio de Marcos, tanto Juan como Jesús mueren a manos de líderes políticos que en realidad no quieren matarlos, pero que se entregan a la influencia de otros que sí quieren acabar con estos profetas. Sobre Juan, Marcos dice que “Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía” (6:20). Respondiendo a la multitud, que no paraba de gritar “¡Crucifícalo!” (15:13, 14), Poncio Pilato pregunta sobre Jesús: “¿Pues qué mal ha hecho?” (15:14), y seguidamente el evangelio de Marcos agrega: “Pilato, queriendo satisfacer al pueblo… entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado” (15:15).

En comparación, el evangelio de Mateo está de acuerdo con el de Marcos en cuanto a Pilato y su tratamiento de Jesús. Pilato hace la misma pregunta: “Pues ¿qué mal ha hecho?,” y dice: “inocente soy yo de la sangre de este justo” (27:23-24). Pero en Mateo el caso de Juan el Bautista es diferente. Mateo indica una opinión hostil directa de parte de Herodes: “Herodes quería matarlo, pero temía al pueblo, porque tenían a Juan por profeta” (14:5). Esta comparación indica que, a diferencia de lo que sucede en la versión de Mateo, en Marcos se asimilan y equiparan las muertes de Juan y de Jesús.

También podemos comparar la manera como se narran los entierros de Juan el Bautista y de Jesús en los evangelios de Marcos y de Mateo. Marcos usa el mismo verbo “poner” (tithémi en el original griego) y el mismo sustantivo “sepulcro” (mnemeio en el original griego) tanto en su relato sobre el entierro de Juan el Bautista como en su relato sobre el entierro de Jesús. Marcos dice sobre Juan el Bautista (6:29): “. . . sus discípulos . . . tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.” Y sobre Jesús, Marcos dice (15.45-46): “. . . José . . . lo [su cuerpo] puso en un sepulcro.” En cambio, en la versión de Mateo, se utilizan el verbo “poner” y el sustantivo “sepulcro” cuando se narra el entierro de Jesús, pero en el caso de su versión del entierro de Juan el Bautista, es notable que se cambia el verbo y se omite el sustantivo. Mateo, sobre el entierro de Juan el Bautista, dice (14:12): “sus discípulos, tomaron el cuerpo, lo enterraron.” En cambio sobre Jesús, Mateo dice (27.59-60), utilizando casi las mismas palabras que Marcos: “Y tomando José el cuerpo . . . lo puso en su sepulcro nuevo.” La comparación entre Mateo y Marcos destaca que Marcos también asimila y equipara los entierros de Juan el Bautista y Jesús. De esta manera, la muerte y el entierro de Juan el Bautista funciona para los lectores y lectoras del evangelio de Marcos como una anticipación de la muerte y el entierro de Jesús.

Preguntas para el discipulado profético de la iglesia

Tanto el hecho de que este relato de Marcos se encuentra en el medio del relato de la misión y el retorno de los doce discípulos como la asimilación y equiparación que hace Marcos de las muertes y entierros de Juan y Jesús nos indican que un discipulado auténtico ha de enfrentarse con los problemas políticos de la sociedad y es peligroso.

Para hacer una lectura fiel preguntémonos:

Si Juan el Bautista hubiera sido resucitado de entre los muertos y estuviera vivo, presente, y activo entre nosotros y nosotras hoy en día, ¿qué comentario profético social haría frente a nuestra(s) sociedad(es)?

¿Qué crítica religiosa haría de la iglesia? ¿Qué cambios ha de hacer la iglesia en su propia vida interna para ser más fiel al evangelio?

¿Qué protesta política, al nivel nacional o local, ha de hacer la iglesia en nuestro contexto hoy en día?

¿Evitamos hacer crítica o protesta por el peligro o por el miedo a las consecuencias sociales y políticas?

¿Evitamos hacerlo por el supuesto deber de no ir en contra del gobierno?

¿Aceptamos demasiada acomodación con el gobierno y sus leyes y sistemas injustos de nuestro(s) país(es)?

¿Creemos que hay o debe haber una separación definitiva entre la política y la religión?

Que Dios ayude a la iglesia a un discipulado fiel al mensaje profético de Juan y de Jesús. Amén.


Notas:

1. Eliseo Pérez Álvarez, Marcos. Serie “Conozca su Biblia.” (Minneapolis: Augsburg Fortress, 2007), 61.