Octavo Domingo después de Pentecostés

La tragedia de Elías

Detail from painting depicting Herod's banquet, by Pedro García de Benabarre, ca. 1470
Image: Pedro García de Benabarre, Herod's Banquet; licensed under CC0.

July 14, 2024

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Comentario del San Marcos 6:14-29



El estudio fructífero de cualquier texto bíblico requiere inexorablemente la identificación precisa y cuidadosa de las estructuras retóricas utilizadas para construirlo, es decir, de las formas gramaticales que el autor eligió para contarnos los eventos que deseaba relatar. El célebre teólogo suizo Urs von Balthasar gustaba señalar este hecho de la siguiente forma: “El contenido no está detrás de la forma, sino en ella. Aquel que no es capaz de ver y aprehender la forma, también pierde el contenido. A quien la forma no ilumine tampoco el contenido le aportará luz.”1

Los estudiosos del evangelio de Marcos han debatido sobre sus formas por centurias. En su tesis doctoral J.Ted Blakley afirma, citando a Joanna Dewey: “‘La tarea de hacer bosquejos del Evangelio de Marcos no tiene fin, ni los eruditos parecen estar cansados de hacerlos. Sin embargo, no hemos podido llegar a un acuerdo sobre una estructura o un esquema para Marcos.’ Con esto, Dewey caracteriza un siglo de erudición preocupada por el diseño general de la narrativa de Marcos, una lucha que no ha disminuido, sino que sólo se ha intensificado con el advenimiento de la crítica literaria y narrativa.”2

Al pasaje que nos ocupa se le han adjudicado múltiples estructuras de composición narrativa, entre las que destaca la de Schiebungen [traslaciones] propuesta originalmente por Ernst von Dobschütz hace casi 100 años3 y que posteriormente se ha denominado como la “técnica del sándwich” por diversos autores. Esta figura consistiría en iniciar relatando una historia “A” para súbitamente abandonarla y contar una historia “B” que aparentemente tiene poca o ninguna relación con “A” y después retomar la historia “A” para finalizarla. Esta parece ser la estructura utilizada en diversos pasajes del Evangelio de Marcos, como 5:21–43 y 11:12–21.

Marcos 6:14–29 se sitúa entre el envío de los doce discípulos a una misión de predicación del arrepentimiento (6:6b–13) y su regreso (6:30). El relato, que algunos denominan “el sacrificio de Juan,” es el único episodio prolongado del evangelio del cual Jesús está ausente, excepto por el prólogo, que curiosamente también menciona a Juan el Bautista. Es, además, la sección en la que aparece la única analepsis—o flashback—de primer orden de todo el evangelio,4 y no puede dejar de notarse que la muerte de Juan el Bautista, además de la de Jesús, es la única que se narra en la obra marquiana.

Según James R. Edwards, “La historia intermedia casi siempre proporciona la clave para el propósito teológico del sándwich.”5 De ser esto cierto, la descripción de la muerte de Juan contendría un mensaje implícito muy importante. Veamos si somos capaces de dilucidarlo.

El asesinato de Juan está relatado no sólo por Marcos, sino también por Flavio Josefo,6 quien nos proporciona detalles no incluidos en el evangelio: el evento ocurrió en la fortaleza de Maqueronte, en las montañas de Moab, al este del Mar Muerto, y aunque existe discusión acerca de cuánto tiempo habría transcurrido entre el bautismo de Jesús por Juan y el encarcelamiento del Bautista por Herodes Antipas, los textos neotestamentarios pueden ser interpretados dentro de un marco temporal que va desde los dos o tres días después del bautismo de Cristo hasta un par de meses después, como máximo, y debe haber ocurrido entre los años 28 a 34 d.C.7

La duración del encarcelamiento, por otra parte, no está clara y se han sugerido períodos que van de las tres semanas hasta casi los dos años.8 El nombre de la hija de Herodías no se incluye en la mayor parte de los manuscritos griegos, aunque el fraseo griego de códices como el Sinaítico, el Vaticano y el Bezae Cantabrigiensis implica que la jovencita también se llamaba Herodías, si bien Flavio Josefo y otras fuentes históricas aportan el de Salomé, así que es posible que respondiera a los dos nombres. Contamos además con varios retratos de Salomé adulta, realizados para el reverso de monedas acuñadas por su segundo esposo, el Rey de Armenia Menor Aristóbulo, alrededor del año 67 d.C.9

En Marcos, Herodías persigue la muerte del Bautista porque él le dice al pueblo que su matrimonio con Herodes Antipas era ilícito según la ley de Moisés (Deuteronomio 25:5–10). Josefo, sin embargo, afirma que Herodes asesinó a Juan por el temor a la posible sedición que significaban sus seguidores.10 En todo caso, en el relato marquiano Herodes no es un agente realmente voluntario en el asesinato de Juan, sino que es manipulado por Herodías, personaje éste sí que se presenta realmente malvado, lleno de rencor y malicia en contra del Bautista, porque hace peligrar su matrimonio, y con ello, su estatus en la existencia. Se ha sugerido, incluso, que Herodes encarceló a Juan con la finalidad última de protegerlo de Herodías.11

Pero el relato de 6:17–29 posee intrigantes paralelismos con el relato de 1 Reyes 19. En este Jezabel, esposa del Rey Acab, intenta perseguir y asesinar al profeta Elías porque él ha asesinado a los profetas de sus dioses. En ambas historias se nos describe una esposa vengativa, casada con un rey débil, y que en ambos casos consigue manipularle. Además, en la mente de los lectores de la época en ambos casos la Reina consorte utilizará a su hija para conseguir sus propósitos malvados. En el pasaje de Reyes no se menciona explícitamente a Atalía, la única mujer que llegó a gobernar el Reino de Judá y que en 2 Reyes 8:26 se afirma que era hija (bath en hebreo, que puede entenderse en su sentido más general de “descendiente,” tal como se habla de Jesús, el “hijo” de David) del Rey Omri, el padre del Rey Acab. Flavio Josefo coincide con ello al afirmar que era descendiente de Omri porque era la hija de Acab y Jezabel, y que fue el Rey Josías de Judá quien la escogió para ser la esposa de su hijo Joram,12 lo que la Escritura parece confirmar al señalar que Joram “anduvo en el camino de los reyes de Israel, como había hecho la casa de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer” (2 Reyes 8:18).

Es decir, estos paralelismos permiten suponer que el pasaje de Marcos 6:14–29 fue originalmente concebido también como una analepsis de tercer orden. Y en ella sin duda lo que más sorprende es la mención explícita de Elías. Elías es la figura de las Escrituras hebreas que aparece con más frecuencia en el Evangelio de Marcos, nueve veces en total, pero, como señala Nathanael Smith, “a pesar de esta inusual prominencia de Elías, se ha escrito relativamente poco sobre el tema.”13

Uno de los autores que lo ha hecho es Francisco Mena Oreamuno, que incluso considera la existencia de un “Ciclo de Elías” dentro del evangelio marquiano que estaría construido en torno a la idea de pureza con una estructura de alternancia con introversión, constituyendo el pasaje que nos ocupa su principio:14

A 6:14–30 El asesinato de Juan el que bautiza y el inicio del ciclo de Elías

B 6:31–56 Los panes que sacian y endurecen el corazón

C 7:1–21 Comer el pan con las manos limpias no limpia el corazón

C’ 7:24–30 Comer las migajas que caen de la mesa

B’ 7:31–8:26 Los panes que sacian y endurecen el corazón

 A’ 8:27–9:13 El asesinato de Jesús y el cierre del ciclo de Elías

Si Marcos conecta analépticamente a Juan con Elías, entonces Herodes lo estaría con Acab, Herodías con Jezabel y Salomé con Atalía,15 pero en este caso no veríamos la victoria final del profeta, como en el Libro de los Reyes, sino una tragedia que le tiene en el centro; de hecho, Adam Wright ha propuesto que todo el Evangelio de Marcos está construido en función de una gran trama trágica, en el sentido de la tragedia griega.16

¿Cómo comprender que aquel del que Cristo mismo afirma en Mateo 11:14 que es Elías, el más poderoso profeta después de Moisés en la tradición hebrea, termine decapitado bajo la espada herodiana por la cobardía de un reyezuelo advenedizo?

Por su incredulidad.

Juan no solamente se niega obstinadamente (diakolyo en el original griego) a bautizar a Jesús según Mateo 3:14, sino que una vez encarcelado tiene profundas dudas de haber elegido bien, y en Lucas 7:20 envía a dos de sus discípulos a preguntarle si es realmente él el Mesías o si por ventura Juan había cometido un error: “Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’” (Juan 1:33).

Ahí donde el primer Elías triunfó por su confianza en aquello que Dios le decía, el segundo Elías fracasó. Porque después de escapar a la persecución de Jezabel y decirle a Dios que todo estaba perdido para su causa en el Reino, Dios le responde al primer Elías que cobre fuerzas y continúe su ministerio, porque “haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal” (1 Reyes 19:18). Y el primer Elías continuó su trabajo para Dios. Pero el segundo, después de haber expresado sus dudas, pereció a manos de su perseguidora.

Quizá por eso Cristo, al enterarse de la muerte del Bautista, afirme categóricamente que, aunque entre los seres humanos nacidos de una mujer—Jesús incluido, por supuesto—no existía uno más grande [meizōn, de megas] que Juan (presumiblemente por haber recibido el Espíritu Santo desde el vientre de su madre, es decir, sin depender del esfuerzo propio), aun así, el más pequeño [mikroteros, de mikros] en el Reino de Dios era más grande [meizōn] que Juan (Mateo 11:11).

En el 2006, Sug-Ho Lee opinaba que, excepto por su tesis doctoral, hasta ese momento no existía una publicación académica que intentara comprender el tema de la incredulidad en el Evangelio de Marcos.17 Desde entonces, únicamente Brendan Gottschall parece haberse atrevido a trabajar sobre el asunto.18 En mi opinión, el hacerlo nos permitiría clarificar el sentido de muchos otros pasajes en los cuales la incredulidad, tanto como la fe, parecen jugar un papel central en esta obra.


Notas

  1. Hans Urs von Balthasar, Herrlichkeit. Eine theologische Ästhetik, Band I: Schau der Gestalt (Einsiedeln: Johannes Verlag,1961), 199, traducción del autor.
  2. J. Ted Blakley, The Markan disciples and the narrative logic of Mark 4:1—8:30 (PhD Thesis, University of St Andrews, 2008), 63, traducción del autor.
  3. E. von Dobschütz, ”Zur Erzählerkunst des Markus.” Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft 27(2):193–198. 1928.
  4. Donald Stephen Black, John, Elijah, or One of the Prophets: How the Markan Reader Understands Jesus Through John/Elijah. (PhD Thesis, University of St. Michael’s College, 2012).
  5. James R. Edwards, “Markan Sandwiches: The Significance of Interpolations in Markan Narratives.” Novum Testamentum 31(3):196-216. 1989, traducción del autor.
  6. Antigüedades de los Judíos 18.116–119.
  7. Nathan L. Shedd, The Beheading of John the Baptist in the First Three Centuries: Memory, Violence, and Reception. (PhD Thesis, St. Mary’s University, 2019).
  8. Ibid.
  9. Se puede observar una de ellas en línea en el catálogo de Athena Numismatics; https://www.vcoins.com/de/stores/athena_numismatics/18/product/
    kings_of_armenia_minor_aristoboulos_with_salome_
    _dated_ry_13__ad_667/1432716/Default.aspx
    (acceso el 21 de Junio del 2024). Ver también David Hendin, Guide to Biblical Coins. Sixth Edition. (New York: American Numismatic Society, 2022), 276‒277 no. 1255.
  10. Antigüedades de los Judíos 18.116–119.
  11. Mary Ann Tolbert, “Mark,” en The Women’s Bible Commentary, eds. C. A. Newsom y S. H. Ringe (London: SPCK, 1992), 263–274.
  12. Antigüedades de los Judíos 8.398.
  13. Nathanael Smith, “Who is Elijah in the Gospel of Mark?” en Reading the Gospel of Mark in the Twenty-First Century: Method and Meaning, ed. G. Van Oyen (Leuven: Peeters Publishers, 2019), 799-810. Traducción del autor.
  14. Francisco Mena Oreamuno, “Estructura retórica del Evangelio de Marcos. Parte 2, Marcos 6.14–9.13.” Anales de teología 16 (2):281–329. 2014.
  15. Resulta además interesante que, del mismo modo que el texto de 2 Reyes 8:18 omite el nombre de Atalía, Marcos omita el nombre de Salomé en su relato, según la mayor parte de los manuscritos griegos.
  16. Adam Z. Wright, Of Conflict and Concealment. The Gospel of Mark as Tragedy (Eugene: Pickwick Publications, 2020).
  17. Sug-Ho Lee, Unbelief as a Theme in Mark’s Gospel (PhD Thesis, University of Pretoria, 2006).
  18. Brendan Gottschall, “Faith in Mark. Access to Power and Recognition of Authority.” Lumen et Vita 13(2):43–68. 2023.