Sexto Domingo después de Pentecostés

El irrefrenable avance del Reino

friends on a beach at sunset
Photo by Noorulabdeen Ahmad on Unsplash; licensed under CC0.

July 4, 2021

View Bible Text

Comentario del San Marcos 6:1-13



Marcos 6:1-13 es un texto cuyo contenido es muy familiar. Hay varios momentos que presenta. Estos se identifican por las acciones que sugieren los verbos utilizados: exelthen, salió (v. 1), genoménu, llegó (v. 2), írxato didáskein, comenzó a enseñar (v. 2), étherapeusen, sanó (v. 5), periégen, recorría (v.6b). Estos verbos señalan tres acciones que son muy típicas de Jesús en los evangelios:

1) recorre las aldeas, es decir, las rodea. Es de destacar que el verbo utilizado en el original griego sugiere el sentido de dejar cubiertos los lugares que visita con su acción;

2) sana a los enfermos; y

3) enseña.

¿Cuál es esa tarea o misión tan importante que realiza Jesús?  

Cuando leemos los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas), un común denominador es que Jesús despliega todas sus energías en la predicación del Reino. Este Reino tiene señales concretas en favor del ser humano. Jesús no hace teología abstracta de Dios, sino que a través de sus acciones muestra el carácter de su Padre, quien se empatiza y solidariza con el ser humano que sufre.

El personaje principal, Jesús, siempre está en acción. Imprime proactividad y diligencia a todo lo que hace. Sale de un lugar y llega a otro (su tierra, v. 1), va a la sinagoga, enseña, sana, recorre las aldeas, convoca, entrena y envía, dando autoridad. Sus seguidores/as van y hacen lo mismo que han visto hacer a su mentor (vv. 7-13).

Para Jesús la tarea del Reino requiere acción. El tiempo apremia para cumplirla. Se deben aprovechar al máximo la coyuntura, el tiempo y los espacios que se presentan. No se puede detener porque sea día de reposo (v. 2), por cuestiones de cansancio o vacaciones, etc.

El pasaje nos muestra varios tipos de personas: quienes están a favor y trabajan por el Reino; quienes entienden las señales del Reino y reciben sus beneficios (sanidades y milagros, v. 5b); y quienes están en contra del Reino. Estas últimas no necesariamente son enemigos/as de Jesús; son personas muy cercanas a él (vv. 2-3), que saben su origen, conocen a su familia y probablemente hasta tengan una amistad cercana con él.

El rechazo, la incredulidad, la indiferencia, la crítica, son imágenes que afloran en el pasaje. Ni siquiera los/las de su propia tierra aceptan su misión o acogen el Reino. A pesar de las evidencias del mesianismo de Jesús que proporcionaban   sus señales, no creen. Esta es la causa por la que no realiza sanidades ni hace milagros en su tierra. No obstante, el Reino continúa su marcha, transformando entornos y beneficiando a quienes lo reciben (vv. 5b, 13).

El pasaje muestra que, como en todo contexto donde se ejerce la misión, se plantean situaciones favorables y desfavorables. El Reino trae satisfacciones a quienes lo anuncian y a quienes lo acogen. También conlleva dolor y sufrimiento para quienes lo comunican. Incluso, puede enfrentar entre sí a personas muy cercanas. A pesar de todo, el Reino no se detiene porque unos/as no crean, porque otros/as lo rechacen o porque no haya condiciones para cumplir la misión. Jesús y sus discípulos hacen lo que les corresponde. No se quedan con los brazos cruzados, porque siempre hay personas a la espera de la acción salvífica del Reino en su situación (vv. 5b, 13).

Ni el rechazo, ni la incomprensión, ni la crítica, ni el menosprecio impiden que Jesús cumpla la misión. Al contrario, Jesús empodera a sus discípulos y los envía a hacer lo mismo que él, no sin antes advertirles sobre el rechazo y la oposición que encontrarán. “Si en algún lugar no os reciben… sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies,” les dice (v. 11a). Existen personas que tal vez no merezcan el accionar a su favor, pero igualmente deben ser servidas. Jesús les hace saber que deben cumplir con la responsabilidad asignada, dejando que Dios haga la suyo. Hay cosas sobre las cuales no tenemos control y capacidad, que debemos dejar a Dios (“en el día del juicio” se sabrá, v. 11.)

La comunidad de Marcos, que relee esta parte del ministerio de Jesús y sus discípulos, no está interesada solamente en recordar. Eso no tendría sentido. Si así fuera, el texto quedaría clausurado. La comunidad hace memoria histórica de la práctica de Jesús de Nazaret, su maestro, para dar significado y respuesta a la tarea que ella está realizando en su propio contexto y a los desafíos que enfrenta. Este contenido anima a seguir adelante y da significado a la vida de los/as discípulos/as de Jesús en un momento diferente al del propio Jesús.

Así como el pasaje pone de manifiesto que hay una comunidad cristiana que relee su situación de persecución y de misión a la luz de los acontecimientos de la misión de Jesús y sus discípulos, también nos habla íntimamente a quienes estamos cumpliendo la misma tarea hoy, en otro contexto cultural y geográfico, en otro tiempo y otras circunstancias.

El texto nos advierte a quienes misionamos en pleno siglo XXI que las condiciones no son totalmente diferentes a las narradas en esta perícopa. Al contrario, es probable que sean más complejas. El Reino se abrirá paso e impactará la vida de mucha gente. Algunos/as le darán acogida; otros/as se escandalizarán.

El Reino debe ser superior a las circunstancias. ¿Qué tipo de circunstancias enfrentamos para realizar la tarea? Ninguna es más importante que la responsabilidad, compromiso y pasión que necesitamos para cumplirla.

Es de destacar el rol de mentor que desarrolla Jesús, no solo en esta perícopa, sino en todos los evangelios. Jesús enseña con su vida y práctica, y también instruye y envía a realizar lo mismo que él hace. La mentoría asegura que se produzca el relevo generacional necesario para reproducir el modelo del Reino y que haya promotores/as del Reino que se constituyan en sal y fermento en el lugar donde realicen su quehacer. El pasaje nos convoca a discipular y realizar la tarea del Reino.

A pesar de lo adverso y duro que pueda ser el momento, no debemos dudar de que habrá discípulos/as que cumplirán con la misión. Las personas serán alcanzadas por las señales del Reino. Las vidas serán cambiadas y beneficiadas. Nosotros/as tendremos la satisfacción de cumplir con la tarea que nos es encomendada.