La víspera de Navidad: Natividad de Nuestro Señor

Pastores de ayer y de hoy

Shepherd kneels in front of baby Jesus
Photo by Lawrence, OP on Flickr. Licensed under CC BY-NC-ND 2.0.

December 24, 2021

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Comentario del San Lucas 2:1-14, (15-20)



De niña recuerdo que cada año íbamos a la iglesia a ver la historia que nos cuenta hoy Lucas, representada en vivo y a todo color en una pastorela comunitaria de la que participaban mi papá y mis hermanos menores. La pastorela estaba dirigida por un maestro de música de un centro comunitario situado en un barrio multiétnico de Chicago.

Los estudiantes de la escuela de música se preparaban junto a sus padres para actuar en esta obra. La misma se convirtio en una obra bilingüe, (español e inglés) ya que todos los actores eran de diferentes países. Además de actuar y contar la historia, cantaban villancicos de Polonia, Corea y Latino América. Era bello ver esa multitud de rostros diversos y oir las canciones navideñas en una variedad de idiomas. Me daba una alegría inmensa ver la  diversidad comunitaria trabajando en unión.

Esos gratos recuerdos de mi niñez le dieron forma a mi visión del reino de Dios. Recuerdo ese grupo de inmigrantes de la escuela de música en Chicago, cada uno con sus costumbres e idiomas, trabajando juntos para contar una misma historia, la de las buenas nuevas del nacimiento de Jesús.

En el texto de hoy Lucas se enfoca en la historia de los pastores, en especial en cómo ellos llegaron a ser una parte importante del nacimiento del rey de los cielos. Lucas nos invita a reflexionar sobre quiénes eran los pastores en ese tiempo. ¿Quiénes ejercían la labor de pastorear?  Eran personas de pocos recursos, en su mayoría hombres que pertenecían a la parte de la sociedad que no tenía dinero, prestigio ni poder. Y entre personas de esa parte de la sociedad Dios escogió a los primeros testigos del milagro y gran regalo que recibimos con el nacimiento de Jesus. Pero no solo eso, sino que también fueron mensajeros de esta bella noticia.

Todos recordamos a María, José y a Jesús, incluso a los reyes magos, pero también los pastores son una parte clave de la obra navideña que celebramos. Dios escoge a estas personas que se encuentran al margen de la sociedad y que desempeñan su papel con mucho humor cautivando la atención de los niños. Personajes que quizás pasarían desapercibidos hoy en día como relleno ambiental, pero que en esta obra navideña son importantes y escogidos por Dios. Quienes actuaban de pastores en la pastorela de mi niñez eran inmigrantes documentados e indocumentados. Eran mecánicos, cocineros y trabajadores de fábrica. Eran padres que a pesar de sus vidas duras tomaban tiempo para participar con sus hijos en esta labor de amor.

Incluso a Jesús en su adultez lo veo reflejado en estos mismos pastores dando su amor a todas las personas, así como los pastores de la obra quienes se sacrificaban para ser parte de la pastorela y poder contar las buenas nuevas a sus hijos/as y a la comunidad. También lo vemos en Juan 10:14-16: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a ésas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.”

Recordar la pastorela me trae tantos recuerdos gratos y oportunidades de reflexionar. En especial la escena donde aparecen los pastores y se les aparecen los ángeles de Dios. Las luces del escenario se apagan y se ve a los pastores velando a sus ovejas. De repente se prenden las luces y se les aparece el ángel de Dios. Y siguiendo la lectura al pie de la letra, los actores tiemblan y caen al suelo y hacen bien el papel de proyectar ese miedo.

“Y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor” (v. 9).

¿Cuántas veces vemos la gloria del Señor y nos da miedo? ¿Cuántas veces hemos sido como los pastores que no entendemos lo que está pasando y nos caemos? Sin embargo, la promesa de Dios de que siempre está a nuestro lado nos fortalece para continuar como pastores/as llenos/as de alegría por las nuevas noticias y a la vez llenos/as de energía para continuar la jornada. Las buenas nuevas nos transforman y nos motivan para ser testigos y compartir el mensaje con otros/as que necesitan la Palabra que da ánimo y esperanza.