La Ascensión de Nuestro Señor

El final del evangelio de Lucas

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Image: Matheis Stöberl, detail from "The Ascension of Christ," ca. 1510-1515; public domain.

May 29, 2025

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Comentario del San Lucas 24:44-53



Introducción

Los relatos del texto seleccionado de Lucas aparentemente ocurrieron durante la tarde del mismo domingo de la resurrección de Jesús (Domingo de Pascua). Eso indicaría que Lucas desconocía lo que el Jesús resucitado les dice a las mujeres que habían ido al sepulcro según Mateo 28:10. Según Lucas, los discípulos tendrían que quedarse en Jerusalén hasta la llegada del Espíritu Santo. Parecería, pues, que Lucas 24:36–53 es una unidad literaria de relatos consecutivos. Pero, como Lucas es también el autor de los Hechos de los Apóstoles, y en Hechos 1:3–11 se menciona que Jesús se les apareció a sus discípulos por 40 días para explicarles sobre el reino de Dios, quizás no sea que verdad que los versículos que nos toca analizar aquí, Lucas 24:44–53, sean la sucesión histórica inmediata de lo que se nos relata en los versículos 36–43.

El propósito de la aparición de Jesús a los discípulos para darles la gran comisión y ascender al cielo (vv. 44–53) es doble: mostrarles que no es un cadáver vivificado ni un espíritu flotante sino Jesús mismo, y recordarles las cosas que les había enseñado sobre su misión salvífica (obra que continuaría el parákleto).

El Jesús de las Escrituras, el redentor

v. 44: “Éstas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.” Jesús hace referencia a las tres partes de los textos sagrados de los judíos. La tercera parte de la Biblia Hebrea se llama “Los Escritos” y tiene a los Salmos como su segmento más extenso. Hay textos de los Salmos que fueron leídos como referencias a la pasión, como por ejemplo Sal 2:2 y 22:1a, y otros como referencias a la resurrección, como Sal 16:9–10 (S. MacLean Gilmour). Jesús señala que era necesario que se cumpliese lo que estaba escrito sobre él en esos textos.

v. 45: “Les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.” Que los discípulos no entendiesen lo que Jesús les enseñaba sobre las Escrituras en referencia a él era común (véase por ejemplo Lucas 18:31–34). La comprensión del mensaje de Jesús no dependía de la inteligencia ni de la voluntad de quienes lo escuchaban, sino de la obra del propio Jesucristo. Las propias palabras de Jesús abren el entendimiento para comprender el mensaje de Dios, tal como ocurrió en el relato del camino a Emaús (Lc 24:25–32). Jesús funciona como el parákleto que enseña todas las cosas (Jn 14:26).

vv. 46–47: “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” Estos versículos se refieren a lo que ha ocurrido (v. 46) y a lo que va a ocurrir (v. 47). Lucas hace una interpretación muy particular del Antiguo Testamento porque “no hay pasaje conocido en la literatura judía pre-cristiana donde uno encuentre mención de un mesías que se levante de entre los muertos” (Joseph A. Fitzmyer). Sin embargo, Lucas y otros autores del Nuevo Testamento, llenos de fe, encontraron en el Antiguo Testamento referencias que atribuyeron a Jesús.

Además, Lucas incluye la predicación en el nombre de Jesús como algo predicho por Jesús mismo (v. 47) que se cumpliría más adelante en la predicación en Pentecostés (Hch 2:38). De ese modo, en el mensaje de Pedro en Hechos 2, Lucas incluye la muerte y la resurrección de Jesús, y el arrepentimiento para el perdón de pecados en el nombre de Jesús (Hch 2:22–38). “Esta es una nueva interpretación en la que se supera el concepto de Mesías que tenían los judíos” (Josef Schmid).

La Gran Comisión

v. 48: “Vosotros sois testigos de estas cosas.” Aunque el lenguaje es críptico, hay una carga de responsabilidad espiritual. Los discípulos son testigos porque han experimentado: 1) la enseñanza anticipada de Jesús sobre la pasión; 2) los eventos de la pasión; 3) la iluminación de las Escrituras por el Resucitado; 4) la realidad del estado resucitado de Jesús; 5) la necesidad de la proclamación del mensaje de perdón en el nombre de Jesús; 6) la necesidad de comenzar la proclamación en Jerusalén (John Nolland).

v. 49: “Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Jesús enviaría la promesa del Padre (Joel 2:28–32; Jn 14:26) y los discípulos debían esperar obedientemente hasta que fueran revestidos con el poder (dynamis) de lo alto (cf. Hch 1:4). Ese dynamis que viene de Dios es más que una energía divina; es el mismo Espíritu de Dios. Esa promesa se cumpliría en Pentecostés (Hch 2:33). Lucas da a entender que, así como Jesús fue guiado por el Espíritu Santo al desierto (Lc 4:1) y salió fortalecido en el poder del Espíritu (4:14), así también los discípulos debían ser llenos del Espíritu Santo para ser testigos y predicadores en nombre de Cristo.

La gran comisión de Jesús a los apóstoles de predicar a todo el mundo es relatada por los tres evangelios sinópticos con distintos énfasis. En Marcos 16:15–16 la comisión es predicar el evangelio a toda criatura. En Mateo 28:19–20 la comisión es hacer discípulos de todas las naciones, bautizándoles en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que Jesús les ha mandado. En Lucas 24:44–49 la comisión es predicar el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones. Una síntesis de los énfasis de los tres evangelios incluye predicar el evangelio del arrepentimiento y perdón de pecados en el nombre de Jesús a toda criatura y en todas las naciones, bautizándoles en nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo y enseñándoles que guarden todo lo que Jesús les ha mandado.

La Despedida y la Ascensión del Señor (vv. 50–53)

v. 50a: “Después los sacó fuera hasta Betania.” Esto parece contradecir la referencia geográfica de Hechos 1:12, donde el mismo Lucas menciona al monte del Olivar como lugar de la ascensión de Cristo. Pero los datos geográficos ayudan a clarificar esa aparente contradicción.

Betania era una pequeña aldea sobre la pendiente al este del Monte de los Olivos y al este de Jerusalén. El Monte de los Olivos es realmente parte de una serie de montañas bajas con vistas a Jerusalén al este, cruzando el valle de Cedrón. En su extensión de Norte a Sur, esa serie de montañas tiene tres cimas, siendo la del Monte de los Olivos la central (Joseph A. Fitzmyer, 1248).

vv. 50b–51a: “Alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos.” Jesús levanta sus manos para bendecir a sus discípulos tal como lo había hecho Aarón con el pueblo (Lv 9:22). Esta es una forma tradicional de bendición sacerdotal.

vv. 51b–52a: “Y fue llevado arriba al cielo.” Texto discutido de posible interpolación, ya que no aparece en el Código Sinaítico ni en el Código de Beza y sus aliados. No obstante, no hay duda de que es la base de la historia de Lucas de la ascensión en Hechos 1:6–11. “Después de haberlo adorado” es una frase que tampoco aparece en el Código de Beza y sus aliados, siendo una interpolación basada en Mateo 28:17 (S. MacLean Gilmour). Jesús es presentado en el estado de gloria que ya tiene desde su Resurrección (Hch 1:9). Así como el pueblo reverenció la manifestación divina en el Tabernáculo (Lv 9:23–24), así los discípulos adoran a Jesucristo.

vv. 52b–53: “Y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios.” Lucas había iniciado su evangelio con la adoración de Zacarías (1:5–10) y la alabanza de Simeón (2:25–32), y ahora lo concluye también con alabanza. Los primeros cristianos siguieron participando del culto en el Templo hasta su rompimiento con el judaísmo, lo cual ocurriría lentamente y años más tarde.

La ascensión de Jesucristo como se nos relata en Lucas es el correlato del mensaje de Marcos 16:19b: “Y el Señor … fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.”


Referencias

De Tuya, Manuel, Biblia Comentada. Texto de la Nacar-Colunga. Tomo II. Evangelios, Madrid: BAC, 1964, 932–935.

Fitzmyer, Joseph A. The Gospel According to Luke (X–XXIV). Introduction, Translation, and Notes. Garden City, NY: Doubleday, 1985, 1578–1591.

MacLean Gilmour, S. “The Gospel According to St. Luke. Introduction and Exegesis.” En: The Interpreter’s Bible. Volume VIII. Editado por George Arthur Buttrick. Nashville: Abingdon Press, 1952, 432–434.

Nolland, John. Word Biblical Commentary. Vol. 35c. Luke 18:35–24:53. Dallas: Word Books, 1993.

Schmid, Josef. El Evangelio según San Lucas, Barcelona: Editorial Herder, 1968, 519–523.