Second Sunday after Epiphany (Year B)

El tiempo y la distancia nos ayudan a ver más claramente.

January 15, 2012

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Comentario del San Juan 1:43-51



El tiempo y la distancia nos ayudan a ver más claramente.

El estar ya en el segundo domingo después de epifanía nos ofrece suficiente distancia para reflexionar con más detalle sobre la importancia de lo que celebramos durante la navidad. El regalo que recibimos y celebramos durante la  navidad incluye muchas cosas, el amor de Dios por nosotros, el milagro del nacimiento de Jesús, Dios limitándose a forma humana, la presencia real y divina de Dios en un mundo imperfecto, etc. En medio de tanto la lectura del evangelio para este domingo nos ofrece la oportunidad de enfocarnos en el aspecto particular de la experiencia de encuentro con la divinidad de Dios.

Felipe y Natanael se encuentran cara a cara con Dios y aunque cada uno responde a su manera, el encuentro les cambia la vida. San Juan no nos dice mucho del encuentro que tiene Felipe aparte de que Jesús lo llamó a seguirle. Sin embargo los versículos 44 y 45 nos ofrecen dos pistas sobre cuanto sabía Felipe de Jesús antes de su llamado. El versículo 44 no dice que Felipe es del mismo pueblo que Andrés y Pedro, dos discípulos llamados anteriormente. Dado el hecho de que estos pueblos eran pequeños es muy posible que Felipe conocía a Andrés y Pedro, incluso de que ellos le hubiesen hablado de Jesús anteriormente a este encuentro. Dada la información del versículo 44, el versículo 45 puede verse como confirmación de una relación previa entre las personas mencionadas hasta ahora. En ese versículo Felipe le dice a Natanael, “hemos encontrado a Jesús de Nazaret,” lo cual indica una asociación entre Felipe y los otros dos discípulos. San Juan nos dice que Jesús llamó a Felipe lo cual nos deja espacio para incluir el hecho de que Felipe pudiera haber estado buscando a Jesús también.

Ahora, la respuesta de Felipe a la duda de Natanael, “ven a ver,” es utilizado muchas veces como el mensaje principal de este pasaje. Pero aunque la respuesta es muy importante en lo que está pasando y también sirve como un muy buen título para sermón, no es necesariamente el ímpetu que nutre el mensaje principal de este pasaje. Vale notar que la vena que sostiene todo aspecto de estos encuentros es la búsqueda de discípulos en la que Jesús está. Nuestro Señor le informa a Felipe que lo ha encontrado y ese encuentro entonces es el que mueve a Felipe de tal manera que busca a Natanael para compartir las buenas nuevas. De tal modo que la respuesta evangelística “ven a ver” tiene que asentarse firmemente en el encuentro personal con la divinidad de Jesucristo que es la fuente que nutre la reacción de Felipe y Natanael.

Lejos de influencia y poder
Vemos en esta parte del ministerio de Jesús que todavía está en un desierto en búsqueda de discípulos. Claro, Galilea no es un desierto como el desierto en que Jesús fue bautizado. Pero, cuando vemos a este lugar en relación con los centros de poder e influencia en la región nos damos cuenta que en ese sentido Jesús estaba lejos de todo en un lugar desolado y sin muchos recursos, un desierto. Vale la pena notar otra vez el hecho de que Jesús evitó los centros de influencia durante la mayoría de su ministerio y también en su búsqueda de discípulos. Aquí entonces vemos que la llegada de Jesús a este mundo y por ende el reino de Dios incluye en si una forma completamente diferente de ver qué significa influencia y poder.

Un encuentro personal
El Evangelio según San Juan nos muestra claramente que un encuentro personal con Jesús es fundamental en el proceso de decidir seguir su llamado. Aunque San Juan no nos da muchos detalles del encuentro entre Jesús y Felipe podemos ver por medio de lo que hace después de ese encuentro que algo poderoso ocurrió en su vida. Felipe está tan emocionado que busca a Natanael rápidamente y procede a contarle lo que pasó inmediatamente. No sólo eso, su fe en lo que sucedió es tal que al encontrar duda no trata de convencerlo sino que simplemente le alienta a ver por sí mismo.

En estos eventos vemos dos niveles de encuentro con Dios. El primero es uno de amistad en la que alguien en quien confiamos nos revela la posibilidad de lo bueno que es un encuentro con Jesús. La forma en que Felipe comparte con Natanael con tanto gozo y pasión se vuelve el ímpetu que mueve a Natanael a buscar a Jesús a pesar de sus dudas. Lo cual nos lleva al segundo nivel de encuentro con Dios que es el encuentro personal con Dios. Felipe vivió una experiencia poderosa en su vida y su primera reacción fue ir y compartirla con Natanael. ¿Quién es la persona en tu vida en la que piensas cuando algo bueno te pasa?         

Conclusión
Hay muchas cosas de qué hablar en la lectura de este domingo. Lo relevante de la decisión de Jesús de evitar ciudades importantes, la duda de Natanael, la referencia de Jesús a una higuera y el efecto que eso tuvo en él, etc. Todos estos y otros más están llenos de posibilidades para explorar durante el mensaje de este domingo. Sin embargo, a mi me parece que el aspecto de un encuentro personal con Jesús es la base que sostiene y da poder a los ejemplos de cambio en Felipe y Natanael. También pudiésemos realzar el prejuicio que tiene Natanael contra Nazaret y hablar sobre cómo esta presunción de que cosas buenas y extraordinarias solamente pueden venir de lugares importantes nos afecta a nosotros aún hasta hoy. Pero el punto sigue siendo que todas estas cosas no cuentan para mucho cuando nos vemos cara a cara con la Divina presencia de Jesús. Quizás una lección para llevar a casa es explorar nuestros propios encuentros con Jesús y partiendo de ese punto también preguntarnos ¿a qué estamos señalando cuando le decimos “ven a ver” a un mundo que vive en duda?