Séptimo domingo después de Epifanía

Una manera distinta de tratar a la gente

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February 20, 2022

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Comentario del San Lucas 6:27-38



En la sección de las bienaventuranzas y ayes del capítulo 6 de Lucas, el evangelio nos recuerda que quienes siguen las enseñanzas de Jesús no son bien vistos en la sociedad: reciben rechazo, calumnias y maltrato (Lc 6:22). Recordemos que muchas de las personas que respondían al mensaje de Jesús eran pobres, gente que padecía enfermedades, personas marginadas por la sociedad.

En Lc 6:27–38 Jesús establece que en el mundo al revés del reino de Dios existe una manera distinta de tratar a la gente, incluyendo a quienes maltratan y odian a las/os seguidoras/es de Jesús. Para poder comprender esta enseñanza, es necesario examinar el contexto y trasfondo del pasaje.

Podemos dividir el texto en tres secciones: vv. 27–31, vv. 32–36 y vv. 37–38.

Enseñanzas

Para Lucas, la enseñanza que Jesús comparte en esta sección es muy importante. Los vv. 27 y 35 repiten la exhortación imperativa de amar y hacer bien. Una serie de verbos en el imperativo refuerzan la seriedad e importancia de este mensaje: “amad,” “haced bien,” “bendecid” (que también se puede traducir como “hablad bien”), “orad,” “preséntale también la otra [mejilla],” “dale.” En otras palabras, Lucas comparte con urgencia la radicalidad del mensaje del reino de Dios.

El mundo al revés en donde la gente pobre y maltratada es bienaventurada tiene un modo distinto de manejar la opresión y la difamación. Ser bienaventurado/a no da derecho a replicar el modo de actuar y ser de quienes oprimen y maltratan. Es una exhortación a modelar una nueva manera de vivir caracterizada por el amor y la generosidad sin esperar recompensa.

La exhortación de Jesús en los vv. 27–31 se presenta como la versión positiva de la regla de oro: tratar a las demás personas como quieres que te traten. En nuestra sociedad predomina el pensamiento de pagar con la misma moneda; sin embargo, Jesús propone lo contrario. No solamente esta forma distinta de actuar sorprende a quienes esperan una reacción proporcional al daño infligido, sino que también expone la injusticia de quienes maltratan y abusan, así como ilustra el consejo de sabiduría que ofrece el libro de los Proverbios, luego adoptado por Pablo: “Si el que te aborrece tiene hambre, dale de comer pan,
y si tiene sed, dale de beber agua; pues, haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza” (Prov 25:21–22; Ro 12:20).

A la misma vez, las palabras de Jesús exhortan a quienes tienen medios económicos a ser parte de quienes cumplen las promesas del reino de Dios y están dispuestos/as a compartir. El mundo al revés donde la persona pobre es afortunada y poseedora del reino de Dios comienza cuando en la comunidad de seguidoras/es de Jesús no hay acaparadores/as y quienes tienen recursos los comparten con quienes no tienen.

La segunda sección, vv. 32–35, explica el motivo de esta exhortación a tratar a otros/as con amor, bondad y compasión: así es Dios y sus hijos/as siguen su ejemplo. Este acercamiento va un paso más allá de regla de oro y del consejo sapiencial de Proverbios.

Los vv. 36–38 continúan ilustrando la inversión que deben ejemplificar quienes siguen a Jesús. El texto en griego señala que el juzgar y condenar a los/as enemigos/as era una práctica que se estaba dando entre quienes escuchaban: ¡Dejen de juzgar! ¡Dejen de condenar! En un mundo en el que se juzga y condena a quienes no tienen y son víctimas del sistema opresor, ser parte del grupo que hace suyo el mensaje de Jesús conlleva detener la práctica de juzgar y condenar. La “misericordia” (v. 36) o compasión debe caracterizar a los hijos e hijas de Dios, no el juicio que condena.

Hay un tercer aspecto en el v. 37 que requiere comentario. La palabra traducida normalmente como “perdonar” significa en griego “liberar.” En otras palabras, el texto presenta una exhortación urgente no solamente a dejar de juzgar y condenar, sino también a dar un perdón que equivale a liberar a la otra persona.

En las tres secciones del pasaje para hoy, Lucas describe para su comunidad y para quienes leemos el texto hoy uno de los retos de seguir a Jesús: enfrentar la oposición como hijos/as de Dios, no pagando con la misma moneda.

Precauciones

La definición de enemigos/as y seguidores/as de Jesús hoy día es muy maleable. Grupos conservadores se consideran a sí mismos oprimidos y maltratados por quienes presentan posturas más inclusivas. A la misma vez, grupos progresistas o llamados liberales definen como enemigos a quienes insisten en interpretaciones más rígidas del mensaje del evangelio. En otras palabras, los/as seguidores/as de Jesús invierten su tiempo defendiendo sus posturas y condenando las de otros, enfocándose más en las ideas y doctrinas que en las personas. Jesús invita a una actitud de generosidad que elimine el juicio y la condenación de unos/as y otros/as, y abra en vez un espacio para escuchar a la gente y atender sus necesidades apremiantes de alimento, techo, abrigo y solidaridad.

La predicadora o el predicador puede también considerar acercamientos al término “enemigo” que parten desde la perspectiva de las luchas raciales y/o socioeconómicas: enemigo/a es quien no es de mi raza, o quien no pertenece a mi clase social.

Otro detalle para considerar es el de las preguntas que este pasaje levanta: ¿qué hacemos cuando la enemistad y el odio implica violencia (verbal o física)? ¿Hay que dejarse maltratar? Quien predica puede encontrarse en una encrucijada: afirmar la aceptación del atropello como manera de dejar al descubierto la injusticia, o resaltar la necesidad de la denuncia que busca reparación y justicia. Por esto, la predicadora o predicador debe ser sensible y tener cuidado de no justificar situaciones de abuso y opresión en su entorno solamente porque el evangelio exhorta a poner la otra mejilla y actuar de otra manera. Aplicar el mensaje de Lucas a situaciones de violencia de género o violencia racial, étnica, sexual, entre otras, y pedirles a las víctimas que se mantengan bajo las situaciones de maltrato es ser cómplice de quienes cometen abuso y violencia.