Segundo Domingo de Navidad

Una historia de amor

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Photo by Valery Sysoev on Unsplash; licensed under CC0.

January 2, 2022

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Comentario del San Juan 1:(1-9), 10-18



La primera vez que leí la lectura de hoy me pareció una adivinanza. Recuerdo muy bien haber sentido que “no entiendo nada” y me olvidé del asunto. Leyéndolo ahora, este relato me parece un movie trailer y me recuerda a los cortos que dan en el cine antes de dar comienzo una película. Juan nos da un resumen cósmico de cómo Dios siempre ha estado con nosotros/as y cómo siempre nos ha acompañado.

Es clara la afinidad que hay entre los versículos iniciales de Génesis 1 y de Juan 1. Lo que en Génesis 1 se presenta como el espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas es en Juan 1 el “Verbo” que era en el principio, estaba con Dios y era con Dios. La historia de Juan 1 comienza pues con un Dios como un ser etéreo flotando entre los cosmos. Luego vamos al encuentro de Juan el Bautista anunciando a Jesús. Como toda película de suspenso bien hecha, en un principio no siempre se reconoce al protagonista o cuál será el final. La película nos va envolviendo y uno se queda atento. En este preestreno que Juan nos comparte hoy nos inclinamos a adivinar que Juan el Bautista es el protagonista de la película, pero a través de la narración se nos saca de duda cuando Juan el Bautista nos dice que vino a dar testimonio de la luz verdadera, una luz que venía a este mundo a encarnarse en Jesús. Entonces nos damos cuenta de que la película no es sobre Juan. Aunque él juegue un papel protagónico, esto es parte de algo más grande. Todo lo que hemos visto apenas ha sido el preludio.

Así uno queda enganchado/a queriendo saber más. ¿Quién será esa persona de la cual habla Juan? ¿Quién será el encarnado que traerá la luz al mundo, quién es este tal Jesucristo? En este preestreno no nos dan muchos detalles. Se nos tienta para que vayamos a ver la película entera.

¿A fin de qué? En la lectura Juan quiere dejar claro que Dios siempre está con nosotros/as, desde antes de que el mundo existiera. Luego de la creación, Dios se dio a conocer por medio de las leyes que le entregó a Moisés, hasta llegar al presente de la lectura donde se convierte en un ser humano viniendo al mundo como Jesús. Quienes hemos visto la película tenemos el beneficio de entender cuál es el fin.  Sabemos que esta no es una historia de suspenso sino una historia de amor, una historia sobre el amor que tiene Dios con el mundo y con nosotros/as. Un amor que se da a conocer por medio de su hijo Jesús.

La lectura dice que ese amor se hizo “Verbo,” un verbo como acción que nos lleva al amor de Dios. Este amor en acción como un verbo no es un amor pasivo, porque el amor de Dios es proactivo en nuestras vidas. De la misma manera podemos ver cómo el verbo también existe y se manifiesta en distintos tiempos como lo son el pasado, el presente y el futuro. Dios siempre está con nosotros/as, pues fue, es y será, cubriendo todos los tiempos y espacios.

Se nos recuerda en este evangelio que “la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (v. 17). O sea, que el verbo se vuelve modelo, y en este preludio se nos invita a abrir nuestros corazones para crecer en nuestro entendimiento. Para aprender nuevas formas de implementar la ley a través de los ejemplos que se nos han dado en la vida de Jesús quien les dio de comer a quienes tenían hambre y curó a los enfermos. Jesús se convierte en un héroe poco convencional y nos acompaña desde de la frontera. Desde muy temprana edad se convierte en refugiado cuando su familia huye a Egipto. También nos acompaña en el sudor y el esfuerzo de un trabajo duro, pues él fue obrero, un humilde carpintero. Jesús vivía, amaba, lloraba y estaba en comunidad con personas que la sociedad consideraba impuras. Por lo tanto, cuando miramos las distintas maneras en que se marginaliza a personas no deseables en el día a día, ahí también está Jesús, enseñándonos a quebrar esas barreras que dividen comunidades.

¡Esta es una historia donde Dios nos dice “aquí estoy y no me voy”! Y de esta manera Dios nos invita a decir también a nosotros/as que “aquí estamos y no nos vamos.”

Aquí estamos para luchar, estamos para continuar la obra de Dios de dar de comer a los hambrientos, curar a los enfermos y estar en comunidad con quienes son rechazados/as por la sociedad. Por lo tanto, les dejo con las siguientes preguntas de reflexión:

¿Dónde vemos nuestra propia historia reflejada en la historia de Jesus? ¿Cómo se manifiesta el amor de Dios en mi día a día? Y ¿cómo estoy reflejando las enseñanzas que modela Jesús?