Segundo Domingo de Adviento

Este pasaje detalla el ministerio de Juan el Bautista con materiales que combinan sus fuentes.

December 5, 2010

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Comentario del San Mateo 3:1-12



Este pasaje detalla el ministerio de Juan el Bautista con materiales que combinan sus fuentes.

Incluyen Marcos, Q (una fuente hipotética que contendría solamente dichos de Jesús; “Q” viene del alemán Quelle, fuente) y M (una fuente que utilizara Mateo, de ahí que se la llame “M”). Se divide en tres partes. La primera, 5-6, describe el ministerio y la persona de Juan el Bautista. La segunda, 7-9, describe su audiencia. La tercera, 10-12, describe los ministerios paralelos, pero diferentes, de Juan y Jesús.

La primera parte, 5-6, podría dividirse según la siguiente estructura:

A.  Juan predica, en el desierto de Judea un mensaje de arrepentimiento (1-2)
B.  Su ministerio es descrito con las palabras de Isaías 40:3 (3)
B’. Su persona es descrita con conceptos de 2 Reyes 1:8 y Zacarías 13:4
A’. Juan bautiza en el río Jordán y la gente confiesa sus pecados (5-6)

Mateo describe a Juan como un personaje salido de las páginas del AT, un profeta como Elías, una voz que expresa nuevamente el mensaje de Isaías 40:3 y cumple, de alguna manera, la profecía de Malaquías 3:1 y 4:23-24. Su exhortación al arrepentimiento halla eco en la gente quienes entonces lo demuestran confesando sus pecados y sometiéndose al bautismo de Juan.

Para Mateo es claro que el reino de los cielos que se ha acercado (2) es otra manera de hablar del Señor cuyas sendas Juan ha venido a preparar y enderezar. Y que este Señor es Jesús mismo, quien es presentado como juez escatológico utilizando imágenes de la recolección de frutos (10) y de la cosecha del trigo (12). Esta función de juez escatológico será hecha explícita al final del evangelio, en el capítulo 25, donde Jesús “separa” a la gente entre justos e injustos, esta vez utilizando imágenes pastoriles. 

La preparación del camino del Señor implica arrepentimiento (metanoia) y confesión sincera (exomologeo), hecha desde el corazón. Pero la confesión  es pública, no silenciosa o individual. El grupo de penitentes asume responsabilidad por un estilo de vida, basado en  una serie de lealtades y compromisos, que debe terminar. Un cambio debe ocurrir como preludio a la venida del Señor.

Se podría preguntar cuál es la relación entre arrepentimiento, bautismo y confesión de pecados. De acuerdo a la narración de Mateo pareciera ser que el llamado al arrepentimiento produjo contrición lo cual llevó a la gente a tomar el paso decisivo y público de ser bautizados confesando sus pecados. Esto debe entenderse, de nuevo, como una acción comunitaria, social, participativa, no introspectiva e individualista.

La segunda parte, 7-9, podría estructurarse de la siguiente manera:

A.  Fariseos y Saduceos son acusados de tratar de evitar la ira venidera (7)
B.  Fariseos y Saduceos son exhortados al arrepentimiento (8)
A’. Fariseos y Saduceos pretenden evitar la ira venidera aduciendo etnicidad (9)

Hay un gran contraste entre la sinceridad de la gente y la virtud que se atribuyen las autoridades religiosas, lo cual en el resto del evangelio será llamada hipocresía (ver especialmente el capítulo 23). La persona es comparada con un árbol y los frutos dignos de arrepentimiento son las buenas obras (3:10; 7:15-20; 12:33; 13:8, 23; 21:43). Estas buenas obras serán la base del juicio de Dios en el fin escatológico descrito en el capítulo 25.

El etnocentrismo, el considerarse “hijos de Abraham”, no tiene lugar en el reino. Los privilegios culturales no sirven en el nuevo orden de cosas, donde el pluralismo y la diversidad serán la norma. Lo único que califica a la persona para participar del reino es una conversión, un cambio fundamental y una nueva orientación de vida. Aquí Mateo posiblemente se está refiriendo a conflictos reales en su comunidad entre judíos y gentiles, o entre su comunidad y la sinagoga.

La tercera parte, 10-12, sigue la siguiente estructura:

A.  El juicio divino es anunciado con imágenes de cortar y quemar árboles improductivos (10)
B.  Los ministerios de Juan y Jesús son descritos (11)
A’. El juicio divino es anunciado con imágenes de recoger el grano y quemar la paja (12)

Cuando Juan habla de Jesús como “el que viene tras mí” esta refiriéndose a la venida histórica de Jesús la cual tiene connotaciones escatológicas, pues la sola presencia del Espíritu Santo identifica a esta era como un tiempo, un kairos, donde Dios ha comenzado a actuar y manifestarse de una nueva manera. Lo escatológico comienza en lo histórico pero lo sobrepasa al anunciar el reinado de Dios.

Desde un punto de vista homilético se podrían dividir este pasaje en dos partes. La primera, 1-6, trataría sobre una de las respuestas posibles al ministerio de Juan: arrepentimiento que se demuestra en el bautismo. La segunda parte, 7-12, trataría sobre otra respuesta posible: incredulidad (ver 21:25) e hipocresía que se manifiesta en rechazo del bautismo, ya que el texto nos dice que “venían a su bautismo,” como meros espectadores, no que se sometieran al mismo.

Algunos temas que podrían surgir de este pasaje serian: 1) Cultura y religión: ¿Qué sucede cuando sacralizamos la cultura, es decir, cuando creemos que la religiosidad implícita en nuestra cultura nos califica ya como cristianos? ¿Qué elementos de nuestra cultura contribuyen al avance del reinado de Dios sobre la tierra? ¿Cuáles lo impiden? 2) Juicio divino y estructuras sociales (o dicho de otra manera, escatología e historia): Si Dios va a juzgar las estructuras de nuestra sociedad ¿qué caso tiene tratar de cambiarlas? ¿Puede Dios suspender su juicio si el ser humano se arrepiente y comienza a cooperar en la construcción del reino? ¿Qué relevancia tiene lo escatológico en un mundo tecnológico? ¿Es lo escatológico algo meramente virtual, no real? Y si es así, ¿cuál es su efecto en la vida concreta de las personas?