Resurrección de Nuestro Señor

Las mujeres como testigos fidedignos de la resurrección

Photo of stairs going up from a cave in Cyrus
Stairs going up from a cave, via Unsplash

March 31, 2024

View Bible Text

Comentario del San Marcos 16:1-8



Una mañana agitada

Según los evangelios, fueron unas mujeres las primeras en descubrir la tumba vacía de Jesús. Sin embargo, cada evangelista trae una versión diferente de los hechos.

1) En cuanto a la hora en que ocurrió: Marcos (Mc 16:1) y Lucas (Lc 24:1) dicen que fue el domingo, a la salida del sol. Para Juan también fue el domingo, pero cuando aún estaba oscuro (Jn 20:1). Y Mateo dice que fue el sábado por la noche (Mt 28:1).

2) En el número de mujeres: Para Juan era una sola: María Magdalena (Jn 20:1). Para Mateo, dos: María Magdalena y otra María (Mt 28:1). Para Marcos, tres: María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé (Mc 16:1). Y para Lucas, un grupo numeroso de mujeres (Lc 23:55).

3) En el motivo por el que fueron a la tumba: Según Marcos y Lucas, llevaban aromas y mirra para ungir el cadáver de Jesús (Mc 16:1; Lc 24:1). En cambio, según Mateo y Juan fueron solo a ver el sepulcro (Mt 28:1; Jn 20:1).

4) En cómo se abrió la tumba: Según Mateo, hubo un terremoto y el Ángel del Señor bajó del cielo y corrió la piedra de la entrada (Mt 28:2). Marcos y Lucas dicen que la piedra ya estaba corrida cuando llegaron las mujeres (Mc 16:4; Lc 24:2). Y Juan dice que la piedra no solo había sido corrida sino “quitada,” es decir, ¡había desaparecido! (Jn 20:1).

5) Sobre el personaje que estaba dentro. Para Marcos era un joven (Mc 16:5); para Mateo, un ángel (Mt 28:5); para Lucas, dos hombres (Lc 24:4); y para Juan, dos ángeles (Jn 20:12).

6) En el mensaje que reciben las mujeres: Según Marcos y Mateo, les dice que Jesús ha resucitado y que los discípulos deben ir a Galilea (Mt 28:5-7; Mc 16:6-7). Según Lucas, solo les dice que Jesús ha resucitado (Lc 24:5-7). Y en Juan los ángeles permanecen mudos en el sepulcro. Será Jesús quien más tarde anunciará a María Magdalena su resurrección (Jn 20:15-17).

7) Sobre la reacción de las mujeres: En Mateo y Lucas, salieron llenas de alegría (Mt 28:8; Lc 24:9). En Marcos, huyeron espantadas (Mc 16:8). Y en Juan, María Magdalena queda confundida, creyendo que se habían robado el cadáver (Jn 20:3).

Con el sol como testigo

¿Por qué tantas diferencias? Porque los evangelistas no pretendieron transmitir una crónica histórica de los acontecimientos de la resurrección, sino que adaptaron la información que tenían a su propia intención teológica, para transmitir un mensaje a sus lectores/as. ¿Y cuál era ese mensaje? Para saberlo, debemos analizar cada evangelio por separado.

Según Marcos, las mujeres fueron al sepulcro “a la salida del sol.1 Porque antes había contado que, al morir Jesús, una gran oscuridad había caído sobre toda la tierra (Mc 15:33). Ahora, con la resurrección, el sol ha vuelto a salir. Se trata de la luz de una nueva era que está amaneciendo, aun cuando aquellas mujeres no lo sabían.

Marcos coloca tres mujeres en el sepulcro, probablemente porque Jesús había tenido tres discípulos preferidos (Pedro, Santiago y Juan), que durante la pasión habían huido y lo habían abandonado. Por eso ahora presenta tres mujeres que permanecen fieles a Jesús, como reemplazantes de aquellos tres que le fallaron.

Las mujeres fueron, según Marcos, a “ungir” el cadáver de Jesús, porque el entierro había sido realizado por José de Arimatea (Mc 15:43), un enemigo de Jesús, miembro del Sanedrín, que había votado a favor de su muerte (Mc 14:55) y lo había entregado a Pilato para que lo condenara (Mc 15:1). Por lo tanto, José no se había preocupado de los ritos de sepultura de Jesús, y ellas tuvieron que ir a completar la ceremonia.

A quien encontraron fue a “un joven” sentado a la derecha y vestido de blanco, que les transmite la noticia de la resurrección. Este joven sin duda es un personaje figurado, que de algún modo representa al mismo Jesús en su nueva vida, como se ve por los detalles con que lo describe: un joven (la eterna juventud de la resurrección), vestido de blanco (símbolo de la vida eterna) y sentado a la derecha (como Mesías glorioso).

Según Marcos, las mujeres huyen asustadas y no cuentan a nadie la noticia de la resurrección, porque Marcos quiso decir a sus lectores/as que eran ellos/as quienes ahora debían asumir el compromiso de predicar el evangelio, puesto que las mujeres testigos habían desertado.

Los cinco fenómenos

Mateo trae una versión diferente, porque sus lectores eran de origen judío, no pagano como los de Marcos, y quiere adaptar su mensaje a ellos (Mt 28:1-8).

En primer lugar, no dice que las mujeres fueron el domingo por la mañana, sino el sábado por la noche. Porque, para los judíos, la fiesta de Pascua en la que Dios había liberado al pueblo de Israel de la esclavitud tuvo lugar durante la noche: la noche del éxodo. Por eso la nueva Pascua, en la que Jesús libera a su pueblo de la esclavitud del pecado, también debía suceder durante la noche.

Modifica el número de las mujeres. Es que Marcos había colocado, en su relato, dos mujeres durante el entierro (Mc 15:47), y tres en la resurrección. Esto, para la mentalidad judía de Mateo, modificaba la cadena creíble de testigos. Por eso colocó solo dos mujeres en la resurrección, para que coincidieran con las que asistieron al entierro (Mt 27:61). Y estas no fueron a ungir el cuerpo de Jesús, porque en su evangelio José de Arimatea, al ser discípulo de Jesús y no un enemigo (Mt 27:57), ya había realizado los rituales judíos correspondientes (Mt 27:59-60). Por eso dice que ellas fueron solo “a ver” el sepulcro.

Las mujeres no hallaron abierto el sepulcro, como en Marcos, sino que presenciaron el espectáculo de su apertura, mostrando que fue Dios quien abrió el sepulcro (algo que no estaba claro en Marcos). Por eso no aparece en la tumba un joven (como en Marcos), sino el ángel del Señor, que en la Biblia simboliza al mismo Dios.

Finalmente, las mujeres no huyen asustadas, como en Marcos, sino que “corrieron a dar la noticia a sus discípulos.” Porque Mateo contará luego, cosa que no hace Marcos, que los discípulos viajaron a Galilea para ver al Señor. Y para ello era necesario que las mujeres hubieran transmitido el mensaje.

Fabricados, no comprados

Lucas también hizo sus propios cambios al relato, para adecuarlo a sus lectores/as de origen griego (Lc 24:1-8). Ante todo, dice que las mujeres no eran dos ni tres, sino un grupo numeroso. Porque Lucas, al escribir para un ambiente griego en el que la mujer era más valorada, busca mostrar la estima de Jesús por ellas en su época. También (como Marcos) van “a ungir” el cuerpo, porque José de Arimatea no había cumplido los ritos adecuados para la sepultura. Pero, a diferencia de Marcos, no “compraron” perfumes, sino que los prepararon personalmente (Lc 24:1). Es algo típico de Lucas, que recalca las actitudes amorosas y de ternura, tanto de Jesús hacia los demás, como de los demás hacia Jesús.

Mientras que, en Mateo y Marcos, un mensajero celeste les avisa que la tumba está vacía, en Lucas las mujeres lo comprueban personalmente. Un detalle importante para los/as lectores/as griegos/as de Lucas. En aquel ambiente se creía que, en los cementerios, la gente solía tener visiones del alma del difunto. Por eso quiso dejar constancia de que las mujeres comprobaron personalmente la ausencia del cuerpo. Por eso tampoco pone en la tumba a un joven (como Marcos), ni a un ángel (como Mateo), sino a dos “hombres,” para que sus lectores/as no piensen que ellas habían tenido una ilusión fantasiosa del alma de Jesús.

Pero el cambio más importante de Lucas está en las palabras de esos dos hombres. No les dicen que vayan a Galilea a ver a Jesús (como Mateo y Marcos), sino que lo verían en Jerusalén y sus alrededores. Para Lucas, Jerusalén es la ciudad sagrada por excelencia, y los grandes acontecimientos de su evangelio siempre suceden allí. Por lo tanto, también allí debían tener lugar todas las apariciones de Jesús resucitado. Ninguna ocurre en Galilea.

Por último, Lucas dice que Pedro corrió a la tumba para comprobar si lo que las mujeres decían era verdad. Lucas es el primero en contar que un varón también visitó el sepulcro. Quiso asegurar a sus lectores/as griegos/as, a quienes les costaba creer en la resurrección, que el hecho de la tumba vacía había sido corroborado por hombres y mujeres.

La piedra desaparece

Finalmente, Juan también trae su propia versión de los hechos (Jn 20:1-2). Para él, la visita a la tumba la realizó una sola mujer (María Magdalena) y por la noche. Resulta poco probable que una mujer sola y de noche fuera a un lugar tan tenebroso y fuera de la ciudad. En realidad, Juan sabía que habían sido varias las mujeres que habían ido al cementerio. Porque María Magdalena le dice a Pedro: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos (plural) dónde lo han puesto” (Jn 20:2). El “sabemos” delata una pluralidad de mujeres. ¿Por qué entonces menciona solo a Magdalena? Porque en su evangelio, ella aparece bajo una luz negativa; no comprende el mensaje de la resurrección y cree que se han robado el cadáver. Para evitar que las otras mujeres también quedaran mal junto a ella, la coloca como única visitante.

En cuanto a la hora, dice que ella va al sepulcro cuando aún estaba oscuro (como Mateo). Pero por otra razón. En el evangelio de Juan, las tinieblas son un símbolo de la ceguera espiritual (Jn 8:12). Y como ni Magdalena ni Pedro creerán al ver la tumba vacía, debía ser de noche.

Al llegar ella, descubre que la piedra ha sido “quitada” (Jn 20:1). Los otros tres evangelistas decían “movida,” es decir, colocada a un lado. Pero Juan utiliza el verbo griego “quitar” (airó), que significa “eliminar,” para decir que ha desaparecido todo obstáculo que impida la vida. Para el creyente ya no existe la muerte.

Para Juan, María Magdalena corrió a dar la noticia a Pedro y al Discípulo Amado, y ambos fueron al sepulcro a comprobarlo. Ahora son dos los varones testigos de aquel hecho. Y algo más: “El Discípulo Amado vio y creyó” (Jn 20:8). Es la primera vez que alguien, viendo solo la tumba vacía, y sin que nadie se lo explique, cree en la resurrección. Un detalle sorprendente.

Mala época para predicar

A la hora de componer sus obras, cada evangelista relató los hechos de manera que resultaran una buena noticia para sus lectores.

Marcos quiso enseñar que Jesús estaba vivo otra vez, y era posible hallarlo en Galilea, es decir, en el lugar de la vida diaria, del trabajo cotidiano. Mateo buscó subrayar que con la muerte y resurrección de Jesús la humanidad ha entrado en una nueva era anunciada por los profetas. Lucas pretendió decir que Jerusalén seguía siendo la ciudad amada por Dios, aunque allí lo mataran a Jesús; por eso solo allí se apareció a sus seguidores. Dios no se arrepiente de sus amores. Finalmente, Juan quiso mostrar que con la resurrección de Jesús ya no existe la muerte; esta ha sido eliminada. Ahora el hombre sabe que, después de lo que llamamos muerte, la vida continúa.

Pero más allá de estas diferencias, todos los evangelios coinciden en que fueron mujeres las primeras en proclamar la noticia de la resurrección. A pesar de que no eran valoradas ni aceptadas como testigos fidedignos, buscaron la forma de hacerse creíbles. Y gracias a ellas, hoy millones de cristianos/as creen en la resurrección del Señor. Es la tarea que el mundo espera de la iglesia: que se vuelva creíble, auténtica, veraz, como lograron hacerlo aquellas mujeres. Para que, en medio de tanto engaño y falsedad, el mundo encuentre un grupo de gente que dé ejemplo y testimonio de lo que afirma creer.


Notas:

  1. Uso mis propias traducciones del original griego de los textos.