Octavo domingo después de Pentecostés

El sistema económico alternativo de Jesús

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August 3, 2025

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Comentario del San Lucas 12:13-21



En este punto de su viaje lucano, miles de personas se habían reunido para escuchar a Jesús, el maestro, el sanador, el profeta, el alborotador. Jesús exhorta a sus discípulos/as y a la multitud reunida a confiar en el Espíritu Santo para que les guíe contra los ataques de los detractores (vv. 1–12). En medio de este momento crítico, un oyente hace una petición espontánea sobre algo personal: un conflicto entre hermanos por una herencia. Jesús, que no desperdicia el momento, lo toma como una oportunidad para enseñar, advirtiendo sobre la avaricia y compartiendo una parábola que desafía la obsesión por las posesiones (v. 15).

Jesús habla con firmeza y hace tres cosas en esta declaración: (1) lanza una alerta para llamar la atención de la gente; (2) señala claramente la avaricia como un peligro; y (3) proclama que la verdadera vida nos lleva más allá de la preocupación por las posesiones. El llamado de Jesús contra la avaricia aquí es coherente con todo el espíritu del evangelio de Lucas y también con otros pasajes de los evangelios; me viene a la mente la discusión de Jesús sobre la incapacidad de servir tanto a Dios como a Mammón (riqueza material, posesiones) en Mateo 6:24. La condena de la avaricia es significativa y no debe tomarse a la ligera.

De hecho, la avaricia y cómo tratar con nuestras posesiones es un tema clave de la enseñanza de Jesús y es coherente con la enseñanza profética antigua. Los eruditos religiosos Ulrich Duchrow y Franz J. Hinkelammert señalan que la avaricia no era un concepto o práctica predominante en las sociedades tribales prearcaicas, y que la satisfacción de las necesidades básicas de todos en la comunidad era para ellas la preocupación principal. Van un paso más allá y sugieren que “prevalecía un espíritu de solidaridad” en estas sociedades.1 Esto también se correlaciona con las prácticas comunitarias articuladas en las primeras comunidades cristianas en el libro de Hechos (que los eruditos bíblicos ven como una continuación/pieza de compañía del evangelio de Lucas, escrito por el mismo autor). Recuerdan que en Hechos 2:44–45 se describe que “todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.”

Sin embargo, se produjo un cambio con la introducción del dinero y la propiedad privada que ocurrió alrededor del siglo VIII a.e.c. La nueva economía condujo a la codicia y al deseo de acumular ganancia sin límite. Aunque las raíces de la codicia se remontan a aquellos tiempos, nuestra experiencia contemporánea de la misma se siente a través del sistema económico capitalista, que hoy en día ha permitido que los directores ejecutivos ganen ¡mil trescientas veces más que un trabajador típico!2 No solamente se trata de la avaricia, sino de un sistema cuya meta es la maximización de beneficios para los ricos y poderosos.

Además de los ejemplos antiguos y bíblicos, quedan ejemplos de alternativas a la codicia y a las economías orientadas al lucro. La científica indígena Robin Wall Kimmerer habla de la economía del don, donde “la moneda en circulación es la gratitud y la conexión, más que los bienes o el dinero. Una economía del don incluye un sistema de acuerdos sociales y morales para la reciprocidad indirecta, en lugar del intercambio directo. … La prosperidad de la comunidad surge del flujo de relaciones, no de la acumulación de bienes.”3 ¿Qué pasaría si Jesús, cuando comentaba en su parábola que la vida era más que las posesiones, estaba señalando una economía de florecimiento mutuo relacional como la descrita por Kimmerer?

Además del repudio de la avaricia, me cautiva cada vez más la alternativa a la que alude Jesús. Si la vida no se trata de la abundancia de posesiones, que por algún lado puede darnos una sensación de seguridad, ¿de qué se trata? Si Jesús llama “necio” al hombre del relato por aferrarse a su riqueza y acumular grano en exceso, ¿qué debe hacer la persona sabia? Parece que la sabiduría surge de reexaminar nuestras preocupaciones materiales desde la perspectiva de la solidaridad espiritual, con miras hacia el florecimiento mutuo. Se trata de enraizarnos en una abundancia espiritual radical y alternativa y en una materialidad diferente enfocada en lo que compartimos en comunidad. En una economía y teología del don y gracia en lugar de la ganancia personal.

El hombre de la parábola y el hombre que le pide a Jesús que le ayude con su herencia no comprenden que deben centrarse en el reino de Dios. Por eso Jesús llama “necio” al hombre de la parábola y le avisa que le exigirán la vida, le pedirán su alma. Algo le sucederá que arruinará su acumulación de riquezas y excedentes. ¡Esta es una dura lección para nosotros/as! Aunque no tengamos la misma riqueza que este hombre, todos tenemos posesiones y nos cuesta decidir cuánto conservar y por cuánto tiempo. A medida que vivimos más, el costo de proveer para nosotros/as mismos/as y nuestras familias, y de no querer ser una carga para los demás, ha aumentado dramáticamente. Queremos la seguridad de que tendremos lo suficiente para sobrevivir e incluso prosperar. Pero el reino de Dios, con Jesús como presencia mediadora y orientadora, nos llama a otro lugar. La ética de Jesús y del reino de Dios se trata de interdependencia, mutualidad y cooperación; no de ganancias personales ilimitadas. El reino de Dios colectiviza nuestras preocupaciones personales de supervivencia y prosperidad para que nadie se quede atrás.

Al final de cuentas, el texto de este domingo nos ayuda a lidiar con esta lucha muy real de equilibrar nuestras necesidades personales con las necesidades de nuestros vecinos y del mundo en general, especialmente las del vecino más vulnerable, oprimido y explotado entre nosotros/as. Que podamos considerar nuestras posesiones personales con ligereza mientras mantenemos nuestra mirada puesta en el premio del florecimiento mutuo en el espíritu del evangelio.


Notas

  1. Ulrich Duchrow y Franz J. Hinkelammert, Transcending Greedy Money: Interreligious Solidarity for Just Relations (New York: Palgrave Macmillan, 2012), 10–11. Traducción del autor.
  2. Mae Anderson and Paul Harloff, “CEO pay rose nearly 10% in 2024 as stock prices and profits soared,” Associated Press, News Highlights-Spotlights, 1 junio 2025, https://www.ap.org/news-highlights/spotlights/2025/ceo-pay-rose-nearly-10-in-2024-as-stock-prices-and-profits-soared/.
  3. Robin Wall Kimmerer, The Serviceberry: Abundance and Reciprocity in the Natural World (New York: Scribner, 2024), 34–35. Traducción del autor.