Comentario del San Juan 15:1-8
Este texto es parte de discurso pastoral de Jesús antes de morir en la cruz. Cabe notar que el autor de evangelio de Juan enfatiza el gran tiempo que dedicó Jesús a acompañar y a animar a sus discípulos/as desde el capítulo 13 hasta el 17. Ya de por sí tenemos una gran lección para los/as pastores/as y líderes. Aun en medio de las dificultades y pruebas tenemos que enfocarnos en acompañar y a animar a las personas que Dios nos encomendó.
Más específicamente, en el capítulo 15 Jesús anima a sus discípulos/as con una ilustración que era muy familiar para la comunidad judía: el viñedo. Jesús les dice que él es “la vid verdadera.” En el Antiguo Testamento, Dios a través de los profetas compara a Israel con la vid. Por ejemplo, Isaías 5: 1-2 dice:
Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre y había hecho también en ella un lagar; y esperaba que diera uvas buenas, pero dio uvas silvestres.
Al decir que es la vid verdadera, Jesús está afirmando que ahora judíos y gentiles tienen que unirse y permanecer en la fuente de la vid para dar frutos. El pueblo de Israel, a pesar de haber sido el pueblo escogido para ser la viña, se desvió de su misión y ahora Jesucristo viene a restaurar la misión tanto de judíos como de gentiles.
Jesús les dice que son las ramas (o “los pámpanos”) de la vid. Y estas ramas son podadas para que den más fruto.
En los últimos meses, en la iglesia donde pastoreo ocurrieron algunas transiciones. Algunas personas que trabajaban aquí ya no están con nosotros. Creemos que esto es parte del proceso de podar. Son dolorosas las transiciones, pero para que la iglesia siga dando fruto, algunas ramas tienen que ser podadas.
Usted como líder de su iglesia a la luz de este pasaje, reflexione: ¿Hay partes de su ministerio que está podando o debería podar el labrador para que produzcan más fruto?
El texto continúa y dice en el v. 4 que los/as discípulos/as deben permanecer en él y que él permanecerá en ellos/as. Dorothy Lee, estudiando este pasaje, nota que “permanecer” en la vid alude al símbolo de amor y amistad entre Jesús y sus discípulos/as: “La vid es una expresión de mutualidad entre la comunidad de creyentes, y también del amor entre los creyentes y Jesús.”1 Concuerdo con esta observación y animo a quienes predican a encontrar nuevos ejemplos de cómo este símbolo de amor y amistad de Jesús y sus discípulos/as se puede hacer más real en la vida de la comunidad. Animo a quienes comparten la palabra de Dios a celebrar con sus feligreses cómo los/as creyentes están poniendo en práctica estas enseñanzas de Jesús en sus vidas. Y a considerar en qué áreas necesitan profundizar sus prácticas.
El poeta Pablo Neruda escribió odas a muchas cosas. En una de esas odas, hablando del vino, dice:
Que recuerden en cada gota de oro o copa de topacio, que trabajó el otoño hasta llenar de vino las vasijas, y aprenda el hombre, en el ceremonial de su negocio, a recordar la tierra y sus deberes, a propagar el cántico del fruto.2
Que la iglesia propague el cántico del fruto de la vid en sus actos de fe de manera individual y en comunidad.
Notas
- Dorothy Lee, Flesh and Glory: Symbolism, Gender and Theology in the Gospel of John (New York: Crossroad Publishing Company, 2002), 95. Traducido por el autor del comentario.
- Pablo Neruda, All the Odes, edited by Ilan Stevans, 2013, 797.
April 28, 2024