Cristo Rey

Jesús ya está entre la gente

Detail from mural depicting Christ in Majesty in the apse of Vä Church. Romanesque period.
"Christ in Majesty Mural." via wikimedia commons.

November 26, 2023

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Comentario del San Mateo 25:31-46



Mateo 25:31-46 nos da la oportunidad de ver a Cristo Rey en el contexto del mundo entero, extendiéndose más allá de los límites de la iglesia. Después de dos parábolas del juicio que se centran en los iniciados que tienen una relación con Jesús (las diez damas de honor y los talentos), esta narrativa del juicio final es un discurso conmovedor para quienes no saben que tienen una relación con Jesús.

Primero, prestemos atención a algunas definiciones. Cuando el pasaje, en el v. 32, se refiere a “todas las naciones” (panta ethne en el original griego), probablemente se refiere a los “gentiles.” En la iglesia de hoy podemos identificarles como ateos e individuos de diversas religiones que no tienen a Jesús en el centro. Cuando las personas son separadas en dos grupos, uno justo y el otro no, ninguna de ellas tiene idea de que están siendo juzgadas, y mucho menos por qué parámetros o por quién.

Aquí, en el punto de inflexión antes de que el mundo juzgue injustamente a Jesús, Jesús juzga al mundo, un mundo que no sabe siquiera quién es Jesús. En el juicio no importan la obediencia a la ley, ni el linaje o derecho de nacimiento, ni la ciudadanía, raza o etnia, sino el amor. Si has amado al más pequeño de mis hermanos, me has amado a mí, dice Jesús. Si has atendido las necesidades de los marginados, los pobres, los oprimidos, los solitarios, los hambrientos, los sedientos y los encarcelados, entonces has amado a Jesús. Se le juzga por la forma en que demuestra amor a los más vulnerables de la comunidad. Así es como se separan las ovejas de las cabras, aun entre los ateos.

Quienes son elogiados/as quedan confundidos/as. “¿Cómo puede ser? ¡Nunca tuvimos la intención de tener una relación con Jesús! ¿Cuándo exactamente comenzamos una relación con Cristo Rey? Aquí nos vemos empujados a ver a Jesús como alguien que está trabajando y está activamente presente en el mundo más allá de la iglesia. El domingo de Cristo Rey debemos celebrar que Dios es mucho más grande que cualquier caja en la que queramos colocarlo. En este día en particular, debemos humillarnos ante Dios, quien trabaja más allá de los confines de nuestros templos y está activo en cada parte de la creación.

Sé que muchas personas están preocupadas por lo que está sucediendo en este país a medida que más y más personas abandonan la iglesia y cada vez más ni siquiera tienen una relación con ella. Aquí hay una palabra de esperanza para quienes lloran la pérdida de la cristiandad: Jesús todavía está ahí afuera. Todos los días, las personas participan en la misión del Dios de redención y reconciliación al aventurarse más allá de sus zonas cómodas y cuidar a alguien necesitado. Puede ser que no lo sepan, pero solo necesitan ayuda para ver lo que está al frente de sus ojos. Debemos ser como Pablo, quien pudo ver que ya había gente en el pueblo que adoraba al Dios a quien él anunciaba. “Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido.” Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio” (Hechos 17:23). Esto me da esperanza para el trabajo que debe realizar la iglesia. No tenemos que llevar a Jesús a la gente… ¡Jesús ya está allí! Sólo tenemos que ayudar a la gente a verlo. Tenemos que nombrar en voz alta las muchas y diversas formas en que la gente ya está participando en el reino de Dios.

La iglesia tiene la tarea de salir a todo el mundo y hacer discípulos/as en todas las naciones. Teniendo en cuenta Mateo 25, entendemos que todas las naciones ya son discípulos/as; solo necesitan que alguien les ayude a percibir de manera diferente. La gran comisión se trata menos de salpicar agua, credos o membresía, y más de una iglesia que declara el reino de Dios que es ahora y aún no. Nuestra tarea es declarar el evangelio de una manera que las naciones puedan entender. Necesitamos comenzar a despojarnos de nuestro lenguaje interno y convertirnos en intérpretes del reino de Dios de tal manera que la gente pueda escuchar el impactante mensaje de Dios, quien está muy complacido con todos/as ellos/as y todos/as nosotros/as. Entonces… “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).