First Sunday in Lent (Year B)

En este pasaje bíblico vemos una breve descripción del comienzo del ministerio terrenal de Jesús de Nazaret.

God Orders Noah to Leave the Ark
God Orders Noah to Leave the Ark, Cappella Palatina di Palermo, from Art in the Christian Tradition, a project of the Vanderbilt Divinity Library, Nashville, Tenn.

February 22, 2015

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Comentario del San Marcos 1:9-15



En este pasaje bíblico vemos una breve descripción del comienzo del ministerio terrenal de Jesús de Nazaret.

En términos literarios, el pasaje comprende tres porciones o “perícopas” que, aunque distintas, están íntimamente relacionadas:

  • Los vv. 9 al 11 hablan del bautismo de Jesús en el río Jordán bajo el ministerio de Juan el Bautista.
  • Los vv. 12 al 13 describen un tiempo de prueba durante el cual Jesús fue tentado en el desierto.
  • Los vv. 14 al 15 presentan concretamente el comienzo del ministerio de Jesús, que coincide con el fin del ministerio del Bautista. Aquí se introduce el concepto central de la predicación evangélica: El reino de Dios.

Quien desee predicar sobre este pasaje bíblico debe tomar una decisión importante a principios del proceso de estudio del texto: si va a predicar sobre todo el pasaje o si se va a enfocar en una de las tres porciones que incluye. Esta decisión coloreará toda la investigación del texto y el diseño del sermón.

Pasemos a considerar cada una de estas porciones, en secuencia. Primero, el relato del bautismo de Jesús (vv. 9-11), que lo lleva desde Galilea hasta el Jordán, donde se encontraba el Bautista. Después de ser bautizado por Juan (v. 9), mientras Jesús aún se encontraba en el agua, hubo una manifestación del Espíritu Santo en forma de una paloma que se posó sobre él (v. 10). Es en ese momento en que encontramos una declaración divina que parafrasea a Isaías 42.1. Dios reconoce a Jesús como su Hijo amado y se complace en su ministerio.

Esta sección levanta temas interesantes, tales como la relación entre Jesús y el Bautista, las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo y el bautismo. Cabe notar que el bautismo no es un sacramento u ordenanza judía. Por el contrario, es un desarrollo de los rituales de purificación, que eventualmente se convirtió en un requisito para las personas gentiles que deseaban convertirse al judaísmo. Así nació “el bautismo de prosélitos.” Lo escandaloso del ministerio de Juan era que requiriera que las personas judías, que se consideraban incluidas en el pacto con Israel en virtud de su etnicidad, se bautizaran como si hubieran sido gentiles.

La segunda porción de nuestro pasaje describe la tentación de Jesús (vv. 12-13). Encontramos varios elementos sorpresivos en el texto. Primero, fue el Espíritu Santo—el mismo que se manifestó como una pacífica paloma—quien “impulsó” a Jesús al desierto. Segundo, aquí “desierto” se refiere a lugares secos y deshabitados; no a grandes extensiones de arena. Aunque el desierto se presenta en nuestro pasaje como un lugar peligroso, en otras partes del evangelio de Marcos el desierto es el lugar al que Jesús se retiraba para orar y para alejarse de las multitudes (1:35, 45; 6:31-32, 35). Tercero, el verbo “tentar” quiere decir “probar” y hasta “disciplinar”. No tiene, pues, las connotaciones sexuales que solemos atribuirle hoy. Cuarto, el “tentador” es el mismísimo Satanás, lo que hace aún más problemática la idea de que fuera el Espíritu Santo quien lo llevó a ser tentado. Quinto, el relato de Marcos no incluye la triple tentación a la que estamos acostumbrados, y que debe provenir de la fuente Q, ya que tanto Mateo como Lucas la incorporan en sus versiones del episodio (Mt 4:1-11 y Lc 4:1-13). Sexto, el ambiente es campestre, ya que Jesús estaba con animales salvajes. Este detalle evoca pasajes bíblicos que prometen la protección de Dios contra las bestias salvajes, como Job 5:22-23, Salmos 91:13 e Isaías 11:6-9. Séptimo, el texto también tiene una nota apocalíptica, dado que a la tentación de Satanás se opone el servicio sobrenatural de los ángeles.

Un sermón sobre esta segunda porción del pasaje podría exponer el tema de las pruebas que enfrenta el creyente, afirmando que la disciplina espiritual es necesaria para crecer en la fe y para desarrollar ministerios efectivos. Ahora bien, quien desee predicar sobre este pasaje debería, en mi opinión, abstenerse de armonizar el relato de Marcos con los de Mateo y Lucas integrando a su sermón la triple tentación que aparece en aquellos relatos.

La tercera sección del pasaje describe, como dijimos, el comienzo efectivo de la actividad misionera de Jesús (vv. 14-15). El texto recalca que Jesús comienza su ministerio después del arresto y encarcelación de Juan (v. 14). De todas maneras, Marcos volverá a hablar del Bautista en los 6:14-29, donde se narra cómo fue asesinado caprichosamente por Herodes Antipas, el rey de Galilea.

Lo que sí tenemos que decir es que se produce una ruptura importante entre Jesús y el Bautista, dejando en claro que el ministerio del Galileo—aunque presupone el de Juan—es diferente. En resumen, el ministerio de Jesús no es una mera continuación de la prédica de Juan.

El v. 14 también recalca que Jesús regresó a la región de Galilea, lo que establece una correlación con el v. 9. En cierto sentido, pues, los vv. 9 al 14 marcan un paréntesis en la historia de Jesús, en el que las estadías en el Jordán y en el desierto se destacan como un período de prueba necesario para que Jesús atestiguara su fidelidad y demostrara su disciplina espiritual.

Jesús anuncia que Dios desea entrar en relación con la humanidad con el propósito de salvarla de sus pecados. Este mensaje es el “evangelio” (vv. 14 y 15), término que proviene del idioma griego y que significa “buena noticia” o “buena nueva.” “Evangelio” era la palabra que se usaba para anunciar la visita de un dignatario o la llegada del rey, y la iglesia lo adoptó para hablar tanto del mensaje cristiano como de los cuatro documentos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) que describen la vida y obra de Jesús.

“El tiempo” que “se ha cumplido,” que Jesús anuncia en el v. 15, es el tiempo que se designa con la palabra griega kairós, es decir, es el “tiempo oportuno” señalado por Dios. El reinado o gobierno de Dios está acercándose a la humanidad para acabar con la antigua edad maligna e inaugurar un tiempo de bendición y paz. La respuesta correcta a la acción divina es el arrepentimiento de los pecados de ayer y la fe o confianza en la “buena noticia.”