Primer Domingo de Cuaresma

Enfrentando las fuerzas del mal con Jesús

Jesus' Baptism Fresco, Fanefjord Church, Møn, Denmark.
Jesus' Baptism Fresco, Fanefjord Church, Møn, Denmark. via Wikimedia Commons.

February 18, 2024

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Comentario del San Marcos 1:9-15



El escritor del Evangelio de San Marcos, como mencioné en mi comentario anterior, enfatiza la complacencia de Dios con Jesús en su bautismo y la inmediatez (urgencia) del Reino de Dios. Tanto la complacencia divina como la inmediatez del Reino de Dios, son mediatizadas por el ministerio y persona de Jesús. En otras palabras, Marcos nos invita a ver el bautismo de Jesús como la afirmación (v. 11 – complacencia divina) de su vocación como portavoz y mediador del Reino de Dios (v. 15) que se ha acercado y cuyo mensaje es de urgencia para toda la creación. La urgencia del mensaje radica en lo necesario del mismo. Como veremos más adelante, solo Dios puede intervenir y salvarnos de nuestro predicamento existencial. 

Marcos hace un puente narrativo entre el bautismo de Jesús y su ministerio usando los versos de la tentación para tales fines. Dicho de otra manera, Marcos desea que los/as lectores/as reconozcan a Jesús como el enviado de Dios, quien, al ser ungido por el Espíritu Santo de Dios, es capaz de enfrentar las fuerzas del mal que oprimen al pueblo de Dios y a la creación. Los breves versos de la tentación, conectados con la descripción que nos da Marcos sobre cómo el Espíritu descendió como paloma sobre él en su bautismo (v. 10), nos transportan al relato de la creación en Génesis 1:1-2. 

Estos versos del Génesis nos hablan de cómo el Espíritu de Dios sobrevolaba las aguas caóticas y primordiales del principio de la historia. Marcos desea que conectemos a la persona, ministerio, obra y predicación de Jesús con el poder divino que da vida, luz y justicia a un mundo lleno de fuerzas caóticas que los seres humanos no podemos controlar ni mucho menos superar o vencer. Como me decía mi abuelita (que en paz descanse), Doña María Rolón Miranda: “Al mar se le respeta.” Las aguas en los tiempos de Jesús eran símbolos del caos y de todo aquellos que los seres humanos no podemos controlar. No es que el mar sea la representación de la maldad, sino que, debido a su grandeza y majestad, solamente Dios lo puede contener. Por eso, más adelante en el Evangelio de Marcos, cuando se nos narra cómo Jesús camina sobre las aguas agitadas por un fuerte viento y calma la tempestad con su mera presencia (Marcos 6:51), la intención del autor es que conectemos todo ese poder divino mostrado en el bautismo de Jesús, donde los cielos se abrieron de manera dramática, con la presencia misma de Dios y su poder que da vida en medio de los poderes que acechan a la humanidad, incluyendo a Satanás. 

Marcos también desea que hagamos la conexión entre la complacencia divina que Dios muestra en el relato de la creación en Génesis con todo lo creado (Génesis 1:4) cuando lo percibe como bueno, del original hebreo Tob, que puede traducirse como bien amado y algo bueno, y la complacencia con su Hijo Jesús. Es como si Marcos nos dijera que en el bautismo de Jesús la creación entera ha sido renovada. En la voz divina que Marcos enfatiza explícitamente que solo Jesús escuchó, la creación oye también la complacencia divina debido a la irrupción del Reino de Dios en la persona del ungido de Dios, Jesús el Nazareno.     

Es importante mencionar que la palabra griega que usa Marcos en el v. 10 para describir el abrir de los cielos en el bautismo de Jesús es esquizó. Esta palabra también puede traducirse como quebrantar o partir en dos. En Marcos 15:38, esta palabra griega es utilizada nuevamente por el autor para describir lo que le ocurrió al velo del Santísimo del altar del Templo de Jerusalén al morir Jesús (Marcos 15:37). La presencia de Dios que viene directamente desde la morada celestial irrumpe en la predicación y obra de Jesús en todo lo que este hace y dice. Hasta en su muerte, Jesús mediatiza la presencia divina. Todas estas acciones son en pro del ser humano, quien por sí mismo, no puede contener ni librarse del poder que le esclaviza. Marcos quiere proclamarnos su fe, la de que sólo Jesús, quien fue bautizado con el Espíritu Santo, tentado por el mal, servido por los ángeles y anunció de manera urgente el advenimiento del Reino de Dios, es capaz de apaciguar las fuerzas del maligno que oprimen a la creación. 

Ahora bien, ya que nuestro texto está asignado para el Primer Domingo de Cuaresma, que es un tiempo de oración, ayuno y servicio a la comunidad, las preguntas que tenemos que hacernos son las siguientes: ¿Cómo podemos aplicar lo que hemos aprendido del texto que nos concierne a nuestras comunidades de fe, las cuales enfrentan diariamente las fuerzas del mal que oprimen al ser humano? ¿Cómo puede nuestra fe en Jesús informar nuestra lucha diaria contra las injusticias en el mundo, la iglesia y la sociedad? ¿Cómo puede la oración, el ayuno y el servicio a la comunidad ayudarnos a luchar contra nuestra propia maldad? ¿Cómo descansar en Jesús, nuestro libertador, quién hace posible que Dios se complazca con toda la creación? ¿Cómo nos prepara nuestro bautismo para confiar en la gracia divina y la presencia del Espíritu Santo en nuestros desiertos y lugares de soledad y prueba?