Tercer domingo después de Epifanía

Por tercera vez en Mateo, Jesús se encuentra adoptando un nuevo lugar de residencia.

January 23, 2011

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Comentario del San Mateo 4:12-23



Por tercera vez en Mateo, Jesús se encuentra adoptando un nuevo lugar de residencia.

Jesús nació en Belén. De este modo, la profecía se cumplió (2:5-6).

En la primera mudanza, la familia huye de Belén y del furor de Herodes y se va para Egipto. De este modo, la vida de Jesús emula los viajes de Moisés.

La segunda mudanza permite a la familia a regresar a Israel después de la muerte de Herodes. Sin embargo, el reinado del hijo de Herodes lleva a la familia a establecerse en Nazaret. De este modo, la profecía se cumplió (2:23).

Una tercera mudanza lleva a Jesús a Cafarnaúm. De este modo, la profecía se cumplió (4:14-16).

En otras palabras, nunca estas mudanzas se deben a la voluntad humana. Mateo sostiene en vez que estos desplazamientos geográficos han sido cuidadosamente orquestados por Dios y les atribuye una gran importancia. ¿Cuál es su significado?

Todo esto nos da una idea, tal vez, de la existencia ambulante de Jesús. Desde sus primeros días hasta su vida adulta y su ministerio público, el Jesús de Mateo es un predicador itinerante, un vagabundo constante. Jesús no opta por la comodidad de lo familiar, sino que abraza el llamado de Dios para encontrar a quienes necesitan una palabra de Dios dondequiera que vivan.

Después de todo, este es el mensaje de la profecía. Dios ha prometido llegar a todas las naciones. La luz ha llegado a quienes anteriormente habitaban en la oscuridad y la muerte. Jesús ha venido a ellos/as y a ser, en cierto sentido, uno de ellos convirtiéndose en su vecino. Por otra parte, el primer escenario del ministerio de Jesús se conoce como “Galilea de los gentiles.” Así, desde el comienzo y en consonancia con la promesa profética, Jesús ministra en una tierra de diversidad étnica.

En una cultura cada vez más móvil y diversa, las mudanzas de Jesús son en cierto sentido familiares para muchos/as de nosotros/as. El desplazamiento a un nuevo lugar con nuevos vecinos puede ser a la vez emocionante e intimidante. Un entorno nuevo puede darnos un nuevo comienzo, constituir un borrón y cuenta nueva que nos permite recrear cómo los demás nos perciben y cómo nos percibimos. Un nuevo entorno también puede llevarnos a cuestionar todas las dimensiones de nuestro ser. Una mudanza nos lleva a preguntarnos de nuevo: “¿Quién soy yo?” La riqueza de comunidades diversas puede ayudarnos a entender mejor a los demás y a nosotros/as mismos/as. Para Mateo, las experiencias itinerantes de Jesús han modelado su perspectiva y lo ayudan a entender una comunidad tanto desde dentro como desde fuera.

En Cafarnaúm, Jesús retoma la proclamación de Juan. La detención de Juan en 4:12 marca una transición importante, pero no un camino totalmente nuevo. La proclamación básica de ambos es la misma: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (3:2 y 4:17). Más tarde (10:7), Jesús enviará a sus discípulos a predicar el mismo mensaje. Al mismo tiempo, Juan había prometido que Jesús sería una figura más poderosa e importante en esta historia. ¿Cuál es la forma de este reino de Dios? ¿Cómo lo está acercando Jesús?

Rápidamente, el poder del llamado de Jesús se hace evidente. El llamado de sus primeros seguidores es profundamente elocuente. Jesús no tiene que “venderles” la idea a estas personas ni necesita persuadirlas de nada. Y esto a pesar de que cada uno de ellos tiene pocos motivos para abandonar su actual forma de vida. Cada uno de ellos, aparentemente, tiene un trabajo estable y, lo que es más importante aún, lazos familiares que los unen a su vocación, como se destaca en ambos relatos de llamado.

Al mismo tiempo, lo más probable es que no fueran individuos de gran poder social o riqueza individual. Estos pescadores no son parte de la élite de la cultura antigua. Aunque los discípulos de Jesús tendrán una función vital en los primeros días de la iglesia, en este día son personas completamente comunes llamadas a una tarea extraordinaria. Me imagino que en este momento en que Jesús los llama no han comprendido exactamente lo que significaba convertirse en pescadores de hombres. De todas maneras, siguen a Jesús sin vacilar. Muchos acudían a Juan en busca de su bautismo; aquí Jesús llama un grupo pequeño para seguirlo en su ruta itinerante de predicación y sanación.

Después de haber comenzado a reunir sus discípulos, Jesús se concentra en su trabajo. Enseña en las sinagogas. Pronuncia “las buenas noticias del reino.” Sana a los enfermos y les devuelve la integridad a los débiles. Estas son las características que definen la labor diaria de Jesús en Mateo. La enseñanza, la proclamación del reino y la curación son componentes integrados de su ministerio, no piezas separadas.

“Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado.” Dicho hace casi dos milenios, ¿cómo funciona esta promesa para nosotros/as hoy? ¿El reino de los cielos todavía está acercándose incluso hoy en día? Es de vital importancia observar la relación estrecha que hay entre predicación, enseñanza y curación en el ministerio de Jesús. La proclamación del reino no es sólo verbal; no sólo una enseñanza, sino una serie de acciones destinadas a dar plenitud a individuos y comunidades. 

El reino de Dios ha amanecido, no sólo porque Jesús le da existencia con sus palabras, sino también porque Jesús está dispuesto a sanar a los enfermos y a volver a unir lo que se ha roto. Por lo tanto, no tiene que intimidarnos el hecho de que Jesús haya proclamado el amanecer del reinado directo de Dios sobre el mundo hace tanto tiempo. Debe animarnos el hecho de que Jesús creía profundamente, el hecho de que él mismo personificó la remodelación del mundo querida por Dios.

Dos milenios después, nosotros/as también podemos anunciar que el reino ha amanecido. El trabajo de la proclamación, la enseñanza y la curación que Jesús inauguró en aquel hervidero étnico llamado Galilea ha continuado a lo largo de los siglos. De hecho, las palabras finales de Jesús en Mateo nos ordenan la continuación de este trabajo vivificante.

Entonces, ¿cómo vamos a anunciar hoy el “arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado”? Desafortunadamente, para muchas personas hoy en día, estas palabras son vistas como las de un predicador de mirada salvaje que ha perdido contacto con la realidad. Quizás estos pocos versículos proclamados este domingo nos puedan ayudar a recordar las palabras y los hechos vivificantes de Jesús. Quizás estos pocos versículos proclamados este domingo nos puedan ayudar a recordar que debemos proclamar el acercamiento del reino de Dios no como una amenaza sino como una promesa vivificante.