Vigésimo cuarto domingo después de Pentecostés

El texto que tenemos para hoy se desarrolla en el templo de Jerusalén.

November 11, 2012

View Bible Text

Comentario del San Marcos 12:38-44



El texto que tenemos para hoy se desarrolla en el templo de Jerusalén.

Jesús ha estado compartiendo varias enseñanzas ahí (ver el v. 35 por ejemplo). El v. 38 dará la idea de la continuidad de estas: “Les decía en su enseñanza…”

El comienzo de este bloque didáctico está marcado por un verbo en un modo imperativo: “guardaos” (blepo en griego). Es un llamado a una observación o un llamado a ver con atención crítica, pero también, y sobre todo, es usado este verbo más la preposición apo (blepo apo en griego) para avisar de un posible peligro (ver por ejemplo Mc 4:24; 8:15; 13:5).

A modo general, la enseñanza estará dividida en lo que podríamos considerar dos partes: una advertencia (vv. 38-40) y una observación (vv. 41-44). En la primera parte se llama a observar algo de lo que habrá que cuidarse, mientras que en la segunda parte se realiza una mirada que desarrollará o ejemplificará la advertencia anterior. Este ejemplo se dará cuando los discípulos y Jesús observan una determinada escena en el arca de las ofrendas.

Queremos notar que ambas partes se encuentran vinculadas por un verbo y un sustantivo que funcionan estableciendo núcleos de sentido. En realidad no es un solo verbo, sino que son dos, y ambos se pueden traducir como observar, mirar, ver. El primer verbo con el significado de “ver”, aparece en el v. 38, en modo imperativo, y nuestra versión RV 95 lo traduce como “guardaos” (blepo + apo en griego), y el segundo verbo con el significado de “ver”, aparece en el v. 41, en modo indicativo tiempo imperfecto, y nuestra versión RV 95 lo traduce como “miraba” (theoreo en griego). Como decíamos arriba, el primero de los verbos, usado en modo imperativo con la preposición apo, tiene la función de dar una advertencia, y por eso Reina Valera optó correctamente por traducir “guardaos”, acentuando el significado de mirar con atención por un posible peligro. El segundo de los verbos, en modo indicativo, también puede traducirse como “mirar”, “observar”, tal como Reina Valera lo traduce. Este segundo verbo en el v. 41 narra un suceso que podría mostrar a los discípulos con su maestro haciendo vívida la enseñanza-advertencia anterior.

El segundo elemento que funciona como dador de sentido es el sustantivo “viudas” que se encuentra en ambas partes también (vv. 40 y 42).  Estableciendo la relación entre las dos partes podríamos decir que la enseñanza es una propuesta a considerar y a tener una especial atención a las viudas en este accionar. Este observar se verá dirigido hacia otros personajes que también se ven contemplados. Pero si pudiéramos especificar un poco más, podríamos decir que si bien los personajes observados son varios y diferentes en una parte y la otra, ambas terminan haciendo especial atención sobre los efectos de las acciones de estos personajes sobre las viudas.

Quisiera finalmente prestar atención a los espacios que se mencionan en una y otra parte. En primer lugar se destacan escenarios como plazas, sinagogas y lugares de cenas. En segundo lugar sólo se destaca un espacio: el arca de la ofrenda. Los que circulan por los lugares de la primera parte son los escribas mientras que en la segunda parte hay una circulación variada: pueblo, varios ricos y una viuda pobre. Las viudas son nombradas en la primera parte como víctimas de la acción de los escribas, destacando que la victimización se realiza sobre las casas de ellas. Sobre esto (la casa) podemos pensar en “casa” como espacio físico así como también como familia y bienes dentro de ese espacio físico.

Si tuviéramos que reunir los elementos vistos en estos dos pequeños bloques lo sintetizaríamos de este modo:

Primera parte: advertencia en lugares como plazas, cenas, sinagogas. Personas sobre las cuales dirigir la mirada y prestar atención: escribas. Personas en peligro: viudas y sus casas/familias/bienes.

Segunda parte: observación ejemplificadora de la advertencia en el templo (arca de las ofrendas). Personas a observar: ricos, pueblo y viudas. Persona en peligro: viuda pobre.

Si pudiéramos buscar un pequeño mensaje, sintético, en relación a esta narrativa creo que tendremos que prestar atención a varias cosas, pero en un primer momento llama la atención que los lugares del primer espacio y las acciones del mismo están habitados por personajes religiosos o bien que estudian las leyes sagradas: los escribas. Se advierte sobre ellos y sus acciones, en los espacios que eran frecuentados por pueblo en general (plazas, sinagogas) o por los ricos (banquetes). Todos esos lugares muestran algo en común: la figura del escriba valorada positivamente y, en contraste, lo que no se ve: el robo a la viuda por parte de esa figura.  El elemento que pareciera servir como excusa (prófasis, en griego, traducido como “para disimularlo”, en 12:40, por RV 95) o como disfraz es la oración larga de los escribas. Pero este mensaje se concreta y se profundiza cuando la segunda parte “observa” lo que sucede ahora en un espacio religioso. ¿Será que esa ofrenda de la viuda en el templo es el modo en que se devoraba la casa de la viuda? El texto dice que muchos dan lo que les sobra pero la viuda da lo que tenía para vivir (bios, en griego, y literalmente podríamos traducir: dio toda su vida). Uno no podría pensar que los escribas se “devoraban” la casa de la viuda abiertamente (primera parte), mientras mantenían una alta estima social. En cambio parece que la segunda parte muestra que el sistema económico regulado, o al menos fomentado, por el templo ayudaba a devorar a los más humildes, por ejemplo a la viuda pobre. Y esto sin perjuicio de la figura positiva del religioso de la primera parte.

Leyendo la vida…
Este es un texto didáctico en su totalidad. Expone lo que se ve y busca explicar el sentido profundo de eso mismo, ese sentido que se encuentra oculto y por tanto hay que realizar una actividad de búsqueda o de exégesis para encontrarlo.

La vida cristiana tiene mucho de este mecanismo: poner de manifiesto lo que hace mover la vida o las injusticias. De hecho somos seguidores y seguidoras de una persona justa que fue condenada injustamente. Lo que se vio es un ser humano condenado a la crucifixión. Era menester buscar el porqué de esa acción disfrazada de justicia.

Este texto es una invitación a revisar los mecanismos que, encubiertos de piedad, reproducen la injusticia en este mundo. ¿Qué instituciones, qué hábitos, qué costumbres, qué prejuicios arraigados profundamente en nuestras culturas son los que esconden injusticias? La injusticia se vuelve perversamente más efectiva cuando logra convencer que no es un acto injusto sino que es un acto de amor, o de última necesidad.