Noveno Domingo después de Pentecostés

Exhaustos por el Evangelio

landscape painting depicting Jesus on lakeshore
Image: Adam Willaerts, Miracle on the Beach of Gennesaret; licensed under CC0.

July 21, 2024

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Comentario del San Marcos 6:30-34, 53-56



Durante el siglo XX el Evangelio de Marcos fue noticia en los periódicos y medios de comunicación varias veces; la primera de ellas hace justo cien años, en 1924, cuando Burnett Hillman Streeter popularizó la teoría propuesta originalmente en 1838—y de manera independiente por Christian Hermann Weisse y Christian Gottlob Wilke—en el sentido de que el primer evangelio escrito fue Marcos y no Mateo,1,2,3 hipótesis muy en boga en la actualidad.

Una segunda ocasión fue en diciembre de 1960, cuando Morton Smith anunció formalmente el descubrimiento de una supuesta carta escrita por Clemente de Alejandría a su amigo Teodoro en la que contaría la forma en que Marcos había redactado su evangelio a lo largo de los años.4 Esta carta daría lugar a lo que se ha dado en llamar “el Evangelio secreto de Marcos,”5 que tantas discusiones ha provocado desde entonces.6

La tercera ocasión en que el evangelio fue noticia fue en 1972, cuando José O’Callaghan postuló que nueve papiros fragmentarios descubiertos en la cueva 7 del Qumrân eran copias tempranas de diversos libros del Nuevo Testamento, tres de ellos del Evangelio de Marcos. O’Callaghan afirmó que 9 de las 20 letras griegas que contiene el fragmento 7Q5, de las cuales únicamente 14 son de lectura segura, eran parte del versículo 53 del capítulo 6 de Marcos, que es uno de los que nos ocupan en este comentario.7

Sin embargo, después de más de medio siglo de discusiones entre los expertos sobre las propuestas de O’Callaghan, Florentino García Martínez, un reconocido erudito en los Rollos del Mar Muerto, opina:

En vista de la pequeña cantidad de texto conservado, la identificación de O’Callaghan (o cualquier otra identificación) es insegura al menos en un 25%. Además (y quedándonos siempre con 7Q5, el “caso más fuerte” de la hipótesis de O’Callaghan) incluso leyendo el fragmento como él proponía, sólo se puede hacer concordar con Marcos 6:52–53 suponiendo una variante textual (la omisión de tres letras) no atestiguada por ningún otro manuscrito. Esto tampoco es nada inusual, ya que este tipo de variantes aparecen a menudo en manuscritos antiguos. Pero nuevamente, reduce sensiblemente la fuerza probatoria del argumento.

Y, lo que es aún más importante, se han propuesto varias otras identificaciones alternativas del mismo fragmento 7Q5 (como varios textos del Antiguo Testamento o de la literatura apócrifa) que son igualmente posibles para las pocas letras conservadas, y que lo son aún más probablemente porque no requieren ni una lectura diferente de las letras fragmentarias ni una variante no comprobada en los textos conocidos, y son compatibles con los dos fragmentos griegos de la misma cueva que ciertamente han sido identificados respectivamente con el libro del Éxodo y con la Carta de Jeremías. Como probablemente ya ustedes habrán concluido, si varias identificaciones son igualmente posibles. ninguna de ellas puede considerarse establecida de manera concluyente. La hipótesis de O’Callaghan tiene una base tan escasa e implica tantos factores cuestionables que no se puede construir nada sólido sobre ella.8

La exégesis responsable de un pasaje bíblico exige, además de una adecuada comprensión de su estructura literaria, un sólido conocimiento del texto en cuestión en su idioma original, tal y como se conserva en los manuscritos que nos han llegado desde la antigüedad. En este sentido, en el caso del Evangelio de Marcos nos encontramos en una mejor situación que en el caso de los demás evangelios, pues no solamente contamos con el portentoso esfuerzo de crítica textual que Constantin von Tischendorf realizó durante el siglo XIX,9 sino que a partir de marzo del 2022 los estudiosos tenemos a disposición el texto crítico griego de este evangelio más completo jamás realizado, publicado por el Instituto para la Investigación Textual del Nuevo Testamento de la Facultad de Teología Protestante de la Universidad de Münster como parte de su Editio Critica Maior del Nuevo Testamento.10

Y esto resulta importante porque los versículos que nos ocupan contienen algunas variantes de relevancia; quizá las más notables sean aquellas que hacen que Jesús envíe a sus apóstoles a un lugar deshabitado (v. 31) mientras que él aborda solo la barca que lo llevará a la orilla opuesta del mar de Galilea (v. 32), en donde los apóstoles se reunirán con él tiempo después (v. 35). Si bien estas variantes del texto griego usualmente no son mencionadas en las ediciones en lenguas modernas de la Escritura, algunos traductores llegan a preferirlas; por ejemplo, Martín Lutero, en su traducción de este Evangelio, prefirió aquella en la que Jesús viaja solo.11 Wieland Willker publicó en el 2015 un detallado comentario y evaluación de cada una de estas variantes en los manuscritos griegos que sugiero revisar.12

¿Cómo saber, en términos más o menos generales, cuál de las variantes se debería preferir? Uno de los criterios utilizados es el uso que el autor de la porción de Escritura acostumbra a hacer del idioma. En el caso de Marcos, a menudo se utiliza la forma finita presente de un verbo cuando en buen griego koiné se esperaría el tiempo aoristo o bien una forma finita imperfecta. Cuando Marcos contiene este tiempo, los pasajes paralelos en Mateo y Lucas frecuentemente utilizan otro. De hecho, en Marcos esta inflexión verbal se utiliza 150 veces, mientras que Mateo la utiliza en 78 ocasiones y Lucas en 4 o tal vez en 6 ocasiones.13

En el mundo académico este tiempo verbal se conoce como presente histórico y, como el resto de las figuras retóricas, se utiliza para llamar la atención sobre un pasaje, en este caso expresando en tiempo presente algo que evidentemente ocurrió en un tiempo pasado, por ejemplo, en el versículo 30 de los pasajes que nos ocupan, en el cual el texto griego dice, no como la traducción castellana de la Reina Valera 1995 “entonces los apóstoles se reunieron con Jesús” sino “Y los apóstoles están siendo reunidos hacia Jesús” para indicar que fue un proceso de integración paulatina, en el que iban llegando poco a poco, presumiblemente de dos en dos, como habían sido enviados (v. 7), y que tal vez les requirió preguntar a otras personas por el paradero de su maestro antes de poder encontrarse con él.

Lo mismo ocurre en el versículo 31, en donde el texto griego utiliza el presente histórico de la siguiente manera: “y [Jesús] les está diciendo a ellos,” implicando con esto que lo hacía poco a poco, en porciones. Lo que les dice es también muy notable: “¡Vamos! [Deute] Vayan ustedes a un lugar deshabitado y descansen un poquito [oligon].” La palabra usualmente traducida como “venid” en realidad debería ser traducida como una interjección de aliento: “¡vamos!” o “¡ánimo!”.

El motivo por el cual nuestro Señor invita a sus apóstoles a reposar un poco—y también a tomar un refrigerio, pues la invitación podría tener ambos sentidos según el uso koiné del vocablo anapauó, que quizá podríamos traducir a buen castellano como “recobrar fuerzas”—es sumamente sorprendente: eran tantos los que solicitaban sus servicios que no tenían tiempo ni para comer (v. 31).

Supongo que a muchas personas nos habrá ocurrido en más de una ocasión que el trabajo por la obra y el ministerio no nos permite, ya no digamos un descanso en forma, sino siquiera tomar un bocado para recuperar las fuerzas. Pues bien, en tales circunstancias Cristo nos dice: “Toma un respiro, reponte.” Muchas serán las necesidades y muchos los dolientes, pero si el terapeuta no se encuentra en la mejor forma posible, ¿cómo podrá ayudar convenientemente a quienes acuden a él?

Pero no dejen de prestar atención a un hecho que podría parecer menor, pero que en su contexto resulta fundamental: Jesús no envió a los exhaustos apóstoles a una villa de 5 estrellas, con todos los gastos cubiertos. Los envió al erēmon. En nuestras traducciones esta palabra usualmente se vierte al español como “desierto”, que en la mente de las personas usualmente evoca vastas regiones desoladas de arena candente, pero que en buen griego no significa eso (para ello probablemente el término más adecuado sería panérēmos.14 En palabras de Joan E. Taylor: “erémos no suele significar tierra árida y estéril, sino tierra sin cultivar. La palabra hebrea detrás de esto, midbar, está asociada con el verbo dabar, que significa conducir rebaños… [correspondería a] zonas donde deambulan animales salvajes.”15

Apartarnos por nuestra propia voluntad y por un breve periodo de tiempo a un lugar solitario, no a un lugar bullicioso de esparcimiento y diversión, para reposar, orar y recobrar fuerzas, cuando las labores del Reino nos abruman. No unas vacaciones, sino un retiro momentáneo a la soledad para reponer el cuerpo y la mente; tal es la indicación que Jesús da a sus apóstoles. Haríamos bien en tenerlo presente todos los días de nuestra fugaz vida debajo del sol.


Notas

  1. B. H. Streeter, The Four Gospels: A Study of Origins, Treating of the Manuscript Tradition, Sources, Authorship, and Dates (London: Macmillan and Co.,1924).
  2. Christian Gottlob Wilke, Der Evangelist, oder exegetische-kritische Untersuchung über das Verwandtsverhältnis der drei ersten Evangelien (Dresden/Leipzig: Gerhard Fleischer, 1838).
  3. Christian Hermann Weisse, Die evangelische Geschichte kritisch und philosophiscb bearbeitet (Leipzig: Breitkopf and Hartel, 1838), 2 vols.
  4. Sanka Knox, “Expert Disputes ‘Secret Gospel’. Theologian Says Style of Excerpts Does Not Show They Were by Mark.” New York Times, December 31, 1960, 7.
  5. Morton Smith, Clement of Alexandria and a Secret Gospel of Mark (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1973).
  6. Geoffrey S. Smith y Brent C. Landau, The Secret Gospel of Mark: A Controversial Scholar, a Scandalous Gospel of Jesus, and the Fierce Debate Over Its Authenticity. (New Haven: Yale University Press, 2023).
  7. José O’Callaghan, “¿Papiros neotestamentarios en la cueva 7 de Qumrãn?” Biblica 53(1):91–100.1972.
  8. Florentino García Martínez, “The Dead Sea Scrolls and the New Testament: Myths and Facts.” E-Theologos 3(2):202, 2012. 202. Traducción del autor.
  9. Constatinus Tischendorf, Novum Testamentum Graece, Editio Octava Critica Maior (Leipzig: Giesecke & Devrient, 1869), Vol I, 214–410.
  10. Institut für Neutestamentliche Textforschung (Ed.), Novum Testamentum Graecum. Editio Critica Maior. I. Die Synoptischen Evangelien / The Synoptic Gospels. 2. Das Markusevangelium / The Gospel According to Mark. Teil 1. Text / Part 1. Text. (Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft, 2022).
  11. “Und er fuhr da in einem Schiff zu einer Wüste besonders,” “Y él se dirigió en un bote a cierto lugar deshabitado.” Traducción del autor.
  12. Wieland Willker, A Textual Commentary on the Greek Gospels, Vol. 2, Mark (Bremen: published online, 2015), 240–270. Disponible en: https://www.willker.de/wie/TCG/ (acceso el 30 de junio del 2024).
  13. Hyeon Woo Shin, “The Historic Present as a Discourse Marker and Textual Criticism in Mark.” The Bible Translator 63(1):39–51. 2012
  14. Christian Høgel, “The Wild and the Completely Wild in the Writings of Kyrillos of Skythopolis.” Ephemerides Theologicae Lovanienses 97(3):449–468. 2021.
  15. Joan E. Taylor, “John the Baptist on the Jordan River: Localities and Their Significance.” Eva ARAM 29(2):365–383. 2017.