Tercer domingo después de Pentecostés

Jesús presenta la pregunta “mas ¿a qué compararé esta generación?”

July 3, 2011

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Comentario del San Mateo 11:16-19, 25-30



Jesús presenta la pregunta “mas ¿a qué compararé esta generación?”

vv. 16-17 Está refiriéndose al pueblo de Israel, quien parece no responder ni al mensaje de Juan el Bautista, ni al mensaje proclamado por Jesús. Jesús utiliza la ilustración de niños que llaman a sus compañeros, pero éstos no participan o responden al llamado en ninguna de sus formas, ya sea de manera alegre: “Os tocamos flauta, y no bailasteis” o de manera apesadumbrada: “os endechamos, y no lamentasteis.” Esta generación, es decir, el pueblo de Israel, rechazó tanto a Juan el Bautista, como a Jesús. La misma gente (esta generación) escuchó en primera instancia el mensaje de Juan el Bautista y después el mensaje de Jesús, siendo su respuesta una de rechazo, incredulidad y desobediencia. La generación a la cual Jesús hace referencia, opta por no participar al llamado o invitación que se les hace, dicha generación responde con indiferencia.    

v. 18 Aquí se menciona a Juan el Bautista como alguien que ni comía ni bebía, refiriéndose a su radical estilo de vida ascético. Dicho estilo de vida provocó que, quienes rechazaban su mensaje (esta generación), lo señalaran como alguien poseído por el demonio.    

v. 19 Este versículo hace referencia a Jesús, como “Hijo del Hombre” a quienes sus enemigos (esta generación) calificaron como glotón y bebedor de vino. Tales calificativos pudieran estar relacionados con el hecho de que Jesús participaba en reuniones sociales o banquetes y a su interacción con cobradores de impuestos y gente que, ante los ojos del grupo religioso, eran considerados pecadores. Los evangelios describen encuentros e interacciones entre Jesús y personas rechazadas por la sociedad y grupos religiosos de su tiempo. Quienes rechazaron (esta generación) a Juan el Bautista y a Jesús, también rechazaban a los señalados como pecadores, entre ellos los recaudadores de impuestos. En frase final “Pero la sabiduría es justificada por sus hijos” encontramos que las obras, producto de la sabiduría, serán justificadas y vindicadas últimamente. Las obras de quienes actúan con sabiduría, serán vindicadas. En el contexto del versículo encontramos que las obras de Jesús, aunque rechazadas por sus oponentes (esta generación), serán vindicadas.    

v. 25 En los versículos anteriores, Jesús hace mención de ciudades cuyos habitantes fueron testigos de los milagros, enseñanzas y ministerio de Jesús, pero respondieron con rechazo e incredulidad. Ahora en el versículo 25, Jesús se dirige a Dios el Padre e inicia con la frase “Te alabo.” La manera como Jesús se expresa y comunica con Dios el Padre denota cercanía, intimidad y reconocimiento. Jesús alaba y da gracias a Dios el Padre por esconder de los sabios y entendidos el significado de su ministerio y haberlo reservado para los niños. Los sabios y entendidos representan aquellos que se jactan de su inteligencia, cayendo en soberbia. Los fariseos y escribas son representados en este grupo, ya que ellos habiendo acumulado conocimiento de las Escrituras, no valoraron, entendieron, ni reconocieron el mensaje y ministerio de Jesús. Mientras que gente humilde, sin altos niveles de educación o rango social, quienes son comparados con “niños” en el texto, fueron receptivos y respondieron convirtiéndose en seguidores de Cristo, tal es el ejemplo de algunos de los discípulos.

v. 26 Se hace mención de la soberanía y autoridad absoluta de Dios el Padre. La sucesión de acontecimientos es producto de la voluntad de Dios. Jesús enfatiza claramente que la voluntad de Dios el Padre se cumple en plenitud.

v. 27 Jesús señala que su ministerio y mensaje son ampliamente avalados por Dios el Padre. La misión de Jesús le fue dada directamente de Dios el Padre. Nuevamente en este versículo, Jesús enfatiza la relación íntima que existe entre Dios el Padre y Dios el Hijo, resaltando que el conocimiento de Dios el Padre únicamente se obtiene a través de Dios el Hijo. Jesús es el mediador entre Dios el Padre y su pueblo. El conocimiento de Dios el Padre es por revelación dada por Jesús.

v. 28 Jesús extiende una invitación a aquellos que quieran recibir su mensaje, aquellos que le acepten y abran su corazón. Jesús recibe a todos aquellos que se sientan cansados, trabajados y cargados, ofreciendo reposo. Vemos en este versículo que únicamente en Jesús se puede encontrar la paz y el descanso para quienes se sienten atribulados o abrumados. El reposo que ofrece Jesús no se compara con ningún otro, ni se puede encontrar en nadie más.             

v. 29-30 Jesús hace la invitación de ser sus discípulos, de ser seguidores suyos, a esto se refiere cuando dice “llevad mi yugo” comunicando que seguir y obedecer sus enseñanzas, así como su ejemplo de humildad de corazón y mansedumbre, lleva al descanso del alma y a una vida plena.