Comentario del San Lucas 10:1-11, 16-20
Los pasajes del evangelio para los próximos cuatro domingos nos ofrecen la oportunidad para reflexionar sobre la teología y práctica de la misión cristiana desde la perspectiva del evangelio de Lucas. El capítulo 10 marca una transición, señalando la amplitud y complejidad de la misión cristiana. Los temas generales ilustran estrategias, actitudes y sorpresas en la tarea de comunicar el evangelio del Reino de Dios y la no-dualidad de la evangelización y el servicio cristiano. No hay distinción alguna entre evangelización y servicio para Lucas. El último domingo culmina el discurso misional de Lucas con la oración del Padre Nuestro, sellando la teología misional con una espiritualidad cósmica que narra la interacción entre la actividad divina y la agencia de la comunidad de fe.
Mi sugerencia a la comunidad lectora es que mantenga el tema misional presente, pero con un enfoque distinto. Me explico: Usualmente, nuestras comunidades de fe recalcan la comunicación del evangelio como una tarea verbal; la narración de un testimonio o una predicación que apela a los sentimientos y procura una respuesta inmediata que comúnmente identificamos como conversión. Por otro lado, el servicio social de nuestras iglesias a la comunidad tiene como propósito soslayado—como una actividad a escondidas—atraer a la comunidad para que “entre” a la iglesia. Aún recuerdo con incómoda sorpresa las oraciones de la feligresía de una iglesia antes de una actividad de ayuda social a la comunidad. Las oraciones expresaban que la actividad de servicio social procurara “traer a los impíos a la iglesia para recibir la salvación.” Prestemos atención a un legado misional anglo-europeo evangélico que propone una distinción radical entre evangelización y servicio y que considera que el servicio social es sólo una herramienta para la evangelización, que sería el único propósito del evangelio.
Estos pasajes bíblicos de Lucas nos ofrecen otra perspectiva y amplían el significado teológico de la misión cristiana. También nos ofrecen una oportunidad para reflexionar críticamente sobre el legado que distingue radicalmente la evangelización y el servicio. La experiencia de comunicar el evangelio de Cristo requiere la buena administración de la multiforme gracia de Dios (1 Pedro 4:10). La tarea misional demanda apertura al Espíritu y sencillez de corazón para descubrir las sorpresas de Dios en nuestra vida cotidiana de iglesia.
El pasaje de Lucas 10:1–11 y 16–20 integra reflexión teológica, instrucciones de encuentro y advertencia teológica frente a la experiencia de la comunicación del evangelio. Los vv. 1–4 resaltan las condiciones y el contexto de la misión para los setenta. El trabajo es arduo y hay pocos para cumplir la misión. No obstante, aun con pocos recursos humanos, la tarea misional es compartida. No existe tarea misional individual para evitar la tentación de que una persona sea “el centro de la atención.” Aún más, dado que el contexto es difícil, “yo os envío como corderos en medio de lobos” (v. 3), pues la compañía misional atenúa la tarea desafiante de comunicar el evangelio en un contexto desafiante. Además, las personas que integran la pareja misional son sencillas y pobres para que sean aceptadas por la mayoría de la población del tiempo bíblico. Y la tarea es urgente, ya que “se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (v. 9) y no hay mucho tiempo de espera. Las condiciones socio-geográficas de este tiempo elevan la hospitalidad como valor crítico para la sobrevivencia. No obstante, en este pasaje Lucas sugiere que la urgencia de anunciar el evangelio no debe ser atrasada por la oferta de hospitalidad típica del tiempo y requerida por la casa anfitriona. De todas maneras, no niega la hospitalidad, como veremos más adelante y en los otros pasajes. Lucas, por tanto, ofrece una reflexión teológica misional que confirma el carácter comunitario de la misión cristiana como parte integral de la comunicación del evangelio.
Los vv. 5–10 ofrecen las instrucciones de encuentro. El pasaje tiene elementos muy comunes de la hospitalidad de la época bíblica y excepciones a la regla hospitalaria. El regalo de paz era muy común de parte de los huéspedes, así como el hecho de que la familia anfitriona ofreciera pan y albergue. El encuentro es asimétrico (poniendo por un tiempo el peso de la hospitalidad en la familia anfitriona) y las palabras de Jesús son coherentes con la época: “Quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den” (v. 7). No obstante, en el encuentro asimétrico hay un momento de reciprocidad de parte de los huéspedes para con la familia anfitriona; un momento que ilustra la encarnación de la misión cristiana: “Sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: ‘Se ha acercado a vosotros el reino de Dios’” (v. 9). La pareja misional ofrece el regalo de gracia en la sanidad y restauración de una familia quebrantada. El regalo de gracia, de sanidad, viene con la palabra urgente: ¡El Reino de Dios se ha acercado y las cosas serán distintas!
Estas instrucciones de encuentro tienen contenido teológico. La misión sigue siendo comunitaria. La comunicación del evangelio es la encarnación de la esperanza en un contexto de hospitalidad que nace de la propia realidad contextual de la época bíblica. En otras palabras, Dios usa a la pareja misional dentro de los patrones de conducta hospitalaria de esa cultura y resalta la relación humana entre la pareja misional huésped y la familia anfitriona. La gracia, es decir, la experiencia de sanidad y restauración, nace del contexto y amplifica la gracia de Dios en palabra y acción. Clave es entender que la actividad comunicativa del evangelio—en palabra y acción—tiene su génesis en la hospitalidad y la relación.
Los vv. 10 y 11 resaltan la dependencia en ese primer gesto contextual de hospitalidad. Sin hospitalidad, no hay encuentro ni actividad comunicativa del evangelio. Nótese cómo Lucas sugiere que un elemento cultural de la época es vehículo primario para el encuentro y la comunicación del evangelio. Aunque hay teologías de la evangelización que insisten en que el evangelio viene de afuera de la cultura o sociedad, Lucas sugiere que los encuentros para la comunicación del evangelio necesitan la materia prima de prácticas nobles y sanas presentes en la sociedad o cultura.
Los vv. 16–20 son la advertencia misional. Las parejas misionales de los setenta no pueden perder de vista que los milagros y el poder sobre el mal no suplantan la pertenencia al reino de Dios. La gestión misional sobre-enfocada en la milagrería corre el riesgo de dar honor a lo superficial y descartar la centralidad del propósito último de Dios: ser parte del reino de Dios.
July 6, 2025