Comentario del San Juan 10:1-10

El evangelio de Juan es rico en imágenes y símbolos metafóricos tomados de la vida cotidiana que sirven para la argumentación retórica en los diálogos y controversias que tiene Jesús con sus oyentes y detractores. Los diálogos se inscriben dentro del género oral conocido como “apotegma,”¹ es decir, diálogos mezclados dentro de un material narrativo. Los diálogos didácticos se diferencian de las controversias, ya que no se trata de adversarios sino de personas que quieren recibir una enseñanza del maestro. Estos diálogos son de carácter catequético y de profundización teológica. Las controversias, por su parte, evidencian la oposición sistemática a esta comunidad por parte del grupo farisaico que dice poseer la verdad y que considera que Jesús aparta a sus seguidores de la recta doctrina. La comunidad entiende a un maestro que opta radicalmente en favor de quienes sufren persecución.

En nuestro texto encontramos un diálogo entre Jesús y sus oyentes en el que las imágenes de la puerta, del pastor y sus ovejas son importantes para la comprensión del lugar vivencial de la comunidad joánica. Es una comunidad que emerge de un movimiento agrario de protesta, que rechaza el establishment de la familia, de la institución religiosa y de la economía, y que incluye a grupos que están al margen de la sociedad. En este estudio nos adentraremos en cada una de estas imágenes y símbolos, pues consideramos que nos pueden ayudar a profundizar en nuestra vocación cristiana.

La imagen de la “puerta”

Nuestro texto comienza con un doble amén: “de cierto, de cierto.” Introduce la imagen de la puerta abierta y de alguien entrando a un redil de las ovejas (v.1b). La puerta que nos posibilita tanto entrar como salir es un símbolo universal de transición, es el paso de un lugar a otro, y dada la influencia gnóstica de este evangelio, puede entenderse como el paso de la muerte a la vida. Mediante ella se accede a la revelación. La puerta también es símbolo de apertura, de reconocimiento, acogida, intimidad, comensalía.

Esta imagen trae implícita una crítica a las autoridades políticas y religiosas de Israel, quienes redujeron a la mayoría del pueblo a niveles extremos de esclavitud, pobreza y marginación, por lo que debían vivir a extramuros de la ciudad. Para ellos la puerta de la ciudad estaba cerrada, mientras que dentro de la ciudad vivía la minoría aristocrática sacerdotal, los nobles y los escribas, quienes gozaban de privilegios debido a la recaudación de impuestos, a los latifundios y la opresión de los pobres que eran esclavizados y que vivían en condiciones de hacinamiento. En los vv. 1b-2 encontramos una antítesis: por un lado, el ladrón, y por el otro, el pastor. El “ladrón y salteador” entra de forma violenta, pero el pastor entra por la puerta. Estos versículos refuerzan la situación antes descrita, pero ahora la crítica parece estar direccionada de forma particular a las élites sacerdotales del templo denunciadas antes en Jn 2:13-22.

La imagen del “pastor”

En los vv. 3-5 aparece la figura de un portero y de un pastor que llama a las ovejas por su nombre y estas le siguen porque conocen su voz. La imagen del pastor es una de las más recurrentes en la Biblia y está relacionada con el cuidado. Eran personas que arriesgaban su vida para proteger a su rebaño (1 Samuel 17:34-36). De allí que sea una de las metáforas más utilizadas por este evangelista para presentar a Jesús como el cuidador de los suyos. Los pastores solían reunir a su rebaño por medio de un silbido, pero aquí se dice que cada una es llamada por su “nombre,” por cuanto hay una relación personal entre el pastor y sus ovejas, similar a la relación que Jesús establece con los suyos. Las ovejas conocen al pastor por su voz y lo siguen (v. 4). No siguen a un extraño (v. 5). El énfasis está en el seguimiento, cuya intencionalidad es introducir un tema relevante en todo el evangelio, el del martirio, tema que es reforzado en el v.7 cuando se afirma “yo soy la puerta de las ovejas.”²

La imagen de las ovejas

El v. 6 es de transición entre la primera parte (vv. 1-5) y la segunda (vv. 7-10). En este versículo se habla de la incomprensión de la parábola por parte de su auditorio, y a partir del v.7 comienza la explicación analógica. Ahora no se habla de una puerta de manera genérica, sino que Jesús mismo se identifica como la puerta del redil: “yo soy la puerta.” La referencia a la puerta trae una crítica también al templo de Jerusalén, ya que por su puerta ingresaban las ovejas destinadas al sacrificio.

La imagen del cordero u oveja en la Biblia siempre está relacionada con actitudes tales como humildad, humillación, dolor, muerte. Nos remite a una vida de sufrimiento, amor y entrega, incluso de nuestra propia vida, como lo hizo Jesús. Por eso Jesús es catalogado como el pastor por excelencia, es decir “el buen pastor.” Hay dos implicaciones éticas para los humanos, a saber: 1. su capacidad de discernimiento (a quién seguir y de quién huir); y 2. su capacidad de traducir dicho discernimiento en acción en favor del bien común.³ Jesús se presenta como el pastor legítimo. Quienes lo antecedieron fueron ladrones, asesinos y destructores del bien común. Esta afirmación implica una obediencia por parte de sus ovejas (seguidores) y una fidelidad por parte del líder (Jesús). Jesús se presenta como la puerta que se abre para que la comunidad tenga acceso a la libertad. Su misión es dar vida en abundancia a sus ovejas.

Jesús se presenta como la puerta de acceso a la vida. Como buen pastor, nos conoce, nos quiere y busca lo mejor para nosotros/as. Juan lo expresa con imágenes tan delicadas como las de cuidar, proteger y dar alimento. Ese es nuestro Dios, quien que nos abre su vida (nos da su vida) para que podamos vivir mejor. Y tú, ¿cómo puedes ser “puerta” para que otros/as encuentren a Dios en tu vida y tus acciones?

Notas

1. Sergio Amstrong Cox, San Juan, https://estudiobiblico.files.wordpress.com/2013/12/san-juan-apunte-nuevo1.pdf (Acceso 24 de abril de 2023).
2. Antonio Piñeros, Los libros del Nuevo Testamento, Traducción y Comentario, Editorial Trota, 2021, 1368.
3. Isaac Boaheng, Exegetical and Theological Reflections on John 10:1–18: Implications for Contemporary African Christian Leadership, Conspectus, Volume 32, October 2021, 175.