Comentario del San Lucas 4:21-30
Continuamos el pasaje de la semana anterior. Jesús ha expuesto el texto de Isaías ante la audiencia de la sinagoga y tiene sobre él toda la atención (v. 20). Explica a los asistentes que estas palabras de las Escrituras han sido cumplidas delante de ellos (v. 21). Si bien el programa de Jesús está volcado hacia las personas pobres, excluidas u oprimidas, ahora veremos que el evangelista ha querido enseñar que este ministerio del Mesías no se circunscribe únicamente al pueblo judío.
En el v. 22 la gente reacciona con asombro planteando la pregunta “¿no es éste el hijo de José?” Esta familiaridad de conocerle a él o a su familia les lleva a considerarle incapaz de ser la persona a través de quien se cumpliría aquella promesa. La pregunta esconde un segundo prejuicio que queda manifestado en los vv. 25-29, pues no toleran que el mensaje y la acción de Jesús les recuerden el favor de Dios hacia los gentiles.1
Jesús podría haber mantenido un discurso que le hubiese conservado su “honor” conforme a los paradigmas sociales, pero prefiere realizar una defensa de sí mismo y de su programa que le conduce al menosprecio de la gente.2 El desprecio va a ser tan grande que sus nuevos enemigos, en vez de humillarle a golpes,3 van más allá prendiéndolo para despeñarle y atentar contra su vida. Esto se debe a que Jesús pasa a ser considerado una amenaza para el orden social. De este modo, al principio de su evangelio, Lucas enseña que el mesianismo de Jesús tendrá oposición y rechazo, y que su legítimo honor, como veremos a lo largo del evangelio, será únicamente reconocido por quienes creen en él, principalmente personas socialmente indefensas e incapaces de defender el honor propio (según la Biblia esta indefensión es ejemplificada principalmente por huérfanos, viudas, extranjeros, etc.).4 Jesús no solo se pone de lado de los débiles, sino que pierde su propio honor por defender el de ellos. Es más, en lugar de regirse por los estereotipos sociales y las apariencias (Mc 12:14), en su trato con los demás no hace acepción de personas.
Lucas, que redacta su evangelio para una comunidad compuesta por judíos y gentiles, también trata de explicar cómo Jesús, siendo el Mesías, tiene el rechazo de la mayor parte del pueblo escogido mientras que, por el contrario, es acogido por muchos paganos (sugeridos en la viuda de Sarepta mencionada en el v. 26 y Naamán el sirio mencionado en el v. 27). En los años en que Lucas escribe, los creyentes se enfrentan al problema teológico de la incredulidad judía respecto a Jesús.5
Cuando Jesús expone en los vv. 24-27 la atención de Dios a personas paganas como la viuda de Sarepta y Naamán el sirio, la audiencia de la sinagoga se siente herida en su honor por estas pretensiones inclusivas y se llenan de ira (v. 28). Por tanto, no es que el auditorio allí congregado se ofenda porque Jesús se aplique a sí mismo y a su ministerio el tiempo del fin,6 ni se trata meramente de personas que en su orgullo rechazan la voluntad de Dios (aunque hay algo de eso).7 El problema es que Jesús argumenta que ante Dios no hay ningún favoritismo por el hecho de ser judío. La noticia de liberación conforme al texto de Isaías que Jesús expone es una buena noticia para todas las personas. Sin embargo, como ya se insinúa en el pasaje, la misión de Jesús tendrá que pasar por un aparente fracaso y por el continuo rechazo que finalmente le conducirá a la muerte.8
El evangelista apunta que el pueblo, desde su nacionalismo exclusivista, había renegado del propósito original de ser una nación escogida para ser luz de las naciones (Dt 7:6-8; Is 49:6,8), y que Jesús recupera y cumple este propósito universal hacia todos los pueblos (cf. Is 49:6). La cuestión está ahora en manos de su comunidad de seguidores.
Resulta evidente que Jesús, tras la lectura del pasaje de Isaías en la sinagoga, está declarando que entre los beneficiarios del jubileo, del perdón y la liberación, están también los extranjeros, lo que supone una auténtica bofetada para los oyentes que sufrían la dominación romana.9 Por tanto, hay una relación con su enseñanza pública sobre el amor a los enemigos (Mt 5:44).10 El jubileo escatológico esperado, desde la óptica de Jesús, contiene el perdón de las deudas de Israel, pero, en vez de incluir el castigo a los enemigos como lo expresaba Isaías, Jesús expone que las buenas noticias son también para esas mismas naciones enemigas.11 Implica la reconciliación de Dios con los seres humanos, y de los seres humanos entre ellos.
Tenemos un pasaje potente contra las actitudes exclusivistas, clasistas o racistas,12 y contra quienes hacen “uso” de Dios para estas causas. Al mismo tiempo es un texto que nos habla de inclusión y de aceptación en el pueblo de Dios y nos abre la esperanza de un jubileo escatológico para toda la humanidad.
Durante el discurso en la sinagoga, Jesús habló a un número de personas que podían haberse unido a su proyecto. Sin embargo, la sujeción a la normatividad social y los prejuicios les impidieron el seguimiento. ¿Qué prejuicios sociales nos llevan hoy a rechazar a Jesús con nuestros actos? ¿Cuál es nuestro trato hacia las personas social y culturalmente rechazadas?
El Espíritu nos lleva a aceptar incluso a quienes consideramos socialmente impuros pues, como señala un texto lucano de Hechos: “… a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro” (Hch 10:28b), puesto que “Dios no hace acepción de personas” (Hch 10:34b).
Notas
- S. S. PARK, La fe del carbonero, 1ª ed. (Valladolid: Camino Viejo, 2020), 28.
- Es decir, en el paradigma honor y vergüenza, la vergüenza es entendida como un valor positivo que sirve para conservar la dignidad dentro de las reglas de la interacción humana. Cf. B. J. MALINA, El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural. 2ª ed. (Estella: Verbo Divino, 2016), 70-71.
- MALINA, El mundo del Nuevo Testamento.59-60.
- MALINA, El mundo del Nuevo Testamento.63.
- RODRIGUEZ CARMONA, “La obra de Lucas (Lc-Hch),” en: R. AGUIRRE y A. RODRIGUEZ, Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Nueva edición actualizada y ampliada (Estella: Verbo Divino, 2012), 447.
- Esta opinión aparece en: C. S. KEENER, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento (El Paso: Mundo Hispano, 2003), 196.
- M. HENRY, Comentario de la Biblia Matthew Henry. 1ªed. (Miami: Unilit, 1999), 779.
- D. MARGUERAT- Y. BOURQUIN, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo (Santander: Sal Terrae, 2000), 277.
- N. T. WRIGHT, Sencillamente Jesús. 2ª ed. (Madrid: PPC, 2018), 98-99.
- WRIGHT, Sencillamente Jesús, 99.
- WRIGHT, Sencillamente Jesús, 100.
- L. M. RUSSELL, La Iglesia como comunidad inclusiva: una interpretación feminista de la Iglesia (San José/Buenos Aires: Universidad Bíblica Latinoamericana/ISEDET, 2004), 144.
January 30, 2022