Christmas Day: Nativity of Our Lord (II)

El Texto en su Mundo Bíblico

Madonna and Child
"Madonna and Child," Sadao Watanabe. Used by permission from the artist. Image © 1979 by Sadao Watanabe.  Artwork held in the Luther Seminary Fine Arts Collection, St. Paul, Minn.

December 25, 2017

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Comentario del San Lucas 2:[1-7] 8-20



El Texto en su Mundo Bíblico

De los cuatro evangelios canónicos, el más intencionalmente histórico es Lucas. Lo podemos ver en el episodio del nacimiento de Jesús, que solo es narrado por Mateo y Lucas, y lo hacen de maneras casi opuestas. En Lucas la encarnación de Jesús es más bien un hecho histórico-político, en contraste con la versión de Mateo que parece más simbólico-teológica.

Valiéndose de la historiografía, Lucas delata y condena la opresión imperial del siglo primero y pone de relieve la esperanza política que alberga en Jesús. En el primer acto, Augusto César ordena el registro de sus súbditos, interrumpiendo egoístamente la vida de quienes deberán volver a sus pueblos de origen para registrarse. En el segundo acto, una joven pareja, miembros de la familia real judía, viaja de Nazaret a la ciudad de David para registrarse, y en el proceso nace el hijo que esperan, el Mesías esperado. En el tercer acto, una multitud de ángeles anuncia a los más pobres de la tierra que su Salvador ha nacido. En el cuarto acto, los pastores creen la noticia, visitan a su salvador y glorifican a Dios por su intervención en la historia.

Lucas escribe su historia de Jesús entre los años 85-90 EC, durante la persecución cristiana de Domiciano (81-96 EC), duodécimo emperador desde Augusto César, quien había transformado la república romana en imperio (27 AEC) convirtiéndose en el primer emperador. Es quizá en respuesta a la persecución que Lucas escribe esta historia de triunfo: el opresor, que se creía divino, no logra obstruir la llegada del verdadero Salvador celestial que viene a liberar a los pobres, enfermos, cautivos y oprimidos (4:18). Augusto se hacía llamar “hijo del divino” porque su padre adoptivo, Julio Cesar, había sido deificado por el Senado al morir. Cuando Lucas escribe su evangelio, el culto imperial era parte de la cultura. Se rendía adoración a aquellos emperadores que a su muerte habían sido divinizados. Domiciano fue el único emperador que se declaró dios en vida. Quizá por eso Lucas quiere enfatizar que Augusto no es dios ni otorga la paz verdadera, pues la Pax Romana del imperio se compraba con violencia y sangre. Tampoco era “el salvador del mundo” (otro título imperial). Lucas desmitifica la imagen del emperador con el coro de ángeles que proclaman que solo Dios—y no Augusto César—es digno de recibir gloria y alabanza, que solo Dios—y no Augusto César—puede dar paz, y que el verdadero Salvador del mundo había llegado aquí y ahora: “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (v. 11). La buena nueva en Lucas es que la salvación se hace real en el presente: ¡hoy ha nacido el Salvador, hoy somos liberados/as, hoy recibimos la vista, hoy somos consolados/as, hoy somos perdonados/as, hoy podemos entrar al paraíso!

Sobre el censo que Lucas menciona no existe registro histórico como tal, pero sí hubo tres censos de Augusto: uno en el año 28 y otro en el 8 AEC y un tercero en el 14 EC. Hay quienes dicen que se trataba de un registro para demandar pleitesía absoluta al Cesar; no para imponer tributos. Si el censo sucedió en esa fecha es irrelevante. Sesenta años más tarde, cuando Lucas está tratando de recuperar la historia de lo sucedido, lo que importa es el hecho de denunciar el impuesto opresor del imperio y la errónea pleitesía que el falso dios del imperio demandaba.

El Texto desde Nuestra Realidad

Mucho ha cambiado nuestro mundo desde el nacimiento de Jesús y hemos celebrado muchos logros como humanidad. Sin embargo, pareciera que en los últimos años hubiésemos retrocedido. Nuestros sistemas de gobierno están colapsando. En lugar de protegernos, están albergando nuevas formas de opresión, mayor discriminación y una violencia desmesurada contra los inocentes. Cuanto mayor diversidad anuncian los censos, menor tolerancia pareciera existir, y cuanto mayor es el número de indigentes durmiendo a la intemperie—como los pastores, mayores son los subsidios que reciben los ricos y menores los beneficios para los pobres.

Y aun así, en medio de estos diferentes tipos de persecución, la salvación que anunciaron los ángeles, tanto personal como del sistema, sigue vigente: el Salvador se sigue encarnando y ofreciendo salvación concreta y real hoy. La salvación en Lucas no solo es espiritual y personal. Es comunal y concreta. La salvación se da en medio de la gente que se congrega para compartir las buenas nuevas con los demás. Puede suceder en forma de alimentos, medicinas, cobijo y albergue. Lo que importa es que ahí se manifiesten el amor de Dios y al prójimo, así como sucedió con la familia de María y José: la familia acogió a María y a José con el niño, aunque el espacio era limitado y tuvieron que mandarlos a dormir en el establo. La salvación se manifiesta en medio del mundo de caos y sospechas en el que vivimos, cuando nos congregamos para marchar y denunciar la opresión del imperio, demandando respeto para todo ser humano, marchando como los pastores que estuvieron dispuestos a salir de su rutina para buscar la buena nueva que se les había anunciado.

El Texto para la Predicación

El mesías esperado entra en la realidad histórica del imponente imperio romano de la manera más humana y natural, como un frágil bebé. La vulnerabilidad e inocencia del recién nacido se pone en contraste con la crudeza de la realidad de opresión y violencia del sistema, y aunque la salvación parezca lejana, ¡el Salvador ya está aquí, y la salvación comienza hoy!

Anunciar a Jesús como el verdadero Salvador, y su salvación como algo real y concreto para hoy, implica levantar nuestra voz y denunciar las mentiras del imperio y la arrogancia de los emperadores que solo buscan el bien personal y de los suyos a costa de la opresión del pueblo.   

Jesús se sigue encarnando en la historia en medio de lo cotidiano, aun en los días cuando pareciese no haber salvación ni esperanza. La noticia del Dios que se encarna y viene a nuestro encuentro en la realidad del día a día es más urgente y esperanzadora que nunca. Lucas tiene una característica muy particular como evangelio, que es la de reportar la salvación de Jesús en el momento y lugar en el que nos encontremos. La salvación en el evangelio de Lucas no es futura o remota; es una salvación que llega desde ya con el nacimiento del hijo de Dios como salvador que se produce ¡HOY!