Miércoles de ceniza

Por una realidad más justa, equitativa y solidaria

charcoal black
Photo by Antoine Rault on Unsplash; licensed under CC0.

March 2, 2022

View Bible Text

Comentario del San Mateo 6:1-6, 16-21



Nuestro texto de estudio está inmerso en el primer discurso o sermón de Jesús en la montaña: el famoso “Sermón del Monte,” como es conocido popularmente, y que abarca los capítulos 5 a 7 del Evangelio según Mateo.1 Estamos invitados/as a leer este relato en relación al miércoles de ceniza, que simbólicamente adquiere un significado desafiante para nosotros/as hoy.

En estas dos secciones de Mateo 6 vemos cómo la hipocresía se relaciona con la justicia-misericordia, la oración con la palabra o el discurso, el ayuno con el cuerpo y el enriquecimiento con el poder. Estos temas son desencadenados por las preguntas retóricas dirigidas al auditorio en Mt 5:46-47. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? Al enfrentar al auditorio con estas preguntas, las referencias son los publicanos y los gentiles, y el llamado de atención es a ser perfectos/as como lo es el Padre que está en los cielos (Mt 5:48).

¿Cómo podrían interpretarse estas dos secciones de Mateo 6 a la luz de la celebración del miércoles de ceniza? La celebración del miércoles de ceniza es algo visible, es un gesto público que tiene varias dimensiones: liturgia, espiritualidad, corporeidad, relación interpersonal, comunitaria y con la creación misma. Se podría considerar que la celebración del miércoles de ceniza es como un pasaje, un tránsito de discernimiento. En este transitar de discernimiento no vamos ingenuamente; somos vistos/as y juzgados/as por nuestro actuar. Nos lleva a un juicio personal y comunitario de algo legítimo y algo ilegítimo en lo que pensamos y llevamos a la acción.

Comentario

1-4 Hay que cuidarse, guardarse de practicar la justicia para ser vistos/as por los demás y recibir halagos. El llamado de atención no es para que nos desentendamos del propósito de hacer justicia,2 sino para que nos preguntemos con qué propósito. Este principio está relacionado con las ofrendas/limosnas, que se practicaban en privado como parte de la piedad judía. Juntamente con la oración y el ayuno, la ofrenda implicaba una catequesis que afirmaba la relación con Dios, con las demás personas y con lo circundante.

Las ofrendas o limosnas eran para mostrar la solidaridad con los pobres; para esto se depositaban en el templo; para devolver a los pobres y más necesitados haciendo justicia. Una práctica que era parte de la piedad judía y que corría el riesgo de ser trastocada en su verdadero significado si se hacía para obtener el reconocimiento de otras personas. Por eso la mención de los hipócritas (upokritai en el original griego), porque la hipocresía era una actuación vinculada con la máscara de los actores griegos. O en el peor de los casos, que es también señalado en los evangelios, el significado de la ofrenda/limosna se había corrompido y no se daba a los pobres. Recordemos las críticas de Jesús al templo y la pequeña parábola de la viuda con sus monedas de bajo valor, que al entregarlas al templo pone en riesgo su vida, porque era lo único que tenía.

Contrario a la hipocresía, está la conocida frase no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha (v.3). Otra forma de formular esta frase es que las obras de misericordia sean en secreto (v. 4).

5-6 La enseñanza en estos versículos es sobre la oración. Se repite lo de no ser como las personas hipócritas. La oración debe ser en secreto y se debe orar al Padre, el cual ve y está presente en secreto.

Hay que evitar las largas oraciones o palabrerías de quienes quieren ser vistos/as por los demás. Son hipócritas, porque el Padre conoce las necesidades humanas. Esto dará pie para introducir a partir del v. 9, la oración del Padre Nuestro, con toda su dimensión humana y comunitaria.

Es interesante hacer notar que en la enseñanza de Jesús sobre la oración, va del plural cuando ustedes oren (v. 5) al singular pero tú, cuando ores (v. 6).3

16-18 Es el tercer eje de la catequesis, el ayuno. Cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro. Esta expresión de Jesús no se corresponde con lo establecido para el día de la expiación. Según la Mishna, estaba prohibido en dicho día, comer, beber, levantarse, perfumarse, calzar las sandalias y tener relaciones sexuales. El ayuno era señal de luto y de conversión.

De nuevo está el tema de lo que ven las demás personas, o lo que se quiere presentar para mostrar, ante la mirada de los demás, que efectivamente se está ayunando, con la cara triste y apariencia descuidada para recibir el reconocimiento humano. El ayuno es ante el Padre, que ve en secreto.

19-21 Esta enseñanza está ligada con las riquezas, con la acumulación, con el poder. Dichas riquezas están expuestas a distintos factores que la pueden destruir; son volátiles. En cambio, se debe acumular tesoros en el cielo, donde no hay peligro de destrucción. Es muy conocida la sentencia con la que termina esta perícopa: porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (v. 21). Atesorar está en contra de la forma en que Jesús nos enseñó a orar: el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy (Mt 6:11). ¿Dónde poner nuestro corazón? Practicando la justicia, la misericordia, la oración que sostiene la vida, el ayuno que pone la mirada en el “día agradable al Señor,” y que Isaías 58:6-8 nos explica ampliamente.

Pistas hermenéuticas para la predicación

Relaciones, identidad, pretensiones. Nuestro texto de estudio muestra relacionalidad en distintos niveles. A nivel de la espiritualidad con el Padre, con la sociedad, con la integridad del ser humano mismo, con la creación entera. Los pilares de la piedad religiosa como la ofrenda, la oración, el ayuno y un estilo de vida que no se aferra a la acumulación, no sólo establecen relaciones fundamentales para la vida cotidiana a nivel individual y comunitario, sino que también conforman identidad. Esta identidad está orientada por las acciones y las miradas que pretendemos captar. Lo público y lo secreto no están en oposición, como se acostumbra a ver en nuestra sociedad. Aquí hay que rescatar el vínculo entre estas esferas y el mensaje en los textos. ¿Cuáles son las pretensiones o motivaciones que orientan nuestra espiritualidad y accionar ético? ¿Cuál es nuestra práctica de justicia concreta y tangible? ¿Cuáles son las marcas con las que definimos nuestras relaciones, identidad y motivaciones?

Nuestra mirada, las otras miradas, El Padre ve en secreto, está cercano y está en nosotros y nosotras. El sentido de ver en secreto, no indica anonimato ni ocultamiento, ni que nos hallamos ante el gran vigilante sobre nuestras acciones presto para castigar o premiar. Está también nuestra mirada, que de alguna manera ya lleva un juicio en sí, y esto ha sido asumido por la teología latinoamericana al adoptar el método sociológico de ver-juzgar-actuar.

Si al inaugurar este tiempo de cuaresma queremos vernos a nosotros/as mismos/as, y ante los ojos de Dios, como hombres y mujeres cristianos/as, debemos comprometernos a hacer misericordia, a hablar con Dios sobre el dolor y la alegría de vivir, a experimentar en nuestros cuerpos la necesidad de otros y el gozo de vivir según Cristo. Para transformar la realidad en una más justa, equitativa y solidaria.

El símbolo de la cruz en ceniza puesta en nuestras frentes, o donde queramos recibirlo, es un gesto humilde y público de compartir la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús.


Notas

  1. Este comentario fue publicado por primera vez en el sitio el 13 de febrero de 2013.
  2. Generalmente se traduce como “hacer ofrenda/limosna;” “hacer justicia” es una variante.
  3. Esta distinción no aparece en la versión RV95, que en los dos casos utiliza la segunda persona del singular.