Palm Sunday

El texto que tenemos delante tiene la forma literaria de un relato de la entrada procesional de un rey en ironía.[1]

Entry into the City
Detail from "Entry into the City," John August Swanson. Used with permission from the artist. Image © 1990 by John August Swanson, 36” by 48”, www.JohnAugustSwanson.com.  Artwork held in the Luther Seminary Fine Arts Collection, St. Paul, Minn.

March 20, 2016

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Comentario del San Lucas 19:28-40



El texto que tenemos delante tiene la forma literaria de un relato de la entrada procesional de un rey en ironía.[1]

[¿Buscas un comentario sobre Lucas 22:14–23:56? Fíjate en el comentario para el Domingo de la Pasión de Ediberto López Rodríguez.]

Como género literario este tipo de relatos tiene cierta flexibilidad, pero en general presenta los siguientes elementos:

  • Un general o rey viene a visitar una ciudad.
  • Hay una procesión de este en la entrada a la ciudad.
  • Hay una bienvenida de este en la entrada a la ciudad.
  • Hay una aclamación pública del general o rey que visita la ciudad.
  • La elite de la ciudad da discursos de bienvenida al rey para poder retener o ganar el poder.
  • Un acto cúltico en el santuario ratifica la toma del poder por el rey.

Este tipo de relatos aparece en la Biblia hebrea en 1 Reyes 1:33-48 con la entrada de Salomón como rey; en 2 Reyes 9:13 en la coronación de Jehú; en 2 Samuel 18:9 con la toma del poder por Absalón y en Zacarías 9:9 en que se narra el advenimiento real de Yahvé. También hay algunos relatos sobre las visitas de Alejandro Magno como monarca conquistador en la literatura griega que utilizan este género literario. En el caso de nuestro texto, constituye un tipo de ironía porque Jesús no es recibido por la elite, ni celebrado por el sacerdocio, sino que se trata de un acto entre la multitud que lo acompaña de Galilea y la plebe urbana en Jerusalén. Por esta razón me parece que, bajo la forma literaria de un relato de la entrada procesional de un rey en ironía, lo que tenemos por delante es una parábola profética. Una parábola profética es una acción de una figura profética que desafía a la audiencia en el relato y en la lectura a comprender la realidad desde otro punto de vista, en nuestro caso desde el punto de vista del reinado de Dios. En la Biblia hebrea hay varias parábolas proféticas en que mediante actos de un profeta se hace un anuncio profético (véase Jer 18:1ss; Ez 3:1; 4:1). 

Fuentes, Redacción y Composición del Relato

El relato que Lucas ha tomado como punto de partida para narrar su propia versión  de la entrada a Jerusalén se encuentra en Marcos (11:1-10). Lucas le ha cambiado los materiales previos y posteriores y el motivo de la alabanza de la multitud en el relato. En Marcos, el relato previo es el del ciego Bartimeo (10:46-52). En Lucas, en cambio, el relato previo es la parábola de las minas, que termina con un dicho de juicio (“a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”) y el anuncio por parte del noble de la ejecución de los que se oponían a su gobierno (“traedlos acá y decapitadlos delante de mí”) (Lc 19:12-27). Este es el contexto literario en el que Lucas localiza el relato de la entrada triunfal. Se relaciona con el tema del reino inminente, porque en el relato se celebra a Jesús como el advenimiento del rey que viene en el nombre del Señor (Lc 19:38).

El relato posterior a la entrada a Jerusalén es el llanto de Jesús por la ciudad (19:41-44), que es un material único de Lucas. Nuestro relato se entrelaza con el relato del lamento de Jesús sobre Jerusalén porque los fariseos le dicen a Jesús que reprenda a sus discípulos ante el recibimiento honorable que le han hecho como rey (v. 39). Cuando uno enlaza los tres relatos, el previo, el de la entrada del monarca y el lamento, nota que hay un hilo que hilvana los tres relatos: el intento de encontrarle una explicación a la destrucción de Jerusalén en el año 70 DC. La destrucción de Jerusalén es interpretada como parte del juicio de Dios sobre una ciudad que no ha sabido reconocer el advenimiento del reinado de Dios en la persona de Jesús.

Acercamiento literario

1. 28-29: El v. 28 nos presenta la situación inicial del relato. El gran viaje de Jesús a Jerusalén que ha comenzado en 9:52 está a punto de culminar. El v. 29 nos especifica el nuevo lugar narrativo: cerca de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos. Betania y Betfagé son pueblos cercanos a Jerusalén, apenas a un kilómetro de distancia. En este contexto Jesús envía a dos discípulos a buscar un asno. El hecho de que sean dos discípulos es un tema recurrente en Lucas, quien nos cuenta que también los 70 misioneros fueron enviados de dos en dos (10:1). La preferencia por los “dos discípulos” posiblemente se refiera a los dos testigos que la tradición bíblica exige como mínimo (Dt 17:6). Por su parte, la especificación de que se trata de un asno “en el cual ningún hombre ha montado jamás” podría ser una señal de pureza del animal, especialmente debido a la naturaleza del pasaje en que la audiencia celebra la majestad real de Jesús.

2. 30-34: Esta sección presenta el primer nudo narrativo. Los discípulos toman el animal para conducirlo a Jesús, como un gesto de la imposición de un monarca a los subalternos, que tienen que donarle tributos y servicios. De hecho, la explicación que los discípulos les dan a los dueños del asno es que “el Señor lo necesita.” El concepto “Señor” en este pasaje puede referirse tanto a Dios como a Jesús como monarca. El relato está presentado de manera que la audiencia comprenda que la palabra de Jesús es profética, así que el anuncio de que algunos preguntarían por qué los discípulos desatan al asno se cumple para que el lector y la lectora sepan que Jesús efectivamente además de monarca es profeta.

3. 34-35: El hecho de que los dueños permitan que los discípulos se lleven el asno simplemente “porque el Señor lo necesita” transforma todo el relato, porque es lo que permite que Jesús entre como personaje real a Jerusalén. En el mundo grecorromano, la figura real tenía el poder de imponer el pago de impuestos, de confiscar terrenos y otros bienes, de obligar a alguien a servir como soldado, de obligar a alguien a ceder animales en préstamo para uso militar y civil, en fin, la figura real podía incautar los bienes e incluso la persona de sus súbditos. El relato de Lucas presenta a Jesús como una figura real que tiene este poder y a quien le reconocen este poder. Lo extraordinario es que Lucas presenta a Jesús como una alternativa a los poderes políticos de su tiempo. Jesús es un rey, pero de los marginados, de Galilea, de las personas empobrecidas.

4. 36-38: Nos presenta el desenlace del relato. Ante la palabra acerca del señorío de Jesús, los dueños del asno permitieron que el animal fuera llevado ante Jesús, reconociendo con su conducta a Jesús como rey de Israel. Esta combinación de la palabra profética que anuncia el señorío de Jesús y la obediencia de los dueños del asno da paso al recibimiento real de Jesús por los discípulos. El despliegue de los mantos debajo de los pies del asno es una forma de reconocer el reinado de Jesús. Lucas narra que, acercándose a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos comenzó a alabar a Dios por todas las fuerzas milagrosas con las que habían visto actuar a Jesús. Esto es una retrospección a los capítulos previos donde se muestran los milagros de sanidad, exorcismos, milagros de provisión y milagros sobre las fuerzas de la naturaleza. La alabanza consiste en confesar como bendito al “Rey que viene en el nombre del Señor,” referido aquí a Dios. Tal como en el relato del nacimiento (2:14), se vuelve a proclamar el bienestar divino que trae el reinado de Jesús (la paz) y la gloria en lo más alto.  Cada lector/a sabe ahora que la gloria de Dios consiste en la paz del cielo entre los seres humanos.

5. 39-40: El relato termina como un diálogo polémico entre Jesús y los fariseos. Esta es la última vez que aparecen los fariseos en este volumen de la obra de Lucas. Previamente ha habido polémica entre los fariseos y Jesús por la interpretación de lo que se podía hacer en sábado (6:2-5; 6-11), por juntarse y compartir la mesa con pecadores (5:30; 7:39; 15:1-2), por la pureza estricta en lo secundario apartada de la justicia (11:38-54), por el dinero, porque para Lucas, los fariseos eran amantes del dinero (16:14), y por la interpretación escatológica (17.20). Los fariseos se presentan aquí como los que articulan el discurso que niega el advenimiento del reinado de Dios en el ministerio de Jesús.

Bibliografía mínima

Benoit, P. Et. al. Sinopsis de los Cuatro Evangelios. Vol I. Bilbao: Desclée de Brouwer, 1987.

Bovon, F. El Evangelio según san Lucas. Vol III. Madrid: Sígueme, 1995. 

Carter, W. Matthew and the Margins. Nueva York: Orbis Books, 2000.

Fitzmayer, J. El Evangelio según Lucas. Vol. III. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986.

Guijarro, Santiago. Los Cuatro Evangelios.  Madrid: Sígueme, 2010.

Marguerat, D. ed. Introducción al Nuevo Testamento. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2006.

Marguerat, Daniel y Bourquín, Y. Cómo Leer los Relatos Bíblicos: Iniciación al Análisis Narrativo.  Santander: Sal Terrae, 2000.

Talbert, C. Reading Luke. Macon: Smyth & Helwys Publishing, 2002.

Tannehill, R. C. ANTC Luke. Nashville: Abingdon, 1996.

 

[1] Warren Carter, Matthew and the Margins (Nueva York: Orbis Books, 2000), 414.