Octavo Domingo después de Pentecostés

En la visita a María y Marta, Lucas preserva un episodio, único a su evangelio, indicativo de la vida contemplativa del discípulo.1

July 18, 2010

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Comentario del San Lucas 10:38-42



En la visita a María y Marta, Lucas preserva un episodio, único a su evangelio, indicativo de la vida contemplativa del discípulo.1

En una forma brevísima, Lucas narra un episodio al mismo tiempo real e ideal, concreto y ejemplar.  La pericopa comienza con un evento trivial (Jesús entra en una aldea) e instantáneamente es invitado a la casa de dos hermanas–María y Marta.  Estas asumen posturas diametricamente opuestas–ambas actividades siendo idóneas en la vida discipular. María asumiendo la postura de discípula se sienta a escuchar la enseñanza del maestro–con todo su ser escucha las palabras del Maestro.  “El evangelista sugiere una presencia atenta y amorosa, una concentración  de María en lo esencial: en un cuadro muy elocuente prepara de este modo las expresiones ‘una sola cosa es necesaria’ y ‘escoger la parte buena’ (v. 42) que dan de pensar.”2  Por su parte Marta se preocupa en la preparación de comida para los invitados (Jesús).  El resultado es una reflexión sobre las prioridades en la vida discipular.

Notas Exegéticas
38-39  Sigue la jornada hacia Jerusalén (Lucas 9:51-19:45) y el énfasis en la vida discipular que domina esta división del tercer evangelio.  Dos hermanas reciben al maestro.  No era común en el judaísmo del día que una mujer administrase sus bienes y que acogiera en su casa a un hombre.  En 4 Macabeos 18.7 encontramos el relato ejemplar de la madre de los siete mártires que, antes de su matrimonio, jamás recibió visita de hombre en su casa, ni siquiera en presencia de sus padres.   No obstante estas restricciones encontramos en el cristianismo que las mujeres son elevadas en su rango.  Mas adelante en su historia del cristianismo primitivo Lucas narra la historia de Lidia quien semejantemente brinda hospitalidad a Pablo y sus compañeros. 

40  La introducción armoniosa y simétrica (vv 38-39) es interrumpida por la súper-actividad de Marta.  El verbo griego perispomai es un vocablo de no mucho uso que significa “estar en tensión por todas partes,” “estar absorbido,” “estar inquieto,” “estar distraído.”  El uso de este verbo caracteriza la respuesta de Marta y su fallo.  Su súper-actividad ha influenciado negativamente su perspectiva.  Quizás  trató de escuchar mientras hacía los preparativos para la cena, pero fue tan absorbida por su labor que perdió su concentración en la enseñanza.  Marta está confiada que si Jesús le habla a María, ella le ayudaría en los preparativos. Por tanto dirige su queja al Maestro.  El verbo synantilabētai significa “ayudar con un cargo.”3  Marta esta tan preocupada en sus quehaceres cuales les impide vivir lo esencial del instante. 

La idea central de lo esencial (la mejor parte) que María elige se enfatiza en la forma en que Jesús se refiere a las actividades de las hermanas.  Marta esta absorbida en muchas cosas (griego pollen) mientras que María se concentra en una cosa (griego henos, “una sola cosa”). Marta hace demasiadas cosas y su servicio, que debería ser positivo, sufre por ello. 

Marta, ahogada en su servicio y actividad se siente sola, abandonada por su hermana.  Consecuentemente en su cansancio y soledad no se dirige a María para dialogar con ella sino que se queja con el Maestro: ¿No te importa en que mi hermana me haya dejado sola?  Aparentemente Marta opina que Jesús debería censurar a María por su descuido en cuanto a la hospitalidad.

41-42 En su respuesta Jesús quiere dirigir a Marta a lo esencial, a esa parte que María ha escogido espontáneamente.  Afectuosamente (noten la duplicación del vocativo, Marta, Marta) Jesús la invita a la reflexión.  La inquietud (merimno) viene por una persona o cosa, ve al futuro con angustia, y bloquea o precipita la acción al presente.  En la vida discipular hay quehaceres cotidianos que pueden bloquear la visión del futuro.  Estos no son eliminados por la fe, pero pueden dejarse en las manos de Dios.  Aparentemente esa es la postura de María, pues ella ha escogido la parte buena.  
 
En la pericopa que precede este episodio (Lucas 10:25-37), la pregunta del legista resulta en la parábola del buen samaritano y su énfasis en que el amor del discípulo a Dios se manifiesta en los actos compasivos hacia el prójimo.  La acción es más importante que el conocimiento de la Ley.  El diálogo en la casa de María y Marta nos presenta el otro aspecto del discipulado.  Por tanto el predicador debe indicar este importantísimo contraste a sus oyentes. María, el personaje central (aparte de Jesús) no abre los labios en todo el relato–su interés puede describirse como contemplativo.  Se sienta concentrándose en el Maestro.  Su hermana Marta actúa como anfitrión se dedica al servicio de los invitados.  Ambas actividades son necesarias para el discípulo fiel–pero una es más valiosa que la otra.  Al presente son pocas las actividades contemplativas en la vida discipular.  Viviendo en un mundo de ligereza, donde se cocina en hornos microondas, y nos conectamos instantáneamente con el resto del globo terrestre a través del Internet, anticipamos la misma ligereza y actividad en la vida espiritual.

Aunque cumplir lo requerido por la Ley en actividades concretas y tangibles es importante, mucho más importante es contemplar (oír) las palabras del Maestro mientras él enseña.  La contemplación enfoca al discípulo en la persona del Salvador, concentrándonos en su enseñanza.  Después de la contemplación, podemos aplicar la enseñanza en actos dignos del llamado a ser discípulo. Las demandas del día y las necesidades a nuestro alrededor llenan nuestro itinerario de tal manera que no tenemos tiempo para hacerlo todo.  Encontrándose en esa situación muchos discípulos escogen el servicio (cómo Marta) y abandonan el aspecto contemplativo.  ¡Cuántos pastores y otros siervos del Señor hoy día están tan ocupados en los quehaceres de la Iglesia (sirviendo al Señor y a Su Iglesia) que se olvidan de su propia vida devocional!  Dejan de orar en la privacidad de su vida personal, leen las escrituras solamente para predicar o enseñar y no para su propio bienestar espiritual, dejan de tener tiempo a solas con el Señor.  La prioridad de todo siervo siempre debe ser el estar ante la presencia del Señor para aprender de Él, y después servir al pueblo.  Entonces cumpliremos las demandas del gran mandamiento. 

Ideas Homiléticas
El predicador tiene básicamente dos ángulos para presentar las ideas exegeticas en forma de predicación.  Puede analizar la historia y su significado desde el punto de vista de Marta o desde el punto de vista de María.  Ambos ángulos presentan la idea clave para el discipulado preservada en esta pericopa–el acto de juzgar erróneamente (no maliciosamente) las actividades de otros.  Marta está tan obsesionada en su servicio al Señor que critica la decisión de María– ¿por qué es que ella (María) toma la oportunidad de sentarse ante el Señor mientras que ella no puede?  No hay duda que hoy día existen hombres y mujeres quienes fielmente sirven al Señor Jesús pero erróneamente critican las obras de otro; en muchos casos porque simplemente aparentan ser más fácil que las de ellos.  Concluyen que el Señor debe tomar acción a favor de ellos–“¿no te importa que mi hermana me ha dejado con toda la labor?”

El predicador debe evitar la tentación de tomar esta ocasión para predicar principalmente sobre el rol de la mujer en el discipulado cristiano.  La idea central del episodio es el discipulado cristiano; aunque el texto sí nos presenta a Jesús no solamente admitiendo a las mujeres a la junta de discípulos, sino que también las usas como discípulas dignas de ser emuladas.


1Aunque el episodio es único en los evangelios, el evangelio de San Juan conocen de María y Marta (S. Juan 11).
2Bovon, Francois. El Evangelio Según San Lucas II (Lc 9,51-14,35). Salamanca: Ediciones Sígueme, 2002; p 137.
3Delling, TDNT 1:376;  Vea Exo 18.22; Nu 11.17.