Lectionary Commentaries for February 12, 2023
Sexto domingo después de Epifanía

from WorkingPreacher.org


Evangelio

Comentario del San Mateo 5:21-37

Pablo Manuel Ferrer

Me gustaría proponerles lo siguiente: que nos tomemos un tiempo en esta ocasión para que la lectura bíblica nos ayude a reflexionar sobre nuestros pueblos originarios o nuestros antepasados.

Hoy vivimos en una cultura que adolece de un grave problema de olvido (y, lamentablemente, en algunos casos menosprecio) de sus raíces culturales. Muchas veces este olvido nos ha llevado a creernos una cultura superior. Pareciera que una muy mala interpretación de la teoría darwiniana nos ha hecho creernos más evolucionados y evolucionadas que nuestros antepasados.

Ciertamente, tenemos un mayor desarrollo tecnológico y científico. Pero ¿es esto lo que mide el mayor desarrollo humano? Ya aprendimos que lo tecnológico y lo científico produce una dependencia tal que no podemos/queremos/sabemos vivir sin eso que nos hace la vida más fácil o segura. Pero ¿esta dependencia indica de verdad una mayor evolución?

Es un debate largo, sin dudas. Y no tiene una sola respuesta.

Entonces, en este caso nuestro foco se centrará sobre nuestra actitud de superioridad sobre otras culturas. Culturas que vienen del pasado o culturas que están geográficamente más allá de la nuestra hoy. Y, un poco más específicamente, nos detendremos en cómo esto nos hace leer el texto bíblico y a nuestro prójimo.

Cómo leemos el texto bíblico y cómo, también, podríamos leerlo

En el Evangelio de Mateo, desde el versículo 21 del capítulo 5 comienzan a aparecer una serie de comentarios de Jesús que ejemplifican su la rotunda afirmación en 5:17: “No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir.”

Y comienza entonces esta serie de ejemplos que tiene una forma narrativa similar: “Oísteis… pero yo os digo…”

Al leer estos ejemplos desde nuestra cultura occidental, lamentablemente, muchas veces los interpretamos como una superación y una eliminación de lo anterior. Lo anterior (“oísteis”) es menos evolucionado y lo posterior (“yo os digo”) es la evolución final. ¿No hemos hecho esta lectura? O tal vez, ¿no la hemos escuchado o leído?

Tristemente, no es difícil encontrar en nuestras iglesias esta forma de interpretación, a veces de manera más pronunciada y a veces en formas más soslayadas. En algunos casos, la llamamos interpretación supersesionista. Según esta interpretación, el cristianismo reemplazó al judaísmo en el plan de Dios. Y, si extendemos este razonamiento de superación, reemplazó a toda otra religión. Y si seguimos extendiendo, pasamos de lo religioso a lo cultural.

Pero ¿es este esquema narrativo que encontramos en Mateo, realmente, una muestra de una cultura cristiana superior sobre otras? ¿Estaba Jesús descartando su propia tradición?

¿Vemos el texto?

El texto de este domingo, como ya dijimos, es una serie de ejemplos dados para ilustrar una máxima: la ley y los profetas no son eliminados. Siguen vigentes. Por lo tanto, pareciera que Jesús sólo está leyendo sus antepasados (más bien los está escuchando) para ver qué dicen ahora en su tiempo. No hay eliminación de antepasados y sus palabras. Se las escucha, se las intenta vivir en el presente.1

El esquema narrativo que se lee en Mateo 5:21 en adelante es el siguiente:

Oyeron que fue dicho (la voz del ayer)

Yo les digo (esa voz escuchada hoy)

Por tanto… (esa voz hecha práctica en el mundo de hoy)

Sin dudas que no se está buscando repetir el pasado. Tampoco hay una divinización del pasado. No diremos “todo tiempo pasado fue mejor” ni “todo tiempo pasado fue peor.” No vemos una idealización del pasado, ni para bien, ni para mal.

Lo que Jesús está haciendo en este momento es escuchar a sus antepasados. Y esto es algo que estos textos nos pueden proponer. Si prestamos atención, para Jesús algunos de los dichos de los antepasados son aceptados y profundizados como por ejemplo el de la ira y los otros que tenemos para este domingo. Pero, también, hay otros que son revisados fuertemente como aquellos que mencionaremos, aunque no están en la lectura para este domingo: el de la venganza y el de amor-odio selectivo (5:38.43)

Esto era una forma de comprensión de la Escritura. La llamaban interpretación típica. Se entendía que en el pasado existía un evento, una enseñanza o un personaje que funcionaba como “tipo.” Ese “tipo” solo se volvía significativo una vez que encontraba en un tiempo posterior su contraparte: el “antitipo.” Sobre esto hay muchos ejemplos en el Nuevo Testamento (tal vez el más conocido es el de Adán y Cristo en la Carta de Pablo a los Romanos) Esta lectura típica no pensaba en una evolución porque no desaparecía ni el tipo ni el antitipo. Ambos elementos se necesitan, se corresponden y se complementan (idea muy presente esta última en Mateo por ejemplo a través de las así llamadas citas de cumplimiento)

De modo que Jesús acá no está eliminando la ley y los profetas, sino que los está poniendo en conversación con su tiempo presente. Tipos y antitipos.

Para ir pensando en la predicación

Se puede tener una memoria de las enseñanzas que hemos recibido de nuestros antepasados. Podemos poner en contexto social y cultural esas enseñanzas.

Podemos también repensar estas enseñanzas. Al modo de “Oímos que se nos dijo…pero ahora decimos…”

Nuestros nuevos contextos y situaciones sin dudas pueden hacernos revisar lo que hemos escuchado. De la misma forma, también estamos llamados a releer los textos bíblicos que leyeron nuestros antepasados, recibir sus interpretaciones y releerlas.

¿Cuáles son los marcos interpretativos que hoy consideramos necesarios e irrenunciables? Seguramente pensaremos, por ejemplo, en el respeto a la diversidad, la justicia y el cuidado de la creación al volver a escuchar lo que se nos dijo.

Podemos concebirnos como los antitipos de nuestros antepasados. Ellos y ellas son parte de nuestra historia. No somos los antitipos porque somos mejores y superiores sino porque somos parte de un mismo cuerpo. Un cuerpo vivo que trasciende tiempos y lugares.


Nota

1. Este es un hilo conductor en la teología del Evangelio de Mateo. La recuperación y vigencia de las tradiciones pareciera que era algo que estaba en discusión en el tiempo y comunidad de Mateo. Este evangelio mostrará, a lo largo de diferentes estrategias narrativas o historias, que el pasado no es para descartar sino para releerlo. Algunos ejemplos se pueden encontrar en la genealogía con que comienza el Evangelio, o en la historia del nacimiento de Jesús como un midrash del nacimiento de Moisés.