Lectionary Commentaries for January 6, 2023
Epifanía de Nuestro Señor

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Evangelio

Comentario del San Mateo 2:1-12

Elizabeth Gareca Gareca

Lo que el ángel de Dios le había predicho a José en 1:21 se consuma en el inicio de este relato de Mt 2:1-12, leído para la fiesta de la Epifanía del Señor o de los Reyes Magos. Recuerdo que, de pequeña, esta fiesta era esperada con alegría por los regalos sorpresa que se recibían en las familias y por las adoraciones organizadas por algunas casas solidarias del barrio. Se debía ir a adorar al niño Jesús con villancicos y decorativos bailes y luego venía el premio, una chocolatada con ricas masas elaboradas en las mismas familias. Celebraciones de puertas abiertas a chicos y grandes. Hoy son otras las formas de celebrar la fiesta de Reyes y debemos afirmar con tristeza que los tentáculos del mercado hicieron que olvidemos el verdadero sentido de la celebración.

Claro que en aquel tiempo ignoraba el relato bíblico detrás de estas vivencias y solo cuando una va estudiando y orando la Biblia descubre el verdadero sentido de las celebraciones, que en este caso no es muy diferente a lo que de hecho hacíamos. Cuando las casas se abrían y se gloriaban en el nacimiento del niño Jesús, había espacio para la alegría, la solidaridad y la comida compartida. Era el gozo a consecuencia de la navidad, del nacimiento y encarnación de Jesús en nuestro mundo, en nuestra historia.

En realidad, el escrito no habla de “reyes” sino de hombres sabios o magos, según la traducción bíblica. Estos hombres eran de “oriente,” por lo tanto, de origen extranjero y sospechoso para el autor; eran gentiles y no judíos. No obstante, su participación en esta historia del nacimiento del Mesías para su pueblo los convierte en protagonistas que actúan en favor del plan de Dios. Es notable su sabiduría, primero para leer las estrellas y dejarse guiar por ellas (v. 2) hasta llegar a su verdadero destino y luego para dejarse guiar por los sueños (v. 12) y volver por otro camino, sin dar cuentas al rey Herodes de su descubrimiento. Ellos, aun siendo de “oriente,” demuestran sabiduría y se adhieren a los planes de Dios. No necesitaron visitar el templo de Jerusalén, el lugar más sagrado de los judíos, San Mateo cita una casa sencilla de puertas abiertas. Reconocen y se postran ante el niño Jesús, reconociéndole como rey y haciéndole los honores correspondientes, entregando presentes que simbolizaban la realeza de Jesús.

Estos buenos hombres llegados de tierras extrañas a Jerusalén, centro religioso y político judío, se contraponen a las órdenes del rey Herodes, quien, ante la amenaza de un Mesías, convoca a la élite religiosa centralista, les consulta sobre sus conocimientos mesiánicos, y decide actuar sigilosamente, solicitándoles que apenas encuentren al niño, le den aviso para que también él pudiera adorarlo (v. 8). Este centro del relato denota la maldad de su pedido porque, como se verá más adelante (2:16), tal es su enojo al verse burlado, que decide una matanza de todo niño nacido en Belén y sus alrededores. Era capaz de todo con tal de no compartir su poder con nadie y menos con un nadie nacido en Belén.

Por otro lado, la élite religiosa convocada por Herodes también tiene su propia sabiduría y se muestra capaz de releer las profecías de Miqueas a la luz de la esperanza del pueblo: un Mesías debía nacer en Belén (v. 6). Cada pueblo tiene sus propias sabidurías y dependerá de cómo las use dentro de sus contextos, si para la liberación o para más opresión.

Resumiendo, los protagonistas son hombres sabios extranjeros que optan por ser fieles a sus sabidurías, reverenciar al niño Jesús, y no colaborar con los planes malvados de Herodes. Otro grupo interesante es la élite judía, hombres con sabiduría propia también, pero con adhesión al poder político (Herodes) más que a los planes de Dios.

En nuestro relato, una estrella es la guía hasta una casa sencilla en Belén de puertas abiertas, en donde se respira la consumación de los planes de Dios, paz, acogida, sabiduría, vida encarnada en un niño rey. Esa escena es la que celebramos en la fiesta de la Epifanía de Dios, que antes solía ser más solidaria y abierta a reconocer en el niño Jesús la epifanía de Dios presente en cada pueblo, en cada religiosidad y espiritualidad. La Divinidad, más allá de las religiones o los nombres que se le endosen, se manifiesta en el mundo, y de nosotros/as depende que le reconozcamos y adhiramos a su proyecto de vida.

Hoy habitamos contextos de mucha violencia y deshumanización, somos una sociedad sedienta de sentido comunitario de vida, sedienta de la paz, esa paz necesaria para convivir como hermanos y hermanas. Urge entonces que nos dejemos guiar por los signos de nuestros tiempos, pero también por nuestros antepasados y por sus sabidurías, para que aprendamos de nuestras historias a enfrentar el presente y proyectar el futuro, siempre obstinados/as para llegar allá donde la vida se abre paso y Dios nos convoca a trabajar, en consecuencia a nuestra fe, por la paz para toda la gente, todos los pueblos y todas las iglesias. De ahí que finalizamos con esta bonita oración ecuménica por la paz de la hermana Mary Grace Sawe, para que Dios nos guíe y nos anime a trabajar y vivir en verdadera paz:

Dios mío, anhelamos vivir juntos en paz.
Cuando el egoísmo y la injusticia se desbordan,
cuando la violencia estalla entre las personas,
cuando la reconciliación parece imposible,
eres tú quien nos da la esperanza de la paz.
Cuando las diferencias de lengua,
cultura o fe nos hacen olvidar
que somos tus criaturas
que nos has confiado la creación
como nuestra casa común
eres tú quien nos da la esperanza de la paz.
Cuando las personas se enfrentan entre sí
cuando el poder se utiliza para explotar a otros,
cuando los hechos se tergiversan para engañar a otros,
eres tú quien nos da esperanza de paz.
Enséñanos a ser justos y solidarios con los demás
y a resistir la corrupción.
Danos mujeres y hombres valientes que curen
las heridas que el odio y la violencia
dejan en el cuerpo y en el alma.
Haz que encontremos las palabras,
los gestos y los medios adecuados
para promover la paz.
En cualquier idioma te llamamos “Rey de la Paz,“
deja que nuestras voces se escuchen con fuerza
contra la violencia y contra la injusticia.
¡Amén!1


Notas

  1. https://www.oekumenisches-friedensgebet.de/2022-espanol/

Bibliografía

Carter, Warren. Mateo y los márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa. Trad. Serafín Fernández Martínez. España: EVD, 2007.