Lectionary Commentaries for December 18, 2022
Cuarto Domingo de Adviento

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Evangelio

Comentario del San Mateo 1:18-25

René Krüger

En el NT, hay dos relatos de anunciación del nacimiento de Jesús, uno en Mateo y otro en Lucas. En Lucas, el arcángel Gabriel anuncia la concepción y el nacimiento de Jesús a la Virgen María; Mateo en cambio introduce a José, el comprometido de la Virgen María, como receptor del anuncio del nacimiento y la misión del Niño. Los dos relatos son similares, pero no iguales. Cada uno tiene su mensaje específico.

Un breve repaso exegético

V. 18: Mateo indica la relación de María con José. Que estuvieran comprometidos significa que estaban en una etapa anterior al casamiento. Implicaba que habían asumido un compromiso jurídico y formal de casarse, aún sin convivir. Para anular ese compromiso, se requería un trámite similar al divorcio. Algunas parejas ya convivían durante ese tiempo; otras seguían viviendo en las respectivas casas paternas, preparando todo para el casamiento y la vida en común. En ese tiempo a mitad de camino entre la soltería y el matrimonio, María había quedado embarazada por el Espíritu Santo, sin haber convivido con José.

V. 19: Ante el embarazo, del cual José no era responsable, le quedaban varias alternativas: denunciar públicamente a María y repudiarla, según la interpretación rígida de la Ley, con lo cual ella podría ser apedreada por (supuesto) adulterio; tomarla como esposa como si nada hubiera pasado; o irse en secreto asumiendo una acusación pública de abandono. Cualquiera de las tres opciones eran problemáticas.

El carácter justo de José tiene una semántica interesante. No se refiere a un cumplimiento estricto de la legislación y su interpretación, que implicaba denuncia y condena de la mujer. Se refiere a la dimensión del amor: él no quería estigmatizar a María. La fuga habría solucionado el problema de su conciencia: él sabía que no era el papá de la criatura. Yéndose no iba a tener que hacerse cargo de un hijo ajeno. Es decir, estaba optando por el abandono; no por la denuncia. Un acto de protección de María con una especie de mal menor: no denuncia ni condena, sino solo abandono a la existencia como madre soltera.

V. 20: Entonces interviene Dios usando un medio muy peculiar para aclararle la situación a José y presentarle otra opción diferente. Le manda un mensaje a través de un mensajero en el sueño. Este procedimiento ya había sido usado en diversas oportunidades por Dios en el AT. José y Daniel son dos ejemplos destacados.

El ángel se dirige a él con un título peculiar: “José, hijo de David.” Esto enlaza al niño con José, como de hecho lo hace la genealogía al comienzo del evangelio.

La primera frase del ángel es una de las más significativas del contacto de Dios con un ser humano: “¡No temas!” Aparece tanto en singular como en plural un centenar de veces en la Biblia y es evidencia de que el temor y el miedo son emociones absolutamente naturales y humanas. Sirven para protegernos y nadie tiene por qué tener vergüenza por temer algo. En la Biblia, se anima al interlocutor a superar el miedo con la certeza de que Dios está aquí, que es más fuerte que la adversidad y que se puede confiar plenamente en él. En el caso de José, la invitación a no temer se relaciona con recibir a María como su esposa, e inmediatamente viene la fundamentación: la criatura engendrada proviene del Espíritu Santo. La aceptación de María significaba para José que debería adoptar al niño.

V. 21: El ángel tiene más para comunicar: el hijo deberá ser llamado Jesús. La nominación de una criatura tenía mucha importancia para el pueblo de Israel. Como la mayoría de los nombres tenía un determinado significado, darle un nombre a una criatura era algo programático. Aquí la elección del nombre de la criatura no viene de los padres, sino directamente de Dios. El ángel ordena que el niño lleve el nombre que indica la misión que realizará: salvar a su pueblo de sus pecados. Jesús proviene de la forma griega Iesous que es transcripción del hebreo Yeshua, que a su vez es forma tardía de Yehoshua o Yoshua (en el AT equivale a Josué). Equivale a Yavé es salvación.

En Israel, había mucha expectativa mesiánica. Sobre la base de anuncios proféticos y sus diversas interpretaciones, se esperaba sobre todo un mesías fuerte, generalmente de corte davídico, que restaurara el reino del gran David de hacía mil años atrás. Esta expectativa creció por el dominio violento que ejercieron los diversos imperios que habían conquistado y explotado a los habitantes de la tierra de Israel. Pero esa no era la única expectativa mesiánica. Había varias figuras más.

Lo peculiar de Mateo y de todo el NT es vincular la concepción de un mesías salvador con el perdón de pecados, algo no esperado en estos términos, pero totalmente propio de la misión, muerte y resurrección de Jesús.

Aquí el texto de Mateo es de una densidad impresionante, porque condensa toda la misión de Jesús en una frase y esta a su vez en un nombre común y corriente, pero ahora cargado explícitamente de significado por Dios mismo. Con la explicación del ángel, el nombre Jesús prácticamente se convierte en título y equivale a Salvador de los pecadores.

Vv. 22-23: Mateo vincula constantemente hechos especiales de la vida de Jesús con profecías del AT, mostrando así que en Jesús se cumple la voluntad de Dios anunciada al pueblo de Israel a través de los profetas. Indica que Jesús es el Emanuel (Dios con nosotros) nacido de una Virgen (v. 23, citando Isaías 7:14); el Hijo de David (así lo remarca en la genealogía, Mt 1); el Hijo de Dios; el Enviado de Dios en quien se cumple lo dicho y prometido por Dios.

En vida de Jesús, las únicas Escrituras Sagradas eran las de la Biblia Hebrea. Poco tiempo después, se escribieron los primeros textos del NT. Era muy habitual que Jesús mismo, los apóstoles, predicadores y luego autores de libros del NT citaran de aquellas Sagradas Escrituras que luego se convirtieron en nuestro Antiguo Testamento. Con estas citas, se estableció la vinculación entre la historia de Dios con el pueblo del pacto y la historia de Jesús con la iglesia.

La cita de Isaías 7:14 se refería en su origen probablemente a Ezequías, hijo del rey Acaz; pero aquí es aplicada directamente a Jesús. La formulación en Mateo proviene de la versión griega de la Biblia Hebrea, la Septuaginta, elaborada a partir del año 250 AC en Alejandría, para el uso de las comunidades judías que ya no hablaban hebreo.

Los judíos reaccionaron fuertemente contra el empleo de Isaías 7:14 en griego por Mateo. Alegaron que el texto hebreo no habla de una virgen, sino de una doncella, una mujer joven, sin referencia explícita a su virginidad. Pero los cristianos pudieron defenderse indicando que esa traducción del hebreo al griego no la habían hecho ellos, sino los propios judíos. La grieta llevó al abandono de la Septuaginta por parte de los judíos y a la elaboración de nuevas traducciones.

En el v. 23 se brinda el significado del nombre Emanuel: Dios con nosotros. Al final del evangelio, Mateo cita las palabras finales del Resucitado: Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. El Dios con nosotros anunciado por Isaías y explicado por Mateo ahora está definitivamente con nosotros y no es otro que el Señor Crucificado y Resucitado.

V. 24: José obedece la guía de Dios y recibe a su mujer, convirtiendo con este acto al niño en su hijo adoptivo. Este es también el sentido de la genealogía, que no debe tomarse en un sentido genético moderno, sino adopcional. Niño adoptado se convertía en auténtico hijo de quien lo adoptaba y los antepasados del padre adoptivo eran entonces antepasados del adoptado. Por eso también la cuidadosa formulación al final de la genealogía: … José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo (Mt 1:16).

V. 25: Mateo corrobora que durante todo el tiempo, hasta el nacimiento del primogénito, José no convivió matrimonialmente con María, manteniendo así el concepto de la madre virgen.

Breve reflexión

Los dos relatos de la anunciación, el de Mt y el de Lc, tienen numerosas coincidencias, pero no son copia el uno del otro. Los énfasis de cada cual son muy peculiares: María en un evangelio; José en el otro. Las coincidencias se dan con los nombres de María, José y Jesús; María Virgen, concepción por el Espíritu Santo, revelación por un ángel, la misión especial del niño.

Una de las peculiaridades de Mateo es su definición práctica del término justo. La predicación puede partir de este punto.

Rumbo a la predicación

  • En muchos lugares del mundo, la justicia no tiene buena prensa. Se dice que es demasiado lenta, parcial, corruptible o directamente corrupta, politiquera e hipócrita; fomenta la impunidad y la injusticia. No vamos a discutir sobre esto. Preguntémonos otra cosa:

¿Qué asociamos con “justo”? ¿Cumplimiento estricto de la ley, equilibrio, equidad, derechos? ¿Qué nos imaginamos cuando escuchamos que tal o cual persona es justa?

  • José fue justo. El relato desarrollará esa justicia en el sentido de confianza total a Dios y amor total a María y al niño. Estas marcas de la justicia diferencian a esta familia de los practicantes hipócritas de la ley, con los cuales Jesús tendrá varias discusiones serias, enfrentando el amor protector y solidario con el cumplimiento frío y estricto de sutilezas interpretativas de la Ley. ¿Puede haber diferentes tipos de justicia con el mismo valor?
  • ¿Qué aprendemos de José mismo y de su justicia? Él es modelo de creyente. Confía en el mandato, acepta una misión complicada como lo es adoptar un niño y proteger a su familia, cree en la revelación sobre la misión tan única de ese niño. Su confianza y su fe se prolongarán a la primera iglesia que creyó en el valor sacrificial de la muerte de Jesús para nuestro perdón, en su gloriosa resurrección y en la misión que el Emanuel, Dios con nosotros, encomendó a su iglesia.