Lectionary Commentaries for November 29, 2020
Primer Domingo de Adviento

from WorkingPreacher.org


Evangelio

Comentario del San Marcos 13:24-37

Rodolfo Galvan Estrada III

El comienzo del Adviento es un tiempo para prepararse para el nacimiento de Jesús. Nos recuerda que debemos preparar nuestros corazones para la venida de Cristo. El texto del evangelio para este domingo, Marcos 13: 24-27, nos invita a pensar sobre el nacimiento de nuestro Señor a la luz de la segunda venida. De muchas maneras, la enseñanza sobre la segunda venida nos da una manera de ver y de prepararnos para esta temporada de Adviento.

Primero debemos recordar que el nacimiento de Jesús, su primera venida al mundo, fue un evento que no muchos esperaban. No muchos esperaban a Jesús cuando nació. No hubo festividad, ni gente noble deseando proclamar su nacimiento. Nada de esto pasó. Jesús nació en un lugar humilde de padres humildes en una parte remota del Imperio Romano. Y así como no muchos esperaban a Jesús cuando vino por primera vez, debemos preguntar si muchos estarán esperando a Jesús cuando regrese en su segunda venida. Estos dos eventos se iluminan mutuamente y nos recuerdan que debemos estar listos para la venida del Señor. De la misma manera en que nos preparamos para la segunda venida, también debemos prepararnos para el día de su nacimiento.

Las enseñanzas de Marcos 13 son parte del discurso de la despedida de Jesús. Son las últimas palabras de Jesús a sus discípulos. Nuestro texto incluye profecía sobre el fin de los tiempos y una exhortación a una vida fiel mientras los discípulos permanezcan en la tierra. La profecía no es el punto principal; el enfoque está puesto en la exhortación a cómo deben vivir los discípulos. Y cuando leemos estas enseñanzas juntas, dan esperanza a la gente que está perdiendo la esperanza. Nos enseña a aguantar y a mantenernos alertas, porque Dios va a vencer y destruir el mal, pero debemos mantener la fe.

Hay tres enseñanzas que Jesús da a sus discípulos en Marcos 13: 24-37 que se pueden aplicar hoy para la temporada de Adviento.

La primera enseñanza es apocalíptica y describe la desaparición de la creación. Este lenguaje vívido llama nuestra atención, despierta en nosotros/as una sensación de choque y miedo con la descripción del sol y la luna que no dan su luz, las estrellas que caen del cielo y los cielos mismos que se sacuden (vv. 24-25).

Dios va a cumplir la esperanza del pueblo judío y lo hará con la segunda venida de Jesús. Justamente la creación misma reacciona a la segunda venida la que Jesús se refiere con las palabras: “Entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (v. 26).

Es importante notar que la referencia al Hijo del Hombre descendiendo del cielo en las nubes nos retrotrae a Daniel 7:13, donde el profeta ve al “Hijo del Hombre” sobre las nubes en el cielo. “Hijo del hombre” es una frase general para un ser humano (Ezequiel 2:1). Pero también, en el libro de Enoc, el “Hijo del hombre” es un juez escatológico (1 Enoc 45:3-6; 51:1-3). El concepto de “Hijo del hombre” se desarrolla en el pensamiento judío. Y para el evangelista Marcos, la persona que vio Daniel era Jesús. Marcos describe la venida con la terminología de Daniel y dice que vendrá con gran poder y gloria (v. 26). Esta creencia se basa en el pensamiento escatológico judío, desde Daniel hasta Enoc, y se aplica a Jesús.

Esta segunda venida, el regreso de Jesús al mundo, también incluiría muchos ángeles que reunirían a los elegidos de todas partes del mundo. Esta descripción de su venida es rápida, pero no es una referencia al rapto premilenario. Es una referencia a la promesa de Dios de reunir a todo el pueblo judío a lo largo de la diáspora (v. 27). Los profetas del Antiguo Testamento esperaban un día, en el fin de los tiempos, en el que toda la gente viniera a Sión y aprendiera de Dios (Isaías 2:1-4 y 25:6-8; Miqueas 4:1-4; Zacarías 14:16).

Después, Jesús mueve la discusión a la segunda enseñanza con una breve parábola de una higuera (vv. 28-29). La higuera es muy significativa. Este árbol pierde sus hojas a principios del invierno y florece más tarde en la primavera. Con esto, Jesús anima a los discípulos a prestar atención y entender el significado de sus tiempos. Para los discípulos, incluía comprender las implicaciones de la inminente destrucción del templo que Jesús había anunciado previamente (v. 2). Jesús dice: “cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (v. 29). La breve discusión sobre la higuera les recuerda de nuevo a los discípulos que deben prestar atención, mirar a las señales y comprender su estación para estar listos. Jesús aparece seguro de que estas cosas sucederían, pero no sabe cuándo ocurrirían. El punto, sin embargo, no es saber la hora o el día, sino estar listo (v. 32). Él exhorta a los discípulos otra vez a que velen y oren (v. 33).

La tercera enseñanza es la comparación que Jesús hace con la actitud que se espera de un siervo fiel (vv. 34-37). Esta parábola describe a un hombre que se va de viaje y pone a sus siervos a cargo del hogar. Uno de los sirvientes tiene la tarea de vigilar la puerta. Jesús explica que el dueño de la casa regresará a una hora desconocida, y por eso la necesidad de vigilar. “¡Velad!” es la exhortación con la que Jesús concluye esta enseñanza a sus discípulos (v. 37).

Podemos notar que Jesús anima a sus seguidores a estar listos y prepararse para su venida. ¿Cómo hacemos esto? ¿Y cómo influye esto en nuestro entendimiento del Adviento?

Durante esta temporada de Covid-19 puede parecer que no hay nada para preparar. Nuestra casa no estará llena de familiares y amigos; nuestras celebraciones posiblemente serán pequeñas. Y puede ser que no estemos tan ocupados como en años anteriores. Pero esto no significa que no tengamos nada que hacer. Es posible que deseemos que pase esta temporada difícil. Y ciertamente, el tiempo continúa, pero esto no significa que debamos estar inactivos. Debemos continuar la obra del Señor como un siervo fiel, preparándonos para la venida del Señor. Mantengamos la fe durante estos tiempos difíciles. Y de la misma manera en que decoramos nuestras casas, iluminamos el árbol de Navidad y hacemos planes para familias e invitados limitados, nunca debemos rendirnos, sino que debemos seguir preparándonos para la venida del Señor.