Lectionary Commentaries for October 7, 2012
Decimonoveno Domingo después de Pentecostés

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Evangelio

Comentario del San Marcos 10:2-16

Darío Barolin

El texto para este domingo nos sitúa en otra geografía y otros personajes aparecen.

A partir de 10:1 Jesús se mueve nuevamente, esta vez en “…la región de Judea y al otro lado del Jordán“. Jesús deja la soledad de la casa en Capernaúm y ahora se vuelve a encontrar con una multitud que se acerca a él. Y Jesús les enseñaba. Junto con la multitud aparecen “unos fariseos” y no con buenas intenciones, pues estos se acercan “para tentarlo” (10:2). La pregunta que escogen esta vez es “si era lícito al marido repudiar a su mujer“.

Después volverá Jesús a reunirse a solas con sus discípulos y les hablará no ya del divorcio sino sobre el tema de un segundo matrimonio (10:10-12). Finalmente, también en el interior de la casa Jesús vuelve a mostrar su preferencia y cariño por los niños y el desafío de ser como ellos para los discípulos (10:13-16). Aquí nos centraremos sólo en la primera parte, en la discusión con los fariseos sobre el divorcio.

Matrimonio y divorcio en el judaísmo del siglo I
El amor entre los cónyuges, que está en la base del matrimonio occidental moderno, no era un elemento esencial en el matrimonio del siglo I en el mediterráneo. Su concreción está basada principalmente en los acuerdos que sus familias hagan. Bruce Malina comenta: “En el mundo mediterráneo del siglo I e incluso antes, el matrimonio simbolizaba la fusión del honor de dos amplias familias y estaba en relación con intereses políticos y/o económicos…”1

El repudio a la mujer (lo inverso era impensable) era entendido en términos más laxos por la escuela de Hillel y más riguroso por la escuela de Sammai. La ambigüedad de la expresión “alguna cosa indecente” en Dt 24:1 como causa de divorcio era la base de la discusión. Para la escuela de  Hillel el divorcio era permitido por cualquier causa. Sin embargo para la de Sammai estaba permitido sólo en caso de adulterio. Nótese de paso que en Mateo 19:1-12, texto paralelo al nuestro, Jesús autoriza el divorcio “sólo en caso de fornicación“. La discusión puntual de lo que fornicación significa es bastante amplia y compleja.

En el ámbito romano la posibilidad de divorcio no estaba reservada al varón sino que la mujer también podía divorciarse.

La respuesta de Jesús
La pregunta de los fariseos está marcada por su intención de poner a Jesús en aprietos ante la multitud que lo rodea. Sabemos desde 3:6  que los fariseos buscaban matar a Jesús. La respuesta de Jesús marca una primera distancia con ellos “¿Qué os mandó Moisés?” (v.3).

A la respuesta de los fariseos (v.4) basada en Dt  24:1-4, Jesús contesta primero contextualizando las razones detrás de esta ley: “por la dureza de vuestro corazón…“. Luego de relativizar Dt 24, Jesús se basa en lo que denomina como la voluntad originaria expresada en los relatos de la creación de Gen 1-2.

Antes de pasar a la propuesta de Jesús, es bueno señalar que Jesús destruye cualquier explicación literalista y legalista de la ley. Tal como lo hiciera con el sábado, Jesús no se ata a la letra sino que se pregunta por el contexto, por su sentido, y por lo tanto puede discutir su vigencia. Esto mismo que Jesús hace considero que es una invitación también para nosotros y nosotras, para no quedarnos enredados en interpretaciones legalistas, literalistas y fundamentalistas de los textos bíblicos. La realidad de los matrimonios entre creyentes y no creyentes exigirá de Pablo en  1 Co 7:12-16 una nueva revisión de este tema.

Jesús articula su respuesta tomando como base primero el texto de Gn 1:27. Éste afirma con claridad meridiana la igualdad entre el varón y la mujer. Los términos escogidos apuntan también a reconocer la sexualidad humana expresada aquí en el varón y la mujer pero nada dice en referencia al matrimonio. Para esto Jesús apela a un segundo texto, Gn 2:24. Croatto y Pietrantonio señalan en relación a Gn 2:24: “Ahora bien, esta fundamentación del matrimonio en el encuentro gozoso que culmina en unidad integral (‘una sola carne’) cobra un relieve mayor aún por lo que el texto no dice: no aparece en efecto ningún factor legal que instituya el matrimonio. Este tiene la dignidad y la consistencia de lo creacional.”2

Jesús concluye: “por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el ser humano” (10:9). ¿Es esto una respuesta directa a la pregunta de los fariseos? Considero que ésta muestra en primer lugar, la dureza del corazón de los fariseos. Es esta realidad, lo que está detrás de la pregunta y de la ley sobre el divorcio. Jesús plantea el matrimonio en otros términos, lo ve como el encuentro gozoso de dos seres humanos que se reencuentran en su unión y vuelven a ser una unidad. Obviamente en un encuentro tal, la pregunta y la realidad del divorcio está ausente.

El problema se instala cuando este vínculo de amor y de comunión se pierde. Más aún, cuando dentro del matrimonio aparecen vínculos de violencia y sometimiento. No puedo ver que Jesús esté llamando a sostener situaciones de este tipo que lejos han dejado el amor y la comunión.

Creo sin embargo que estas palabras de Jesús tienen una relevancia notoria para nuestros tiempos donde los vínculos de pareja también se han contaminado de los vínculos mercantiles donde el otro o la otra aparece como un objeto de consumo y nada más.

En tal sentido me parece que es más desafiante para nuestros tiempos leer estas palabras de Jesús como un desafío a la vida posmoderna que nos invita a vínculos descomprometidos, pasajeros y fugaces. Más aún son un llamado profético a nuestras sociedades, que al idolatrar el individualismo y el consumismo, tarde o temprano, son una invitación a separar lo que Dios ha unido.


1Bruce Malina, El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultura, (Estella: Verbo Divino, 1995), 156.
2J. Severino Croatto y Ricardo Pietrantonio, “Matrimonio, familia, divorcio. Algunas reflexiones bíblicas, vétero y neotestamentarias,” Cuadernos de Teología,  Vol. III, No 4 (1986): 307.

Bibliografía específica utilizada
BAUMAN, Zygmunt. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2005.
CROATTO, J. Severino y PIETRANTONIO, Ricardo, “Matrimonio, familia, divorcio. Algunas reflexiones bíblicas, vétero y neotestamentarias,” Cuadernos de Teología,  Vol. III, No 4 (1986): 305-311.
FERRER, Pablo. Parejas y sexualidad en la comunidad de Corinto. Buenos Aires: San Pablo, 2010.
GNILKA, Joachim. El Evangelio según San Marcos Vol II. Salamanca: Sígueme, 1993.
MATEOS, Juan y CAMACHO, Fernando. El Evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético Vol. II. Madrid: El Almendro & Fundación Epsilón, 2000.
NAVARRO PUERTO, Mercedes. Marcos. Estella: Verbo Divino, 2006.
WILLIAMSON Jr., Lamar. Marco. Torino: Claudiana, 2004.