Lectionary Commentaries for February 22, 2012
Ash Wednesday

from WorkingPreacher.org


Evangelio

Comentario del San Mateo 6:1-6, 16-21

Alvin Padilla

La imposición de cenizas en este día marca el inicio de la cuaresma, la temporada litúrgica más observada en el año cristiano.

En la cuaresma la comunidad cristiana se prepara para celebrar la Pascua con 40 días de austeridad, a semejanza del Señor Jesús quien pasó 40 días de ayuno en el desierto y otros personajes bíblicos como Moisés y Elías. 

En este solemne día el creyente se examina a sí mismo, meditando en su posición ante el Dios Todopoderoso. En particular tenemos en mente el origen y el fin del ser humano (Gen 2.7, 3.19) y nos humillamos por las misericordias que hemos recibido de parte de Jesucristo. Durante la cuaresma queremos estar siempre puestos con Jesús, y así por el resto de nuestros días. Echando a un lado los deseos de la carne, por tanto el ayuno como símbolo de nuestro interés de subyugar los deseos naturales del cuerpo a favor de lo espiritual. Dicho, el día antes del miércoles de ceniza, se observa en muchas tradiciones culturales el carnaval, tiempo de decirle adiós a la carne (el significado de las palabras latinas “carne vale” de donde surge la palabra carnaval).

Notas Exegéticas
En Mateo 5:20, 48 Jesús pronuncia la justicia que se espera de aquellos que forman parte de su reino–su justicia ha de superar la de aquellos que en esos días eran reconocidos como los “religiosos.” Aquellos que aspiran participar en el Reino de Dios deben ser perfectos así como el Padre es perfecto. Empero, 5:20-48 enfatiza la relación con el vecino mientras que el presente capítulo dirige al creyente a su relación con Dios. Luego en el capítulo 7 retornan las enseñanzas relativas al vecino.

La estructura del pasaje es fácil de discernir,

6:1 El Principio Principal
        6:2-4 Limosnas
        6:5-6 Oración
        6:16-18 Ayuno
6:19-21 Tesoros en el Cielo

El versículo 6:1 establece el principio (la idea principal) que será ilustrado en el resto del capítulo. “Hacer vuestra justicia” llama atención a aquellos actos de piedad (religiosidad) que serán expandidos en el pasaje: dar limosnas, orar y ayunar eran, y son, actos que indican la devoción a Dios. El judaísmo del primer siglo, así como judíos y cristianos en el siglo 21, observaban estas disciplinas espirituales como actos que fomentan el crecimiento espiritual (cual conduce a la madurez espiritual). En la exposición de éste pasaje es importante notar los dos verbos iniciales, “guardaos” y “hacer”. El primero conlleva una advertencia a estar alerta, prestar atención y hasta tener mucho cuidado. La amonestación apunta hacia el peligro que está por delante. En una sociedad donde la religión es parte de la identidad étnica y nacional (el judaísmo de la antigüedad), es muy probable que muchos fueran tentados a ejercer actividades espirituales simplemente para que fuesen considerados buenos judíos. Hoy día corremos el mismo peligro, pero no tanto por etnicidad o nacionalidad (aunque existe la idea en muchos rincones de nuestra sociedad norteamericana donde se cree que para ser un buen americano uno tiene que ser un cristiano de cierto molde) sino por parte de nuestras comunidades religiosas. No obstante, el peligro que corremos, el segundo verbo exige que se hagan ejercicios espirituales. Más adelante Jesús dice “pero cuando tú des limosnas”, o sea que no es una opción ni sugerencia. El discípulo con regularidad religiosa, i.e. disciplina espiritual, debe dar limosnas, orar y ayunar.

La exhortación no tiene en mente las prácticas en si mismas sino el acto de realizarlas para ser visto por otros. En otras palabras, las disciplinas son admirables siempre y cuando su fin es glorificar a Dios y no para promover que nos vean practicando las disciplinas. Por tanto, lo importante es el motivo de nuestras actividades espirituales. En 5:20 Jesús exige que la justicia de sus discípulos debe ser mayor que la de los fariseos y escribas–y estos practicaban estas disciplinas con regularidad. Pero muchos de ellos las practicaban para que fuesen admirados por sus compatriotas, aquellos que anhelaban ser como ellos y por tanto los tienen como paragones de virtud religiosa. Según la enseñanza bíblica el dar limosnas es un acto de compasión que brota naturalmente de nuestra relación con Dios, quien es un Dios rico en misericordias y lleno de compasión por los menesterosos. Cuando el practicante hace las obras para ser vistos por otros,  este finge públicamente, en lugares religiosos (sinagogas) y públicos (las calles), que tiene una relación íntima con Dios cual le impulsa a limosnear.

Originalmente el término “hipócrita” se utilizaba en el campo del teatro para dar referencia a aquellos que asumían un rol. Ya para los tiempos de Jesús la literatura greco-romana, como la Judeo-cristiana, utilizaba el vocablo para identificar una persona cuya actividad no armonizaba con sus creencias. Hoy día se utiliza de esta manera  pero con una significante diferencia. Se usa cuando una persona actúa en una manera no aceptable. En cambio, aquí se habla de actos correctos y muy aceptables, pero el motivo (cual no es visible) no es bueno.

Por tanto, estos ya tienen su recompensa. Desean la admiración de los seres humanos, cual es veleidosa e inconstante, por tanto reciben lo que desean (el breve momento de adulación humana) y pierden la recompensa que Dios ofrece (se implica que esta recompensa es eterna). 

El tocar la trompeta ha de entenderse como una hipérbole (tal como el tragarse un camello). La exageración hace hincapié al motivo de aquel que practica el dar limosna. La idea es que estos se aseguran que su limosnear se haga en lugares donde será notado y admirado por todos los presentes. Hoy día no es muy diferente. Muchos se aseguran que todos estén conscientes de su generosidad. El verdadero discípulo en vez de  tocar trompeta realiza su obra en secreto, sin que su izquierda sepa lo que hace la derecha. Es obvio que esta última frase es hiperbólica también. El concepto que se enseña es que la actividad de limosnear, brota libremente del corazón del discípulo de tal manera que éste no tiene otro motivo sino vivir su fe.

La práctica de orar es común en las religiones del mundo, el judaísmo no era excepción. Con cierta regularidad se comunicaban con Dios con oraciones audibles (i.e. en alta voz) en horas específicas. El lugar apropiado, aunque no absoluto ni exigido, para la oración era el templo o las sinagogas. Estos que buscan elogio humano articulan sus ostentosas oraciones en la sinagoga con voz fuerte para que todos se disfruten de su elocuencia y su obvia espiritualidad. Además, aquellos que buscaban ser identificados como espirituales ordenan su horario de tal forma que la hora reservada para la oración los encuentre en un lugar público (las esquinas) para que aun los no religiosos noten la devoción de éste. 

Jesús exhorta a sus seguidores que busquen un lugar secreto, la palabra griega tiene el sentido de un lugar que sirve como almacén en la casa, y allí orar–donde nadie le pueda oír, excepto que allí se encuentra el Señor escuchando la plegaria. ¡El resultado es una recompensa en público!

En el relato bíblico (el Antiguo Testamento) el ayuno se exigía como parte de las actividades del día de la Expiación (Lev 16) y como acto natural en días de gran pérdida o desastre nacional (Joel). El uso de cenizas, cilicio y llantos a alta voz era común en estos días de ayuno. Ya para el tiempo de Jesús el ayuno se practicaba con regularidad (la Misná estipula dos días a la semana para el ayuno) y pienso que el ayuno que se tiene en mente aquí no es el ayuno nacional sino aquel practicado individualmente para fomentar madurez espiritual. Algunos desfiguraban su apariencia de tal manera que otros podrían notar su estado de depravación física. El ayuno que el Señor recibe es aquel cual único motivo es la relación con Dios; la persona disfraza su apariencia para que no se note que esta ayunando. No obstante este acto secreto, Dios sí reconoce la persona en público. 

A primera vista esta amonestación de no realizar nuestras obras de piedad en público chocan con las enseñanzas de Mateo 5.13-16 donde Jesús exhorta a sus discípulos que exhiban sus obras en presencia de otros para que observando nuestras obras de devoción, glorifiquen a Dios. No debemos entender esta dialéctica como contradicciones, sino en términos de las intenciones en cada circunstancia. En Mateo 5.13-16 la intención es la glorificación de Dios–el discípulo despliega sus obras como señas que apuntan hacia Dios de tal manera que el nombre de Dios fuese glorificado.  En cambio en Mateo 6.1-6, 16-18 la intención es la auto promoción; el discípulo busca que sea admirado por su gran devoción, quiere reconocimiento público para satisfacer su ego personal. 

Ideas Homiléticas
La lección para este día corre el peligro de ser uno de esos actos religiosos que al realizarse son fácilmente observados por otros pues llevamos en nuestras frentes las marcas del rito. Por tanto en la exposición de la lección evangélica es necesario que el predicador enfatice que las prácticas religiosas en sí mismas no son condenadas en este pasaje, sino su práctica como método de llamar atención al hecho que uno es una persona espiritual. El predicador tiene ante sí el reto de exhortar a los presentes a ejercer las disciplinas espirituales durante la cuaresma para fomentar su relación con Dios, y al mismo tiempo no buscar elogios de los hombres, aún de aquellos que son discípulos como nosotros.

Temo que el tema de la hipocresía religiosa es bien conocida hoy día–estoy seguro que los feligreses que observan la cuaresma saben muy bien que corren el peligro de ser llamados hipócritas. Por tanto en nuestra presentación homilética debemos enfatizar la auto examinación de los motivos que nos mueven a practicar las disciplinas espirituales. Es un ejercicio en cual aun el más humilde entre nosotros encuentra falta. He aquí el dilema de la cuaresma presentado en su primer día (miércoles de ceniza): invitamos al pueblo que practique su justicia, pero que al mismo tiempo examine por qué se practican las mismas. Si logramos comunicar al pueblo que si luchamos con este dilema estamos en buen camino, entonces habremos comenzado una cuaresma inolvidable.