Tenemos aquí una parábola que solo aparece en Mateo.
La misma está encerrada entre dos afirmaciones similares, una en 19:30 — Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primero — y la otra en 20:16 — Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros. La Versión Valera de 1995 altera el orden del griego en el v.16, que tendría que ser últimos/primeros y primeros/últimos, y al hacerlo destruye el quiasmo perfecto con 19:30 sugerido por el original. De cualquier manera la parábola nos ofrece una ilustración del principio de inversión en el reino de los cielos y, aunque hable de obreros, el personaje central parece ser el padre de familia, o sea, el propietario de la viña.
Análisis literario
Como es de esperar de un escritor consumado como es Mateo, esta parábola tiene una estructura retórica discernible y una consistencia interna admirable:
A. Introducción a la parábola: el propietario y los obreros, v.1
B. El propietario y los primeros obreros acuerdan un contrato de trabajo, v.2
C. El propietario contrata cuatro grupos más de obreros, vv.3-7
X. El propietario ordena al mayordomo a efectuar el pago, v.8a
C’. Los cuatro últimos grupos de obreros reciben su paga, vv.8b-9
B’. Los primeros obreros reciben su paga y cuestionan el acuerdo de trabajo, vv.10-15
A’. Aplicación de la parábola, v.16
Veamos ahora más en detalle cada una de las partes de esta estructura:
A. Es el propietario quien sale por la mañana a contratar obreros para su viña. Aunque el día comenzaba al anochecer, las horas se contaban desde las tres de la mañana aproximadamente. Aquí por la mañana indicaría las seis. ¿Para qué tipo de trabajo son contratadas estas personas? Posiblemente para cosechar las uvas. Los obreros que esperan ser contratados eran campesinos que habían perdido sus tierras debido a sus deudas y que dependían totalmente de este tipo de trabajo diario para poder alimentar a sus familias. En el Antiguo Testamento la viña es un símbolo para Israel, el pueblo de Dios (ver Is 5:1-7; Jer 12:10). La analogía de la parábola sugiere entonces que Dios necesita gente para trabajar en su viña.
B. La paga acordada era lo normal para un día de trabajo: un denario. Los obreros no se quejan porque la paga es justa.
C. Por alguna razón el propietario necesita más obreros. Quizás no calculó bien la mano de obra necesaria y volvió a buscar más. Quizás los primeros obreros no hicieron bien su trabajo y tuvo que contratar más. No lo sabemos. Lo cierto es que el dueño contrata cuatro grupos más de personas a diferentes horas: a la tercera (nueve de la mañana), a la sexta (doce del mediodía), a la novena (tres de la tarde) y a la undécima hora (cinco de la tarde). A estos cuatro grupos el dueño les asegura que les pagará lo que sea justo, por lo cual los obreros entienden que la paga será menos que la de todo un día de trabajo.
X. El propietario le ordena al mayordomo que le pague a los obreros, comenzando por los últimos hasta llegar a los primeros. Los lectores y lectoras esperan que el pago sea justo, como lo dice el texto. Por eso quizás no estén preparados para el tipo de justicia que mostrará el señor de la viña.
C’. Los que fueron contratados a las cinco de la tarde, y habían trabajado solo una hora, reciben la paga de todo un día. Aunque el texto no lo diga se asume que los otros tres grupos, los de las tres de la tarde, los del mediodía y los de las nueve de la mañana,reciben el mismo pago, o sea, un denario.
B’. Cuando llegan los primeros obreros ellos también reciben un denario, como fuera acordado. Pero comienzan a murmurar en contra del propietario pues, por ser los últimos, habían visto que todos habían recibido el mismo pago. El argumento es lógico: nosotros trabajamos más duro que ellos y por lo tanto merecemos más. Pero el dueño de la viña les explica que la retribución no está basada en su mérito personal sino en la generosidad del propietario, quien tiene la libertad de darle a cada uno lo que él cree se merecen.
A’. La aplicación de la parábola, hecha por Mateo, es que los primeros serán últimos y los últimos primeros. Queda ahora interpretar lo que significa esta afirmación. Algunos manuscritos agregan porque muchos son llamados, pero pocos escogidos, lo cual en sí mismo es ya una interpretación.
Interpretación
Como la parábola comienza diciendo que el reino de los cielos es semejante a, entonces sabemos que la misma tiene como propósito dar un ejemplo de la naturaleza de este reino que Jesús viene anunciando desde 1:17. La viña, como dijéramos, era un símbolo para hablar de Israel como nación gobernada por Dios. Aquí es un símbolo del reino de los cielos. Si el dueño necesita obreros para trabajar en su viña significa que el reino es algo que se construye en cooperación con Dios, no algo que Dios realiza por sí solo. Este trabajo es remunerado pero esta remuneración no depende de los meritos personales de los obreros sino de la generosidad del propietario. Podríamos decir que la entrada al reino, que en la estructura propuesta arriba es sugerida por la letra X, el momento de la retribución, del pago, no depende de las obras de la persona sino de la gracia de Dios. Si nos sorprende la acción del propietario aquí deberíamos ver que algo similar sucede en 25:31-46, en donde los que heredan el reino son aquellos que se compadecieron de los afligidos y desposeídos de la sociedad.
Algunas preguntas que suscita esta parábola son:
¿Fue injusto el dueño? ¿Tendría que haberles pagado menos a los últimos?
¿Quiénes serían los referentes fuera del texto? ¿Es el propietario un referente para Dios? ¿Son los obreros un referente para Israel? ¿O para la iglesia? ¿O para todos los seres humanos?
¿A quiénes designarían los primeros y los últimos? De acuerdo a la parábola todos entran al reino con la misma paga, con el mismo honor, más allá de cuanto han trabajado en él. Los primeros, los que trabajaron mas, podrían ser las autoridades religiosas y los últimos, los que trabajaron menos, los gentiles, los publicanos y las rameras (ver 21:31). Sin embargo, la variante textual porque muchos son llamados, pero pocos escogidos sugeriría que no todos entrarían al reino, lo cual es confirmado por 25:31-46.
¿Cómo podría leerse esta parábola hoy? Todo depende del contexto desde el cual se la lea. Podríamos decir que desde el contexto de la inmigración en Estados Unidos la acción del dueño de contratar obreros se asemeja a lo que sucede cuando un ciudadano norteamericano contrata personas indocumentadas para trabajar por día. Estas personas serían aquellas afectadas por las políticas internacionales de Estados Unidos, como por ejemplo NAFTA, que ha creado las maquiladoras y una agricultura de dependencia que sirve a los intereses del Norte, forzando a la gente a emigrar. También la demanda de drogas, que ha creado el tráfico ilegal de no solamente drogas pero también armas para aprovisionar a los diversos carteles involucrados en el narcotráfico. La desocupación y la ilegalidad son consecuencias de un sistema corrupto y no dicen nada sobre la moralidad de las personas.
El dueño actuó con generosidad, con misericordia. ¿Cómo debería actuar la iglesia en las circunstancias descritas arriba de manera que refleje la acción de Dios a favor de las víctimas del presente sistema de globalización y de la economía de mercado propuesta por el neo-liberalismo?
Tenemos aquí una parábola que solo aparece en Mateo.
La misma está encerrada entre dos afirmaciones similares, una en 19:30 — Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primero — y la otra en 20:16 — Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros. La Versión Valera de 1995 altera el orden del griego en el v.16, que tendría que ser últimos/primeros y primeros/últimos, y al hacerlo destruye el quiasmo perfecto con 19:30 sugerido por el original. De cualquier manera la parábola nos ofrece una ilustración del principio de inversión en el reino de los cielos y, aunque hable de obreros, el personaje central parece ser el padre de familia, o sea, el propietario de la viña.
Análisis literario
Como es de esperar de un escritor consumado como es Mateo, esta parábola tiene una estructura retórica discernible y una consistencia interna admirable:
A. Introducción a la parábola: el propietario y los obreros, v.1
B. El propietario y los primeros obreros acuerdan un contrato de trabajo, v.2
C. El propietario contrata cuatro grupos más de obreros, vv.3-7
X. El propietario ordena al mayordomo a efectuar el pago, v.8a
C’. Los cuatro últimos grupos de obreros reciben su paga, vv.8b-9
B’. Los primeros obreros reciben su paga y cuestionan el acuerdo de trabajo, vv.10-15
A’. Aplicación de la parábola, v.16
Veamos ahora más en detalle cada una de las partes de esta estructura:
A. Es el propietario quien sale por la mañana a contratar obreros para su viña. Aunque el día comenzaba al anochecer, las horas se contaban desde las tres de la mañana aproximadamente. Aquí por la mañana indicaría las seis. ¿Para qué tipo de trabajo son contratadas estas personas? Posiblemente para cosechar las uvas. Los obreros que esperan ser contratados eran campesinos que habían perdido sus tierras debido a sus deudas y que dependían totalmente de este tipo de trabajo diario para poder alimentar a sus familias. En el Antiguo Testamento la viña es un símbolo para Israel, el pueblo de Dios (ver Is 5:1-7; Jer 12:10). La analogía de la parábola sugiere entonces que Dios necesita gente para trabajar en su viña.
B. La paga acordada era lo normal para un día de trabajo: un denario. Los obreros no se quejan porque la paga es justa.
C. Por alguna razón el propietario necesita más obreros. Quizás no calculó bien la mano de obra necesaria y volvió a buscar más. Quizás los primeros obreros no hicieron bien su trabajo y tuvo que contratar más. No lo sabemos. Lo cierto es que el dueño contrata cuatro grupos más de personas a diferentes horas: a la tercera (nueve de la mañana), a la sexta (doce del mediodía), a la novena (tres de la tarde) y a la undécima hora (cinco de la tarde). A estos cuatro grupos el dueño les asegura que les pagará lo que sea justo, por lo cual los obreros entienden que la paga será menos que la de todo un día de trabajo.
X. El propietario le ordena al mayordomo que le pague a los obreros, comenzando por los últimos hasta llegar a los primeros. Los lectores y lectoras esperan que el pago sea justo, como lo dice el texto. Por eso quizás no estén preparados para el tipo de justicia que mostrará el señor de la viña.
C’. Los que fueron contratados a las cinco de la tarde, y habían trabajado solo una hora, reciben la paga de todo un día. Aunque el texto no lo diga se asume que los otros tres grupos, los de las tres de la tarde, los del mediodía y los de las nueve de la mañana,reciben el mismo pago, o sea, un denario.
B’. Cuando llegan los primeros obreros ellos también reciben un denario, como fuera acordado. Pero comienzan a murmurar en contra del propietario pues, por ser los últimos, habían visto que todos habían recibido el mismo pago. El argumento es lógico: nosotros trabajamos más duro que ellos y por lo tanto merecemos más. Pero el dueño de la viña les explica que la retribución no está basada en su mérito personal sino en la generosidad del propietario, quien tiene la libertad de darle a cada uno lo que él cree se merecen.
A’. La aplicación de la parábola, hecha por Mateo, es que los primeros serán últimos y los últimos primeros. Queda ahora interpretar lo que significa esta afirmación. Algunos manuscritos agregan porque muchos son llamados, pero pocos escogidos, lo cual en sí mismo es ya una interpretación.
Interpretación
Como la parábola comienza diciendo que el reino de los cielos es semejante a, entonces sabemos que la misma tiene como propósito dar un ejemplo de la naturaleza de este reino que Jesús viene anunciando desde 1:17. La viña, como dijéramos, era un símbolo para hablar de Israel como nación gobernada por Dios. Aquí es un símbolo del reino de los cielos. Si el dueño necesita obreros para trabajar en su viña significa que el reino es algo que se construye en cooperación con Dios, no algo que Dios realiza por sí solo. Este trabajo es remunerado pero esta remuneración no depende de los meritos personales de los obreros sino de la generosidad del propietario. Podríamos decir que la entrada al reino, que en la estructura propuesta arriba es sugerida por la letra X, el momento de la retribución, del pago, no depende de las obras de la persona sino de la gracia de Dios. Si nos sorprende la acción del propietario aquí deberíamos ver que algo similar sucede en 25:31-46, en donde los que heredan el reino son aquellos que se compadecieron de los afligidos y desposeídos de la sociedad.
Algunas preguntas que suscita esta parábola son: