Lectionary Commentaries for December 19, 2010
Cuarto Domingo de Adviento

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Evangelio

Comentario del San Mateo 1:18-25

Osvaldo Vena

Este pasaje está organizado nuevamente de acuerdo a una estructura concéntrica que llamamos quiasmo. Veámosla.

A. María concibe del Espíritu Santo (18)
B. José quiere dejarla secretamente (19)
C. José tiene un sueño en donde se le aparece un ángel (20a)
X. El mensaje del ángel (20b-23)
C’. José despierta del sueño (24a)
B’. José recibe a María (24b)
A. María da a luz (25)

La letra X apunta al centro del quiasmo y al mensaje principal del pasaje. Pero este centro X tiene a su vez una estructura concéntrica con otro centro, x, que se constituye así en el centro temático y retórico del pasaje total, esto es, de 1:18-25. Veámoslo.

a. María, tu mujer…dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados (20b-21)

x.   Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor por    
      medio del profeta (22)

a’. Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel (que significa “Dios con nosotros”) (23)

Es también de destacar las estructuras paralelas de a y a’. Ambas están constituidas por tres elementos:

1. María, tu mujer…dará a luz un hijo//Una virgen concebirá y dará a luz un hijo
2. Y le pondrás por nombre Jesús//Y le pondrás por nombre Emanuel
3. Porque el salvará a su pueblo de sus pecados//que significa “Dios con nosotros”

El mensaje principal de 1:18-25 es entonces que todo lo que estaba sucediendo obedecía al plan de Dios. Mateo comienza con este versículo una serie de instancias en donde un evento actual  cumple las escrituras hebreas. Este recurso hermenéutico es propio de Mateo quien quiere demostrar que Jesús es el Mesías prometido al pueblo de Israel (1:22-23; 2:5-6; 2:15, 17-18, 23; etc.).

El mensajero celestial le dice a José que no debe temer recibir a su mujer, es decir, aceptarla como  esposa (recuérdese que en ese momento estaban solamente comprometidos en matrimonio, no casados) puesto que lo que aparentemente era una causa de gran vergüenza y deshonor era algo que venía de Dios, en este caso del Espíritu Santo, el agente creador de Dios. Es más, de una situación socialmente vergonzosa Dios iba a levantar un salvador para su pueblo. Y el nombre de ese niño lo dice todo: Emanuel (Dios con nosotros). Aquí hay un espacio homilético importante: Dios altera los valores sociales del honor y el buen nombre para  crear vida aun en medio de situaciones alienantes y potencialmente mortificas.  

Sin embargo, una lectura feminista del pasaje, revela una tendencia androcéntrica que es necesario desenmascarar. 

• José y el ángel son los actores principales de la narración. María solo tiene un papel secundario. Es un instrumento, un objeto en manos de los actores masculinos (Iosef y angelos son nombres masculinos). Y estos personajes son a su vez instrumentos en manos del Señor, el kurios, quien había determinado de antemano, a través de otro siervo, otro instrumento, el profeta, que esto habría de suceder así. De manera que hay un solo actor detrás de esta narración: el Señor, Yahvé. Todos los otros personajes cumplen sus mandatos en una cadena de autoridad vertical: el kurios, el ángel, José y María. Y es María la que ocupa el lugar mas bajo en esta pirámide de poder.

• Todos los verbos utilizados para describir las acciones de José son verbos en activo (no quería infamarla, quiso dejarla, pensando, hizo, recibió, conoció, le puso por nombre). Por otro lado la mayoría de  los verbos empleados para describir a María están en pasivo (comprometida, concebido, engendrado, es recibida por José).
 
• Se podría decir que María no tiene casi participación alguna en la decisión de José, quien a su vez es inducido por el ángel en el sueño. Aunque su situación es real — está encinta — ella no tiene el poder para cambiarla o cambiar la opinión de la gente. Su suerte parece estar echada. Sería apedreada quizás  (Deut 22:20-21). Esta situación en la que se encuentra afecta toda su existencia: física, psicológica, espiritual, social. La situación de José solo afecta su existencia social como hombre: deshonor. ¿Quién lleva las de perder aquí? Obviamente María. Sin embargo el texto se centra en José. Es otro ejemplo del androcentrismo latente en las narraciones bíblicas.

• Pero es digno de destacar que es a través del personaje con menos poder de decisión que nace el Mesías. Su nacimiento no depende de la voluntad de ningún ser humano, solo de Dios. Cuando Mateo cita a Isaías 7:14 lo hace utilizando la LXX, en donde la palabra hebrea almah, doncella,  es traducida como parzenos, virgen. Con esto quiere significar que María no había tenido contacto sexual con ningún hombre. Esto de alguna manera la libera del control social ejercido por el hombre y la coloca en una relación de subordinación directa a Dios. Pero esto era algo de esperar de cualquier individuo: sometimiento a la voluntad divina. En ese sentido María no es diferente que José, pues ambos deben aceptar los designios de Dios.

Contextualizar este pasaje, que nos habla de la subordinación de la mujer al hombre y del hombre (y la mujer) a los designios divinos, es algo sumamente importante en una sociedad que está tratando justamente de extirpar para siempre estas relaciones opresivas. Una lectura literal, a-crítica, del texto perpetuará la dominación y la subyugación de la mujer por el hombre, así como también de los individuos por instituciones que se atribuyen el derecho de encarnar la voluntad divina. Es necesario entonces practicar una lectura liberadora, que se base en la potencialidad del texto como Palabra de Dios para sugerir nuevos significados para nuevas audiencias.