Lectionary Commentaries for September 18, 2016
Decimoctavo domingo después de Pentecostés

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Evangelio

Comentario del San Lucas 16:1-13

Marisa Strizzi

Para Comenzar a Pensar

Si bien la lectura propuesta para este domingo está delimitada a Lucas 16:1-13, es aconsejable agregar los vv. 14-15. De este modo, el relato tiene un sentido a la luz del Evangelio de Lucas en general, a la vez que presenta una posible interpretación –entre muchas– a un texto de por sí difícil. El pasaje puede ofrecer una visión distinta si se tienen en cuenta la presencia en el texto de aspectos importantes para Lucas. En primer lugar, está la crítica a las riquezas que aparece constantemente en el texto lucano (ver Lc 6:24; 12:16; 14:12-13; 16:19, 21, 22; 18:23, 25; 19:2). El tema de la riqueza y su uso aparece en los capítulos previos al texto que nos ocupa: dar de comer a quienes no tienen nada (14:13, 21) y deshacerse de las propiedades para el seguimiento (14:33). Continúa también en la parábola del rico y Lázaro (16:19-31), donde –como en la historia del mayordomo– aparece “un hombre rico” (anthropos plousios), una fórmula que es usada por Lucas para anunciar un relato con material crítico respecto a este tema.1 En segundo lugar, la relación entre Jesús y los fariseos es otro de los aspectos típicos de Lucas, y por eso es importante observar el reflejo del problema de las riquezas en la figura de los fariseos en 16:14-15; allí, su avaricia y su autojustificación delante de los hombres es puesta en evidencia. 

Acerca del auditorio de Jesús en esta ocasión, podemos ver que él presenta la parábola a sus discípulos (v. 1); sin embargo, hacia el final de la perícopa (v. 14) podemos observar que “oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.” La parábola versa sobre un hombre rico, un mayordomo caído en desgracia, un número de deudores y una idea osada de parte del mayordomo que su patrón alaba (vv. 1b-8). Al finalizar la narración, Jesús hace observaciones que parecen contradictorias (vv.  9-12) y esto ha contribuido históricamente a la dificultad de interpretación del texto. Sin embargo, allí mismo formula una advertencia que no deberíamos pasar por alto: “Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (v. 13). En los versos que cierran la narración, Jesús se dirige directamente a los fariseos que lo escuchan burlándose (v. 14) y los amonesta: “Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” (v. 15). 

Temas Eje para la Predicación

Dios o el Mamón

Como hemos observado, el hombre rico tiene suficientes paralelos en el texto de Lucas como para ser simplemente “un hombre rico” y no quien representa a Dios en el relato de la parábola, como muchas interpretaciones alegóricas de la misma sostienen. De allí que, sin los tres últimos versos (vv. 13-15), la narración quedaría sin contexto inmediato para su comprensión, llevándonos a todo tipo de lucubraciones sobre su significado. La afirmación “No podéis servir a Dios y a las riquezas” y la precisión sobre “lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” son esclarecedoras. Estas observaciones nos sugieren, entonces, una interpretación del relato –que incluye una parábola– como una enseñanza crítica sobre la riqueza a la luz de la actitud de los fariseos. 

Las Relaciones Injustas

Si hay algo de lo cual podemos estar seguros, es de la injusticia implícita en las relaciones económicas. Aparece claramente en el texto del evangelio y es también el pan cotidiano de nuestras vidas. No podemos aquí hacer un análisis exhaustivo sobre teorías económicas, pero vale subrayar el hecho de que estas injusticias son normalizadas y pasan a formar parte del universo de lo aceptado acríticamente. Por tal razón, es fácil comprender que tradicionalmente el mayordomo sea la única figura considerada bajo una luz negativa –después de todo, fue acusado de ser “derrochador” de los bienes de su patrón (v. 1). Ahora bien, ¿por qué las interpretaciones están más dispuestas a considerar al “hombre rico” y a sus “deudores” sin mayor problematización? ¿Acaso existen hombres ricos que sean sólo “hombres ricos” o existen deudores, que sean sólo “deudores,” sin más? ¿Cómo alcanzaron el primero sus riquezas y los segundos sus deudas? 

El Perdón de Deudas

Según los mecanismos perversos de las relaciones económicas inherentemente injustas, las personas son puestas repetidamente en situaciones de defender tales mecanismos en el nombre de intereses que son no sólo ajenos, sino contrarios a su propio bienestar –a veces, a expensas de su propia vida.2 Entonces, una consideración que puede surgir de aquí es: Si somos puestos en situaciones de exigir pagos de deudas injustas en nombre de intereses que van en contra de nuestras propias vidas, ¿no estaríamos, dentro de esta misma “economía,” autorizados a perdonar pagos de deudas injustas a favor de nuestras vidas? E, incluso, ¿no estaríamos autorizados a hacer esto no sólo por nuestro propio beneficio, sino también por el de aquellos cuyas vidas están ahogadas por esos mismos mecanismos perversos? 

La Fidelidad Infiel

A veces, para ser fieles debemos ser irremediablemente infieles. ¿Qué es lo poco y qué es lo mucho a la luz del evangelio? ¿Cuáles son las riquezas injustas y qué significa serle fieles? ¿A qué se refiere “lo ajeno” y cómo se le es fiel o infiel? Finalmente, ¿qué es aquí “lo verdadero”? Responder a estas preguntas tratando de esquivar la normalización de las relaciones económicas injustas de las que participamos, sería un fructífero ejercicio de fidelidad. 

Algunas Ideas Finales

– El evangelio de Jesús es una continua definición de nuestras fidelidades. Y a la luz de esta parábola y las acotaciones “contradictorias” que el evangelio coloca en boca de Jesús mismo, la pregunta sobre las riquezas, su obtención y su uso es una buena guía para tal ejercicio.

– Las instituciones religiosas que conformamos están también estructuralmente involucradas en relaciones económicas injustas. La avaricia no es privativa de los fariseos y tampoco el burlarse de las “ilógicas” pretensiones de justicia del evangelio. Avaricia y burla están permanentemente en acción –de maneras más o menos burdas o sofisticadas– en las instituciones cristianas de las cuales muchos/as de nosotros/as participamos y por las cuales tomamos decisiones. Poder señalar el “doble estándar” que alimentamos en nuestras relaciones económicas es una exigencia evangélica.

– La decisión cotidiana por Dios o el mamón es el eje central de nuestra conversión al evangelio de Jesús.  Al menos, eso es lo que las enseñanzas atesoradas en el texto de Lucas nos ayudan a ver.


 1. Sobre esto, ver Ukpong, Justin S. “The Parable of the Shrewd Manager (Luke 16:1-13): An Essay in Inculturation Biblical Hermeneutic,” Semeia 73 (1996), pp. 189-210 [197-198].

2. Los ejemplos para esta situación son innumerables, así como sus diferentes matices. Pensemos aquí solamente en las miles de personas que cotidianamente promocionan, venden y exigen pagos por mercancías y consignas que no son propias y que saben falsas, pero que deben defender para poder recibir una retribución ínfima que les permita sobrevivir.