Lectionary Commentaries for July 19, 2015
Octavo domingo después de Pentecostés

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Evangelio

Comentario del San Marcos 6:30-34, 53-56

Alicia Vargas

Tal como sucedió hace dos semanas, también en este caso el texto bíblico se divide en dos partes.

Entre Marcos 6:34 y 6:53, o sea en la parte del texto que es omitida, hay a su vez dos relatos distintos.

En los subtítulos añadidos por los editores de la versión de la Biblia Reina-Valera 1995, el texto que empieza con Marcos 6:30 se llama “Alimentación de los cinco mil.” Sin embargo, esa historia no aparece en el texto que tenemos para esta semana, debido a que se han omitido los versículos 35-44. El relato de la alimentación de los cinco mil aparecerá, en cambio, la próxima semana en la versión juanina. El resultado es que lo que sí tenemos como texto es solamente la introducción de esa historia, la presentación de su contexto. Sin embargo, a los efectos de la predicación para este domingo, tenemos que tratar el trozo de Marcos 6:30-34 como una unidad en sí misma.

Igualmente faltan los versículos Marcos 6:45-52, subtitulados “Jesús anda sobre el mar,” y este relato también aparecerá la próxima semana en la versión de Juan.

Los dos pedazos del texto que quedan para esta semana se pueden considerar juntos debido a ciertas correspondencias temáticas que comparten los dos. Los dos textos tienen, por lo pronto, la misma estructura o patrón: barca/reconocimiento/servicio. También se pueden ver como dos relatos separados.

Marcos 6:30-34: La compasión de Jesús el pastor  

Este texto tiene como estructura: barca/reconocimiento/compasión. En estos versículos Jesús y sus discípulos, que acababan de regresar de su misión evangélica, se reúnen y suben a una barca para apartarse y descansar en un lugar desierto. (El tema de la barca se había introducido por primera vez en este evangelio en 3:9 precisamente como vehículo de escape para que Jesús no fuera aplastado por las multitudes de gente que venían a él.) Sin embargo, la gente los reconoce y se junta alrededor de Jesús porque ha oído y sabe de los milagros que él ha hecho. Entonces “salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor” (6:34):

Jesús tuvo compasión (6.34). Este término culinario que viene del verbo griego (esplangjnizomai) el cual señala hacia los intestinos, entrañas, el vientre, es decir, las emociones más viscerales que nos encienden ante la necesidad de las ovejas que no tienen un pastor (6.34) a su lado para alimentarlas, cargarlas y acariciarlas.1

El motivo del pueblo de Dios que necesita un pastor se encuentra en varias historias diferentes en el Antiguo Testamento. En Números 27:16 oímos de la necesidad de que haya un pastor para el pueblo, y leemos el lamento por la falta de un pastor en 1 Reyes 22:17, Jeremías 50:6-7, y Ezequiel 34:5.

En varios de estos textos nos encontramos con una combinación de los dos elementos, pastor y compasión. Por ejemplo en Isaías 40:11 leemos:

Como pastor [Dios] apacentará su rebaño. 
En su brazo llevará los corderos,
junto a su pecho los llevará;
y pastoreará con ternura a las recién paridas.

(Véanse también Jeremías 31.10 y Ezequiel 34:11-16.)

No queda duda de que el texto bíblico más famoso de la imagen de Dios como pastor compasivo de su pueblo es el Salmo 23. Este texto viene a nuestra memoria y cabe muy bien en la imagen de Jesús como nuestro pastor: el que nos provee de todo lo que necesitamos en la vida; el que nos da el descanso y el reposo; el que nos conforta el alma; el que nos guía en la vida “por sendas de justicia;” el que nos acompaña en medio del miedo a la muerte y en toda la vida con “el bien y la misericordia.”

Para hacer una lectura fiel preguntémonos:

Somos la iglesia, el cuerpo de Cristo en el mundo, pero a la vez una institución bajo el liderazgo de feligreses humanos. Tanto en tiempos actuales como en los bíblicos dice Dios: “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! …No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la [oveja] enferma; no vendasteis la perniquebrada ni volvisteis al redil a la descarriada ni buscasteis a la perdida…” (Ezequiel 34:2, 4). Entendiendo esta crítica profética en su aplicación a la iglesia, ¿reconocemos que a veces en la vida de la iglesia hay que hacer cambios sustanciales para ser más fieles al mandamiento de Dios de servir a los necesitados? ¿Estamos demasiado preocupados por la vida interna de nuestras congregaciones—estilo de culto, número de personas que asisten a los servicios, mantenimiento de los edificios, etc.? ¿Prestamos suficiente atención al servicio de compasión y justicia a la gente que vive en nuestros vecindarios? ¿Servimos con los recursos que tenemos a mano a los débiles, los enfermos, los perdidos?

Que Dios provea a la iglesia con líderes fieles y compasivos. Amén.

Marcos 6.53-56: Jesús sana a la gente

Este texto tiene como estructura: barca/reconocimiento/sanaciones. En esta historia la gente vuelve a reconocer a Jesús, esta vez cuando sale de la barca. Lo reconocen como el que trae el poder de las sanaciones milagrosas y vienen de todos lados trayéndole a los enfermos para que los cure.  

Hay una progresión en la cuestión de tocar a Jesús para acceder a su poder sanador. En Marcos 3:7-12, la gente toca a Jesús para ser sanada; en 5:27-28 una mujer toca tan solo su manto para ser salva; aquí en 6:56 el poder de Dios sale de Jesús por tocar “siquiera el borde de su manto.”2 El poder de la sanación de Dios en Jesús es tan fuerte que ni siquiera hay que tocarlo a él mismo, sino que basta con tocarle la ropa.

Marcos dice que “todos los que lo tocaban quedaban sanos” (6:56). En griego “quedaban sanos” se puede traducir de manera igualmente correcta como “fueron salvos.” El poder sanador es también el poder salvífico, y viceversa. La presencia espiritual y potente de Dios se manifiesta en los actos curativos en esta vida; los actos curativos en esta vida traen a la gente la presencia espiritual y potente de Dios.

Para hacer una lectura fiel preguntémonos:

En esta historia, gente de varios lugares, aldeas, ciudades y campos, lleva a otros a Jesús y pide que utilice su poder sanador en su beneficio. Considerando el ministerio de la iglesia, ¿quiénes necesitan ser llevados a Jesús para ser curados y curadas?

Que Dios ayude a la iglesia para atender a los enfermos y a los necesitados y las necesitadas en la iglesia y en la sociedad. Amén.


Notas:

1. Eliseo Pérez Álvarez, Marcos. Serie “Conozca su Biblia” (Minneapolis: Augsburg Fortress, 2007), 63.

2. M. Eugene Boring & Fred B. Craddock, The People’s New Testament Commentary (Louisville: Westminster John Knox Press, 2004), 136 (comentario sobre Marcos 6:56).