Second Sunday in Lent (Year A)

Siempre es interesante prestar atención al desarrollo de los diálogos en el evangelio según Juan.

John 3:8
"The wind blows where it chooses, and you hear the sound of it, but you do not know where it comes from or where it goes." Photo by Oliver Hihn on Unsplash; licensed under CC0.

March 8, 2020

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Comentario del San Juan 3:1-17



Siempre es interesante prestar atención al desarrollo de los diálogos en el evangelio según Juan.

Aparecen diversas situaciones entre las cuales me gustaría destacar ahora las que suceden con Nicodemo: una gran cantidad de malentendidos. Hay quienes han sugerido que es una estrategia literaria juanina. En este sentido, algunos dicen que los malentendidos juaninos muestran dos niveles: por un lado el nivel inmediato, del mundo, y por otro lado un nivel, por así decirlo, espiritual. Esta forma de comprender el diálogo juanino se ha extendido grandemente. Sin embargo, me pregunto si esto no es una apreciación dualista, una apreciación que tiene por detrás una visión negativa del mundo y una visión positiva y superior, y superior…, del cielo y de quienes hablan de las cosas celestiales.

Jugar con las palabras, con los sentidos

¿Y si pensamos este texto como un juego artístico al que Jesús está invitando a su interlocutor? Un juego de palabras cuyas referencias no irán muy lejos, no irán a lo que podemos llamar “la realidad.” Las palabras en este diálogo artístico volverán una y otra vez transformadas hacia los propios interlocutores. Los interlocutores se sentirán impactados al recibirlas para luego devolverlas transformadas.

Pareciera que este relato de Juan no hace otra cosa más que esa. Es una pieza artística. Y en este sentido quisiera invitar a leer el texto como una creación artística a partir de una mancha. La idea de la mancha como inicio de la creación artística es algo que aparece en varias corrientes artísticas. Una mancha se transforma, a partir del juego/arte, en una pieza que dará sentido a quien la reciba. Quien trabajó esto fue, por ejemplo, Francis Bacon invitando a pensar la mancha como un accidente que se puede hacer arte.

Por lo que puedo apreciar acá la palabra-juego-mancha es “poder” en cuanto verbo (dynamai en el original griego) y su familia de palabras. Si nos fijamos aparece como la palabra-mancha que abre el juego en cada respuesta. Desde la intervención de Nicodemo en el v. 2: “nadie puede hacer estas señales…,” dynamai se va entretejiendo en las sucesivas preguntas y respuestas hasta la pregunta, también de Nicodemo, en el v. 9: “¿Cómo puede hacerse esto?” Podríamos decir que el juego con dynamai se extiende entre los vv. 2 hasta el 9. La inquietud de Nicodemo es el poder hacer estas señales.

Vemos que Nicodemo propone una serie de manchas-palabras en su inicio de la conversación y Jesús toma una de ellas para empezar ese juego artístico. La palabra dynamai pareciera ser la que Jesús siente con más fuerza, con más posibilidades de contener dentro de sí misma la angustia de Nicodemo, la búsqueda de ese maestro de Israel. ¿Por qué esa y no otra? ¿Qué escucha Jesús en esa palabra que la repite?

Entonces tanto Nicodemo como Jesús irán moldeando sobre la posibilidad de ser. Porque parece que ese fuera el motivo que se irá haciendo pintura. Así la palabra-mancha empieza a mostrarse como portadora de una pregunta: ¿Un ser humano es tal por el sólo hecho de nacer biológicamente? ¿Se puede ser humano luego de mucho tiempo de nacido? A la palabra inicial, dynamai, se adhiere otra: “nacer,” gennao en el original griego (casi desde el inicio unida a la palabra-mancha dynamai). Sí, parece que Jesús toma la primera palabra-mancha que era “poder” y le agrega ya otro color: “nacer.” Y a partir de entonces el poder hacer señales se va a mezclar con el nacer.

Pero a partir del v. 10 Jesús dejará esa palabra-mancha inicial, “poder,” para dar prioridad a otras que ya habían estado siendo transformadas: “hablar,” “saber,” “conocer,” “nacer.” Jesús las va a combinar en los vv. 11 y 12. De hecho, en el v. 12 aparecerá la palabra-mancha que dará el cierre en el 16: “creer.” En este conocido v. 16 la pintura abarcará la creación misma de Dios.

En resumen, este es un bellísimo trozo artístico que se va pintando con esas palabras-manchas que se irán combinando con otras nuevas. Lo interesante no deja de ser ese conflicto que aparece cada vez que Jesús agrega una palabra-mancha. Porque las palabras ya están rellenas con historia, con significados, con interrogantes, con colores. Las mezclas que propone Jesús parecen desarmar esas relaciones de significados. No es otra cosa que eso. Cada palabra-mancha aparece pintada por Jesús de un modo nuevo para Nicodemo de tal forma que él no sabe cómo mirarla, cómo escucharla, cómo apreciarla. Es más, esa nueva forma de pintar pone en cuestión una anterior. Ahí es donde las palabras que van y vienen en esta tela coloreada empiezan a producir efectos en Nicodemo que lo provocan y busca entonces volver a los colores que antes tenían las palabras. Si Nicodemo sabía como pintor-educador cómo combinar los colores, ahora esas combinaciones entraban en crisis. Jesús le proponía estar en el mundo de forma diferente. Muy posiblemente Nicodemo haya aceptado este desafío puesto que más adelante se encuentra en su mundo, pero “pintándolo” de otros colores. Se anima a revisar de dónde puede venir el Mesías (Juan 7:50-52) o bien se anima a acompañar a José de Arimatea en el cuidado del cuerpo de Jesús para perfumarlo antes de su sepultura (Juan 19:38-42).

Hoy en día, palabras que se van repintando…

Creo que vivimos tiempos en donde las palabras se han desdibujado, o despintado, o vuelto a pintar. Hoy en día hablar de justicia, de libertad, de verdad es sumamente difícil.

Partidos políticos totalmente opuestos predican la libertad. Predican la justicia. Grupos sumamente violentos reclaman derechos, movimientos excluyentes reclaman justicia.

Por otro lado, grandes movimientos de defensa de los derechos sexuales han tomado palabras que usábamos cotidianamente y las han despintado y vuelto a pintar de otros colores. De muchos colores tal vez. Así palabras como homosexualidad o bisexualidad que antes algunos decían que combinaban con enfermedad o desviación, hoy sabemos que se combinan con amor, opción, libertad.

Grupos de pueblos originarios también han combinado palabras-manchas que antes no combinábamos como salud, economía y ecología.

Hoy en día estamos totalmente inmersos, inmersas, en una vibrante conversación como la de Nicodemo y Jesús donde necesitamos constantemente ver los colores de las palabras. Colores que se dan en el uso cotidiano, en la historia de las palabras. En las combinaciones de esas palabras-manchas. Porque, después de todo, lo que hace Jesús es combinar algunas palabras que antes no se habían combinado, de modos que no se habían combinado.